Un paseo por Airbnb cuando se busca alojamiento en Ibiza para cuatro días en julio permite comprobar que el turista dispone de una amplia y extensa oferta en majestuosas villas de esas que el PP permitió construir como si fueran «viviendas unifamiliares», pisos en edificios plurifamiliares y cualquier tipo de alojamiento: habitaciones, camas, sofás, barcos, furgonetas... Independientemente de si es legal o no, Airbnb sigue desafiando a las instituciones locales.

En el paseo marítimo de Vila es posible alquilar para cuatro días un piso de dos habitaciones con capacidad para ocho personas, según el anuncio, que pasa por alto el hecho de que es ilegal arrendar a turistas viviendas en edificios plurifamiliares. Pero no es el único que se alquila en Vila. Los hay también en la zona del puerto, en la Marina y prácticamente en cualquier barrio de la ciudad.

En cuanto a villas y viviendas vacacionales en el campo, este periódico no encontró ni un solo caso que disponga de registro turístico en el caso de Airbnb.

En cuanto a Homeaway, hay muchas villas con el citado número, que se exhibe en un lugar más o menos visible del anuncio, pero una cantidad parecida carece de él. Es el caso de una mansión en pleno Parque Natural de ses Salines, con seis habitaciones y siete baños, con capacidad para 14 personas, que se alquila al módico precio de 3.309 euros la noche en el mes de julio. El registro turístico que la ley exige a toda vivienda vacacional brilla por su ausencia, se mire por donde se mire en este anuncio.

Otro particular aún va más allá y cobra 3.633 euros la noche por un 'casoplón' ubicado en la zona de s'Estanyol de Santa Eulària. Tiene una superficie de nada menos que 1.800 metros cuadrados y dispone de ocho baños, con una capacidad declarada para 22 personas. Tampoco es posible encontrar el requerido código en este caso.

Lo mismo sucede con una vivienda unifamiliar de cinco habitaciones cerca de una discoteca de Sant Rafel, cuyo propietario tiene tiempo en el anuncio para desarrollar con todo lujo de detalles las diferentes parties que se celebran en dicha discoteca y, ya puestos, para ofrecer también en alquiler un barco con «un sistema de sonido muy alto» que además es «más rápido que el jet sky», al precio de 1.100 euros las ocho horas. Sin embargo, no aparece el número de registro en este anuncio de Homeaway.

Son sólo algunos de los ejemplos que pueblan la web de esta plataforma, que también ofrece pisos en Vila y en otras partes de la isla, si bien en menor intensidad que Airbnb.

Por otra parte, un portavoz de Homeaway aseguró ayer a este diario que la cifra de 24.000 viviendas turísticas que una trabajadora de esta plataforma dijo que hay en Ibiza «no es una cifra oficial de la compañía, sino que corresponde a la estimación que dio un empleado a título particular» en un reciente acto en la isla, que recogió este diario. En todo caso, el mismo portavoz invitó a consultar la web AirDNA, que ofrece todos los alojamientos de las diferentes plataformas y que evidencia, según dijo, que esa cifra «está muy lejos» de la realidad.