La sala de plenos del Consell de Ibiza ha acogido este mediodía la ceremonia de entrega de los Premis 8 d’Agost, reducida de nuevo a un acto en petit comité por las restricciones del covid. «Esperemos que el año que viene podamos celebrarlo con más gente, sin mascarillas y sin preocupaciones», ha deseado en su discurso el presidente insular, Vicent Marí.
La concesión de las distinciones también ha quedado limitada por el hecho de que han quedado desiertas las categorías en Investigación y Diseño Gráfico, aunque la de pintura se ha otorgado ex aequo a Josefina Torres y Mari Carmen Liberal, agraciadas con 1.250 euros cada una. Los vencedores en el apartado de Fotografía Amateur, Sebastián Candela y Artesanía del Barro, Carol Boned, reciben una dotación económica de 2.500 euros.
En el caso de ‘La mar trencada’, el cuadro presentado por Torres, el jurado ha valorado «la composición y el equilibrio de texturas, la riqueza de matices y la vibración de la aguas». Para esta obra, la autora se ha inspirado en la efeméride de la convocatoria y rinde homenaje «a los conquistadores anónimos que vinieron por mar y crearon una fisura para dar paso a nuestra cultura».
Lectura actualizada
Liberal también ha querido dedicar su trabajo a la isla que la adoptó hace casi 30 años con ‘Emprendada’, un collage de motivos amarillos para evocar la joyería tradicional que le apasiona. «Me parece una pieza tradicional con una ornamentación muy fina, con toda la luminosidad del oro, y me ha encantado rendirle tributo con este cuadro», indica la artista. En su caso, el jurado destaca «la intención lúdica de la obra, la buena composición y su lectura actual de un concepto tradicional de la joyería ibicenca».
La ceramista Carol Boned ocupó los meses de confinamiento y restricciones en la pieza más valorada en la categoría de Artesanía del Barro. Mientras la iba desarrollando, iba encontrando en ella el sentido del ikigai, la palabra japonesa que le da título. «Es un concepto que puede traducirse como la razón de ser, proyecto de vida o la motivación por la que nos levantamos por la mañana», detalla.
«En el último año y medio, he podido dedicar más tiempo a mi taller de cerámica. Esta pieza ha sido tan vocacional y le he dedicado tanto tiempo que pensé que era mi ikigai», confiesa Boned. El jurado ha tenido en cuenta para su distinción «la dificultad de ejecución y que está bien resuelta técnicamente», tal y como valora su resolución.
Salvem sa Sargantana
La paciencia y meticulosidad que dedica Sebastián Candela en sus paseos fotográficos por el Parque Natural de ses Salines podría catalogarse como ikigai. Llega a permanecer dos horas ante el trípode apuntando a un pequeño escondrijo de lagartijas, esperando que dejen de revolotear o de pelearse entre ellas para disparar el mando de la cámara.
Aún así, de diez jornadas de trabajo, puede llegar a seleccionar una sola imagen. También aguarda el momento preciso para captar flamencos y toda la variedad de aves de «este tesoro natural que no está suficientemente valorado», apunta Candela.
Su apuesta por las lagartijas para el conjunto de tres imágenes presentadas al premio también implica un mensaje de alerta. «Es mi aportación para que la gente las valore más y tenga en cuenta que pueden llegar a desaparecer en unos 15 años», subraya. Además de su reivindicación de un elemento tan representativo de la simbología de Ibiza, para el jurado de los Premis 8 d’Agost, el trabajo de Candela supone un claro ejemplo de «la oportunidad y la paciencia del autor en cada una de las capturas fotográficas»
Durante la entrega de los premios, la consellera de Cultura, Sara Ramon, quiso agradecer la labor llevada a cabo por los técnicos de su departamento «para mantener vivos unos premios que valoran la creatividad de nuestros artistas, conmemorando las fiestas patronales de la isla». Por su parte, Vicent Marí clausuró el acto recordando la responsabilidad del Consell a la hora de «fomentar el arte y la gran cantera de creación» existente en Ibiza.
