Los almendros de Ibiza, la mayoría decrépitos, rinden cada vez menos. En enero y febrero, sus flores blancas embellecen el paisaje, pero su valor bucólico no es parejo al de su redimiento económico: cada vez dan menos dinero a sus propietarios. Este año sólo han producido siete toneladas, 11 toneladas menos que en 2019. Ese descenso, del 61%, se debe a que la mayoría ya tiene «entre 30 y 50 años», según Juan Antonio Prats, gerente de la Cooperativa de Sant Antoni: «Pasadas las dos décadas, su producción mengua significativamente», comenta

La única opción es renovarlos, porque los que hay «no dan ya más de sí». La producción cae temporada tras temporada, más aún cuando hay sequía, como la del presente año. Basta con echar un poco la vista atrás para comprobar que los almendros ibicencos están perdiendo fuelle: en 2015 se pesaron 63 toneladas en las instalaciones de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni. En 2017, 54 toneladas. Hace un año, 18. Este, siete.

«Así no compensa. Con esa producción no sale a cuenta recoger el fruto, pues da mucho trabajo: hay que varear el árbol (aunque tengamos máquinas que lo hacen), hay que quitar la piel, secarlas... No es tan sencillo como con la algarroba», explica Prats. Con este último fruto se limitan a extraer la semilla (garrofín), que supone un 11% del total, y a trocerar el resto. De ese 89% restante, el 99% sirve para producir pienso para los animales y sólo un 1% va destinado a la elaboración de harinas de consumo humano.

Los precios, además, no acompañan. Este año están a la baja en toda España. Y, encima, los de las almendras de Ibiza, debido a su calidad, son inferiores. La ibicenca se paga a 0,8 euros (con cáscara, cuyo rendimiento es de en torno al 25%), por debajo de los 0,84 euros de 2019 y de 2018.

Más rendimiento

Más rendimiento

La cooperativa cree que es necesario que sus socios sustituyan cuanto antes sus viejos árboles por otros más jóvenes y, por tanto, mucho más productivos. Para ello ha elaborado un plan piloto que comenzará a desarrollar en enero con la siembra de medio millar de almendros en una finca de regadío situada en Sant Antoni.

El objetivo es que los agricultores comprueben sobre el terreno cómo evoluciona ese proyecto y la mejora que supone en el rendimiento productivo. Aunque se implementará en una finca de regadío, Juan Antonio Prats asegura que también se pueden plantar en las de secano, la mayoría de las que, en Ibiza, albergan ese tipo de cultivo.

Respecto a su calidad, «la de la almendra que se obtiene en regadío es exactamente la misma que la de secano, al ser un riego controlado», detalla Prats. Lo interesante, subraya el gerente de la cooperativa agrícola de Sant Antoni, es que «aumenta significativamente la cosecha, que es lo que se desea demostrar con esta prueba piloto».