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Playas de Ibiza: «No se puede controlar la proliferación de medusas»

Los expertos aconsejan a los bañistas ir con cuidado, no salir de la zona de nado y hacer caso a los socorristas. En caso de picadura, lo mejor es aplicarse vinagre, yodo, agua de mar u orina

Un grupo de ‘Cotylorhiza tuberculata’, la medusa conocida como ‘huevo frito’. Joan Costa

Llega el verano a Ibiza y tanto turistas como residentes acuden a las playas de la isla para refrescarse y disfrutar de un día al sol. El problema es que muchas veces se encuentran con otro tipo de visitantes que pueden llegar a arruinarles la jornada si no saben cómo actuar de manera adecuada: las medusas. «La gente se asusta cuando las ve y no se quieren bañar», declara el delegado sindical de socorristas, Carles Tur. «No podemos controlar su proliferación», añade. «El hábitat de una medusa se encuentra en alta mar, no son organismos a los que les encante estar en la costa», explica el oceanógrafo Diego Ponce, pero se pueden dar varios factores que alteren el movimiento de las medusas y que se acerquen más a las playas: las corrientes, las lluvias y los depredadores, señala Ponce.

En primer lugar, las corrientes que normalmente mantienen a los celentéreos alejados de la costa ahora están variando debido a «los temporales y los cambios de temperatura en el agua», lo que provoca que cada vez se acerquen más a las playas. «El movimiento de las medusas suele ser mayoritariamente en vertical, arriba y abajo», afirma Ponce. «Cuando empiezan a moverse en el plano horizontal, para delante y para atrás, suele ser porque las corrientes las desplazan». Depende por tanto de estas corrientes y del viento que las medusas aparezcan más en unas zonas de la isla que en otras: «Los vientos predominantes en la época estival son los de poniente (oeste)», por lo que esas zonas pueden verse «más expuestas».

Imagen de archivo de medusas ‘Velella velella’ en la cala de Sant Vicent. Laura María Aguiló

En segundo lugar, el aumento de medusas viene determinado por las condiciones meteorológicas. Además, se debe tener en cuenta si durante el año ha habido precipitaciones. «Cuando ha llovido bastante, el agua mar adentro es más salada», indica el oceanógrafo, «eso genera una especie de barrera que impide que las medusas se acerquen a la costa». En tercer lugar, Ponce destaca a los depredadores, más bien de la falta de ellos. Si en la zona costera no hay peces, tortugas o delfines, «existe un cambio poblacional en las medusas y las condiciones para que se reproduzcan son mejores», declara Ponce.

Es «complicado» prever si este año habrá más o menos medusas en comparación con años anteriores, avanza el experto. «Las poblaciones suelen mantenerse constantes», pero si las condiciones son favorables, cada año se incrementará el número de ejemplares. Los tipos de medusas que más se ven en las Pitiusas son, en orden: la Pelagia noctiluca, «de tamaño medio, es la imagen típica que tiene alguien de una medusa», describe entre risas el oceanógrafo; la Velella velella, azul, pequeña y «que tiene como una vela en la parte de arriba», y la Cotylorhiza tuberculata, más conocida como la medusa ‘huevo frito’: «Es muy colorida y bastante espectacular», destaca Ponce.

Los consejos que dan los socorristas en caso de picadura son: «ir con cuidado, no salir de la zona de baño y hacer caso a los vigilantes», recalca Carles Tur. Los productos que hay que aplicarse después de una picadura de medusa son vinagre, yodo u orina porque tiene amoníaco. «El agua de mar, nunca dulce, y no exponerse al sol también ayudan», recalca otro socorrista, Andrés Glorioso, quien recomienda «revisar que no queden restos de filamentos del animal y limpiar la picadura con una gasa con agua de mar o vinagre» si esta es muy fuerte y profunda.

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