El Passeig de s'Alamera de Santa Eulària acoge todos los días de la semana, excepto los miércoles, un pequeño mercadillo que consta de veintisiete puestos que atrae a un público mayoritariamente familiar y que este verano cumple 40 años abierto. Entre los tenderetes se puede encontrar desde ropa hasta juguetes, por lo que es un mercado accesible para todas las edades. El horario es bastante amplio, lo que hace que la afluencia de público sea constante desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche.

Santa Eulària acoge este mercadillo desde 1979 y está organizado por la Asociación de Vendedores del paseo de s'Alamera. Se trata de un mercado diurno que trata de captar el ambiente familiar que hay en Santa Eulària. En el mercado se encuentran artesanos de todo tipo: de bisutería, del cuero e incluso un tatuador con henna. Jorge, un vendedor de juguetes que lleva treinta años en el paseo vendiendo mañana y tarde, asegura que «este año no hay tanta gente porque cada vez vienen más turistas con todo incluido en los hoteles y no salen de ahí». «Antes obtenía más beneficios dedicándole menos tiempo al mercadillo», asegura.

Patricio, un vendedor de pulseras y accesorios que lleva 37 años en el mercadillo de s'Alamera, coincide con Jorge en afirmar que la temporada está siendo floja: «Tenemos un público cambiante centrado más en los hoteles de todo incluido». Por otro lado, explica que «a Santa Eulària siempre acude un turismo familiar y el mercadillo trata de conservar esa esencia».

En busca de la tranquilidad

A diferencia del turismo que visita otros puntos de la isla como Vila o Sant Antoni, con más zonas de ocio, en el paseo de s'Alamera y por las calles de Sant Eulària se encuentran sobre todo familias que buscan la tranquilidad. «Vengo cada año a Santa Eulària con mi mujer porque Vila está muy masificado y buscamos tranquilidad, además las playas están más cuidadas y sin tanta suciedad como en otros puntos», cuenta Peter, un turista británico que lleva siete años visitando la isla en verano con su pareja.

Sandra y Rafa, turistas españoles, visitan la isla cada verano, y les gusta mucho el mercado porque su ubicación les viene muy bien: «Es muy accesible y nos evita tener que desplazarnos a comprar detalles para nuestra familia a otros puntos de la isla donde se acumula más gente y por tanto hay más tráfico». En cuanto al precio de los productos que se venden en s'Alamera, el matrimonio asegura que «es bastante asequible y la relación calidad precio está bien».

Actividades en familia

«A nosotros nos gusta el ambiente de Vila, sus shows y fiestas nocturnas, pero por el niño también tenemos que adaptarnos a otro tipo de turismo», explican otros dos turistas, Esther y Jorge, de Castellón. El mercadillo de Santa Eulària es una buena alternativa para pasar unas horas en familia. Cada año vuelven al mercado. «Siempre acabamos picando», ríen. En cuanto a los precios, la pareja los considera «normales, como los que se pueden encontrar en cualquier mercadillo». Para ellos, los vendedores son «muy simpáticos y atentos en todo momento».

Desde Escocia han venido Morag Bain y su marido, que son fieles a la isla desde hace veinte años. «Anteriormente hemos visitado otros puntos de la isla, pero no estábamos del todo cómodos. Después descubrimos Santa Eulària y desde entonces no faltamos ni un año». «Santa Eulària es un pueblo encantador, que no es muy grande pero tiene un poco de todo», afirman convencidos. La seguridad es otro aspecto fundamental por el que se sienten cómodos allí. «Nos sentimos a salvo en todo momento», asegura el matrimonio. La comodidad y las playas también son aspectos determinantes en su decisión de alojarse en Santa Eulària y no en otra zona de Ibiza.

«En Vila hay mucha gente y venimos aquí a desconectar, porque lo que nosotros buscamos es la paz y la tranquilidad que ofrecen los pueblos como Santa Eulària», indica Morag Bain.

El pueblo también les gusta a los más pequeños. Así lo explican Gael, Xavi y Marcos, unos niños de entre diez y doce años que vienen a la isla de vacaciones cada verano con sus padres. «Santa Eulària nos gusta porque es muy bonita y tiene playa, por lo que siempre podemos quedarnos jugando más tiempo», explican los pequeños. Además, en el pueblo predominan las actividades dirigidas a las familias durante todo el verano: «Siempre vamos a la playa o a la piscina con nuestros padres y además cada noche recorremos el paseo marítimo con otros amigos».

Los residentes de Santa Eulària también ven el turismo que acude al pueblo como algo positivo.«Es un turismo muy bueno que viene en familia para buscar la tranquilidad y no la fiesta, por lo que le da un toque muy hogareño al pueblo», afirma Juan, vecino de Santa Eulària, mientras pasea por s'Alamera.