Ucranianos e ibicencos se congregaron ayer en Santa Eulària para mostrar su repulsa a la ofensiva bélica iniciada por Rusia en la madrugada del pasado jueves. Primero se dieron cita en la capilla de Lourdes, donde se celebró un misa a las 19.30 horas para pedir la paz en Ucrania. Más de una centenar de personas acudieron a la ceremonia religiosa, presidida por el obispo de Ibiza, Vicent Ribas, y concelebrada por Dmytro Kyiashko, sacerdote de la Iglesia ucraniana grecocatólica en la isla.

En los rostros de los ucranianos que llenaron la capilla se podía leer su gran preocupación, su miedo y su tristeza. «Me he pasado todo el día llorando, mirando la tele para seguir lo que está pasando en mi país y hablando por teléfono con la familia que tengo allí. Mis padres viven en Ivano-Frankivsk, una de las zonas que ha atacado Rusia. Mi madre me ha contado que a las seis de la madrugada ha escuchado varias explosiones. Están asustados y con la maleta preparada por si tienen que salir», relató a su llegada a la capilla Lyudmyla Domska, ucraniana residente en la isla desde hace 19 años.

«No me esperaba que esta crisis acabara en guerra. Tengo mucha familia en Ucrania. Mi hija, que está en Ivano-Frankivsk, me ha llamado muy temprano diciendo que la casa estaba temblando. Estaba muy asustada. Está intentando pasar la frontera, pero hay una cola de vehículos de muchos kilómetros. No se ha llevado más que el pasaporte», explicó Svitlana Zakharuk, que lucía, como muchos otros, un pañuelo con los colores azul y amarillo de la bandera de su país. Residente en Ibiza desde hace 16 años, esta ucraniana está convencida de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, no se va a conformar con Ucrania y «va a provocar la guerra en todo el mundo».

La ceremonia religiosa presidida por el obispo de Eivissa en la capilla de Lourdes. | TONI ESCOBAR

A la misa también asistieron decenas de ibicencos para manifestar su solidaridad con Ucrania, como Ángela y Maribel García. «He venido a mostrar mi apoyo a a la comunidad ucraniana en estos difíciles momentos», explicó esta integrante del coro parroquial de Santa Eulària. Esta vez no le tocó cantar. Fueron varios miembros de la comunidad ucraniana los que se encargaron, durante la ceremonia, de interpretar varios temas religiosos en su idioma, que hicieron saltar las lágrimas a más de uno.

«Nos reunimos aquí para pedir la conversión de las personas que siembran el miedo, la destrucción y la muerte. Cuánto daño hace la soberbia de querer ser más poderoso, de querer imponer unas ideas y una forma de ver el mundo. Tenemos que ser constructores de paz. Pidamos a Dios que se acabe esta espiral de violencia y que los gobernantes de las naciones busquen la reconciliación y el bien de su pueblo». Éste fue el mensaje central de la intervención del obispo de Ibiza, con el que quiso poner de manifiesto que «la isla está con Ucrania».

También habló al final de la ceremonia religiosa Dmytro Kyiashko, que pidió a los asistentes que recen a diario «por los militares, el pueblo y la tierra ucraniana». Además, agradeció la presencia en la ceremonia del presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, y el diputado nacional Miquel Jerez.

«Estamos aquí para mostrar la solidaridad y el cariño de los ibicencos con la colonia ucraniana de la isla en estos momentos que están atravesando de terrible sufrimiento. Las guerras son un anacronismo, solo la ambición de Putin ha llevado a esta situación. Deseamos que vuelva la paz cuanto antes», declaró el presidente del Consell tras terminar la misa.

Minuto de silencio por los fallecidos

La siguiente parada fue en la plaza del Ayuntamiento de Santa Eulària. Allí se concentró con banderas y banderines de su país una importante representación de la comunidad ucraniana residente en la isla, compuesta por 266 personas, según los datos que maneja la asociación ‘Nuestra Ucrania’. Fue su vicepresidenta en funciones, Maryana Lukynyuk, la encargada de ejercer de portavoz en este evento, que comenzó con el himno de Ucrania y un minuto de silencio por todos los fallecidos en el conflicto bélico. A continuación tomó la palabra Dmytro Kyiashko, que se dirigió a los asistentes en ucraniano. El sacerdote resaltó la importancia de estar unidos y de orar por Ucrania para conseguir que la paz vuelva a este país. También habló Lukynyuk, que no pudo evitar emocionarse al acabar su discurso: «Aquí se han juntado muchos ucranianos, lo que demuestra que estamos muy unidos y preocupados por la situación de nuestras familias en Ucrania. Es difícil decir algo porque el corazón duele. No esperábamos que Rusia llegara a este extremo. Solo nos queda pedir a Dios que nos proteja y nos ayude».

La concentración concluyó como había empezado, con el himno ucraniano y el grito de «¡Viva Ucrania!». Los asistentes permanecieron en la plaza del Ayuntamiento de Santa Eulària para analizar de qué forma pueden ayudar a sus compatriotas. «Hay familia, amigos, vecinos que se van a la guerra y queremos ver cómo se les puede prestar ayuda», explicó Lukynyuk minutos antes de comenzar esta reunión a cielo abierto, que a las 21 horas todavía no había concluido.