Guerra en Ucrania

400 personas se concentran en Ibiza para apoyar a la colonia ucraniana

El sacerdote de la Iglesia greco-católica ucrania acaba el acto con la lectura del salmo 109, una apelación a la justicia divina llena de crudas maldiciones

Concentración en Santa Eulària.

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Unas 400 personas se concentraron ayer, desde las 19 horas, junto a la sede consistorial de Santa Eulària para mostrar su rechazo a la agresión rusa contra Ucrania y para solidarizarse con los ucranios residentes en Ibiza, más de dos centenares. Numerosos asistentes portaban la bandera ucrania, algunas con el tridente de su escudo, o bien llevaban anudados al cuello pañuelos bicolores de su enseña. También portaban carteles con lemas como «Estamos en contra de la guerra», «Ucrania no quiere guerra» o «Putin nazi». Un par de niños repartieron cartulinas con los colores nacionales ucranios (azur y oro) y un corazón pegado en cada banda.

Los manifestantes formaron un círculo en la plaza. Junto a las banderas del país invadido, se extendieron las de España, Perú, Ecuador y Argentina. Al frente, el sacerdote de la Iglesia greco-católica ucrania Dmytro Kyashko, que se ha convertido en el baluarte espiritual de esta colonia en la isla.

El acto comenzó con el himno de Ucrania, exaltación patriótica que, dadas las graves circunstancias por la que atraviesa el país, fue interpretado por todos (la mano derecha en el corazón) con un sentimiento que emocionó a los presentes que no son de ese país. El semblante y las lágrimas de tres mujeres que sostenían una bandera de su país reflejaban el inmenso dolor, la angustia y el horror que sienten por la agresión rusa.

La vicepresidenta de la asociación Nuestra Ucrania, Maryana Lukynyuk, leyó a continuación un breve manifiesto en el que agradeció el apoyo de la sociedad ibicenca ante la invasión rusa. Recordó que su país «está siendo destruido por el enemigo», aunque sus soldados «se defienden con todas sus fuerzas». Lo más importante en estos momentos, señaló, «es tener a alguien en quien confiar».

Los ucranios invitaron a quien quisiera a manifestar ante los presentes su opinión. Carmen Ferrer, alcaldesa de Santa Eulària (si bien no dijo que lo era), calificó de «invasión injustificada» la guerra iniciada por el presidente ruso, Vladimir Putin. «Es un ataque a todos los que nos sentimos demócratas y creemos en una gestión pacífica», manifestó: «En una guerra pierden todos», recordó. «Estamos a vuestro lado. Os haremos llegar toda la ayuda posible», añadió.

«Compartimos vuestro dolor», expresó a continuación Antonio Deluján, presidente del colectivo de peruanos de la isla: «Después del covid, este desastre», lamentó. Intervino entonces la diputada nacional Patricia de las Heras, que además de pedir a Putin «que cese» la agresión y respete la soberanía de Ucrania, aprovechó para hacer política: «Vox está con Ucrania», dijo mientras sostenía la bandera de Perú. De las Heras dijo estar allí como «ciudadana y como representante política». Se escuchó alguna queja por su actitud.

«Vox está con Ucrania», dijo Patricia de las Heras. Se escuchó alguna queja entre los asistentes.

Como un resorte, salió luego el conseller balear de Movilidad y Vivienda, Josep Marí Ribas, para manifestar «el apoyo y la solidaridad» del Govern a «un pueblo que se siente agredido por otro», algo que «no es admisible a estas alturas de la historia». Eva Ruiz Zamora, edil de Ciudadanos en Sant Josep, también aprovechó para expresar que su formación está del lado de la colonia ucrania.

La vicepresidenta de Nuestra Ucrania pidió orar por los soldados: «Que Dios los proteja para resistir». Y anunció que «llegarán voluntarios» para combatir a Rusia desde las repúblicas bálticas. Iván Danyshenko, hijo de Vasyl, secretario de Nuestra Ucrania, asegura que desde su población natal, Ivano Frankovck, partieron ayer una decena de autobuses llenos («iban incluso de pie») de voluntarios para luchar en Kiev, según le han explicado sus paisanos a través de Internet. La idea de regresar a Ucrania para luchar contra los invasores se cuela en las conversaciones de la colonia ibicenca. A cada salve tras un discurso o tras escuchar el himno hay una mención de todos los presentes al valor de los soldados, a sus «héroes». El patriotismo está a flor de piel.

Dmytro Kyashko leyó el salmo 109, una apelación descarnada a la justicia divina pero también una suma de terribles maldiciones.

Para concluir, Dmytro Kyashko leyó el salmo 109, una apelación descarnada a la justicia divina pero también una suma de terribles maldiciones que, dadas la circunstancias, está claro que están dirigidas a Putin. La elección de ese salmo expresa toda la rabia y dolor que sienten los ucranios en estos momentos: «Porque la boca del malvado y la boca del engañador se han abierto contra mí/han hablado de mí con lengua mentirosa/ y con palabras de odio me han rodeado,/y han peleado contra mí sin causa (...) Sean sus días pocos (...) Sean sus hijos huérfanos y su mujer viuda./ Y anden sus hijos vagabundos y mendiguen,/buscando su pan lejos de sus desolados hogares». El acto concluyó con la escucha del himno de Ucrania, de nuevo, y el de los militares de ese país: «Gracias por vuestro apoyo. Sentimos que no estamos solos», afirmó Kyashko.

Armengol pide un corredor humanitario para los refugiados

Por otra parte, la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, urgió ayer a la Unión Europea (UE) a coordinar un corredor humanitario para acoger refugiados. Así se expresó la presidenta en un mensaje publicado en la red social Twitter, donde lamenta que «en las guerras siempre pierden los mismos: la gente inocente que nunca las decide pero que siempre las padece». «Urge que la UE coordine un corredor humanitario para acoger refugiados. El Govern quiere ayudar y no dejará solo a quien huya del horror», añadió Armengol, quien enfatizó que su ejecutivo «está con la comunidad ucraniana en Balears». El viernes, la consellera de Asuntos Sociales y Deportes, Fina Santiago, expresó que el Govern pondrá espacios a disposición del Ejecutivo central para acoger ucranianos que podrían huir del país los próximos días como consecuencia de la invasión rusa.

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