Pediatras y logopedas de Balears han observado un retraso en la interacción, socialización y adquisición del lenguaje en los más pequeños a raíz del uso de la mascarilla y las restricciones derivadas de la pandemia.

Así lo explica la presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria de Balears (Apapib), Marianna Mambie, quien insiste en que «los niños están empezando a hablar más tarde de lo habitual». «Lo normal es que al año digan una palabra suelta, a los 18 meses junten dos palabras y a partir de los dos años empiecen a elaborar frases más cortas, pero ahora están empezando mucho más tarde», señala.

Además, la pediatra ha alertado también del incremento en la detección de problemas de neurodesarrollo a raíz de las restricciones, es decir, «niños que presentan dificultades para relacionarse con los demás e incluso presentan rasgos de trastorno del espectro autista».

Por su parte, la miembro de la junta directiva del Colegio de Logopedas de Balears, Miquela Sastre, ha puntualizado que, «a nivel práctico, se ha apreciado un aumento en el retraso a la hora de adquirir el habla, aunque a nivel científico todavía no se ha especificado».

«Aprendemos a hablar cuando estamos en contacto con otros entornos sociales, pero ahora se han visto restringidas las experiencias, y cuantas más tengas más capacidad tendrás de adquirir vocabulario», ha remarcado.

Menores de tres años

La pediatra ha detallado que estos problemas en el neurodesarrollo y el retraso a la hora de aprender a hablar se observan especialmente en los menores de tres años, que son los nacidos prácticamente durante la pandemia. «El hecho de llevar mascarilla limita que reconozcan expresiones faciales o cómo se pronuncian las palabras, factores muy importantes a la hora de desarrollar el lenguaje», ha indicado, comparando este hecho con la primera sonrisa de un bebé.

«Los recién nacidos nacen sin capacidad de sonreír y es a partir del mes, cuando tienen una visión más nítida y son capaces de reconocer las caras, cuando aparece lo que se llama la sonrisa social, que es el primer paso de su interacción», ha ejemplificado.

Ahora, teniendo en cuenta «que han estado en una sociedad donde la mayoría ha llevado mascarilla, se dificulta el reconocimiento facial, y si a esto se suma que el niño escucha palabras pero no aprecia el movimiento de la boca, es otro obstáculo para que aprenda a pronunciar según qué fonemas», añade.

Además, Mambie ha advertido que estos factores no sólo afectan al lenguaje, sino a su desarrollo psicomotor en general, porque «el reconocimiento de las expresiones faciales es una condición importantísima en el ser humano, ya que el niño acompaña lo que oye de todo un mensaje corporal».

Afecta a la calidad del sonido

Preguntada por cómo ha podido afectar la mascarilla a nivel auditivo en el retraso de la adquisición del lenguaje, la logopeda ha explicado que presenta consecuencias sobre el componente verbal, porque disminuye la intensidad y «los niños oyen menos fonemas o elementos morfosintácticos».

Asimismo, ha señalado que este producto sanitario amortigua más el sonido, «lo que hace que sea más difícil entender el habla», y afecta a los sonidos agudos, que son los que aportan «la calidad del habla». Estos últimos bajan un 30 por ciento, aproximadamente, según la experta.

Sastre ha indicado también que otras consecuencias de la mascarilla son «la fatiga, porque la aspiración es más difícil, o la deshidratación», al tiempo que disminuye la capacidad de leer labios y captar expresiones, «que es muy importante».