Hace 17 años que Tonyi Ferrer Juan entró en la Oficina de la Dona como trabajadora social. El pasado mes de marzo, esta ibicenca de 40 años se puso al frente de este servicio que, en lo que va de año, ha atendido a más de 430 mujeres y niños víctimas de malos tratos y que, por primera vez en su historia, acumula lista de espera en la atención psicológica a las víctimas debido a la falta de personal.

Nos siguen matando. ¿Qué pasa?

Me gustaría tener la respuesta. Si a día de hoy hemos atendido a más de 400 mujeres en la Oficina es porque en Ibiza hay más de 400 más agresores que se pasean por la isla. Es así. Ponemos los esfuerzos en curar, algo en prevenir, pero la parte del posible agresor está abandonada. Debemos incluirlo.

Había programas para agresores y se suprimieron por los altos índices de abandono y porque sólo iban para obtener beneficios penitenciarios o para que ellas volvieran.

Sesgábamos. Nos centrábamos en agresores que ya sabíamos que lo eran. Hemos de incidir antes. Trabajar con el colectivo masculino, con todos. Esto se vende como un problema de las mujeres. No. Las mujeres son las víctimas de un problema de hombres. Si el problema lo tenemos con ellos, es en ellos donde hemos de incidir. Es un problema estructural, social, y ellos se educan en la sociedad.

O sea, igual que asumimos que cualquier mujer puede ser víctima asumimos que cualquier hombre puede ser agresor, ¿no?

Sí. Fijémonos en los micromachismos. No me gusta el nombre porque de micro no tienen nada. Si no trabajamos en ellos no llegaremos nunca a lo grande. Hay que trabajar con los hombres desde pequeño, pero no hay que esperar a que la siguiente generación crezca. Podemos hacer formación en las empresas. ¿Escuela de padres? ¡Sólo hay madres! Algo falla.

¿Es una prioridad para la sociedad? ETA mató a menos personas que la violencia machista y los políticos tenían protección.

Lamentablemente, ¿cómo aplicas protección 24 horas a cada mujer? Si no me equivoco, hay 400.000 órdenes de protección, económicamente no es asumible. Si el caso de la mujer a la que mató su expareja en Palma se hubiera catalogado como violencia machista y se le hubiera hecho una evaluación de riesgo hubiera dado un riesgo bajísimo. Eran unas amenazas que no se acercaban a ella, muy psicológico. Hay casos extremos que no se pueden prever de ninguna forma.

¿Se sigue minimizando la violencia psicológica?

Inicialmente, no necesita el mismo grado de protección, aunque afecte tanto o más que la física.

En el caso de Palma, no se me ocurre lugar en el que te sientas más segura que en tu trabajo de cara al público. ¿Los maltratadores ya no esperan para matar?

Esta actuación ha sido muy terrorista. En los agresores físicos que acaban matando a sus mujeres ves el proceso y la escalada de violencia, pero en otros casos no. La mayoría de los agresores no actúan así.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

¿Qué más podemos hacer?, diría. Prevención, prevención, prevención. Y que la violencia psicológica se pudiera evaluar y no fuera tan difícil de demostrar. Es un problema muy grave. Entiendo que a un hombre no le puedes culpar por lo que yo he dicho que ha hecho, hay que demostrarlo, pero es tan difícil demostrar algo que pasa a puerta cerrada, entre tú y yo...

Tenemos problema para rato.

Desgraciadamente, creo que sí. Hace falta un cambio social y una forma de vivir las relaciones entre hombres y mujeres completamente diferente. A todos los niveles, no sólo de pareja. Es lento. Estamos más cerca que hace unos años, pero...

'Operación Triunfo'. Hace años, si quedaba un chico y una chica en una expulsión ella estaba sentenciada porque las adolescentes votaban al chico. En las dos últimas ediciones no. Ellas parecen haber pasado de soñar con el chico a querer ser como esa chica. ¿Positivo?

Exacto. El cambio empieza así. Sólo cambiando cosas pequeñas cambiaremos cosas grandes. Pero queda para muchos años.

¿Se sienten comprendidas las mujeres que atienden?

Muchas mujeres vienen con vergüenza de tener que explicar lo que les está pasando. Y la vergüenza tiene un componente de miedo a las reacciones. Este es el espacio para decirlo, pero en el trabajo, la familia... Hasta dónde te creerán, qué entenderán, qué parte hay que contar para que se den cuenta de que... Es complicado. Cada vez hay más mujeres que salen y son capaces, en una concentración, de coger un micro y explicar lo que les ha pasado. Eso es porque hay una mejor respuesta social. Las ves y te das cuenta de que esto va para adelante. El pasado 8M también demuestra que esto marcha.

Hay quien dice que es moda.

No querría pensarlo. Hollywood siempre arrastra moda y que las adolescentes se vean representadas en un movimiento como el 'Metoo' ayudará. Si tus ídolos denuncian...

Ya, pero Rihanna o Adriana Grande, en vez de denunciar, lo normalizaron y volvieron con ellos.

Es que eso entra en el proceso de la violencia de género. Salir de ella muy pocas veces es lineal. Es un proceso con subidas, bajadas, idas, vueltas... Muy malo de entender para quienes no lo vivimos, pero que tienen su razón de ser. No es fácil salir de ahí y justificar que tu vida no es un desastre te obliga a hacer cosas que no harías.

¿Cuándo llegan a la Oficina?

Tenemos mujeres en todos los momentos del proceso. Desde la que llega del juzgado con una orden de alejamiento hasta las que te dicen: «En realidad yo no sé muy bien si tenía que venir aquí».

Si ha ido es por algo.

Hace poco, una mujer había quedado con sus amigas para comer y le dijeron que antes tenían que pasar por un sitio. La trajeron. Le dije que sus amigas la habían traído porque la quieren mucho y que, seguramente, todo lo que le iba a contar no lo vería ahora pero que en el futuro, igual sí. Que pensara por qué sus amigas la habían traído a la Oficina.

¿Lo ven antes los demás?

Sí, inicialmente, casi siempre. Cuando la cosa va a más es más difícil no darte cuenta. Puedes hacer una negación, pero no darte cuenta...

¿Se puede revertir una negación?

No es fácil porque es muy difícil que esa mujer llegue aquí. Nos está pasando con chicas muy jóvenes. Desde los institutos las quieren enviar, pero con algunas no hay manera. No hemos conseguido que vengan algunas. Su familia sí, pero ellas no. Lo intentamos con ellas, pero si no se puede tiramos de quien tienen cerca.

¿Qué dicen las madres?

Muchas ya lo pensaban. Y, de hecho, hay madres que llaman porque lo están viendo y no saben qué hacer.

Tienen más niñas que nunca.

Siempre tengo una visión positiva del tema. Las niñas reconocen antes lo que les está pasando y quienes trabajan con jóvenes están muy concienciados y nos las envían. Es absurdo decir que no pasaba antes. ¿Que las nuevas tecnologías ayudan? Sí, pero para lo malo y para lo bueno. Es una forma muy fácil de demostrar la violencia psicológica. Ahora tenemos siempre a mano un teléfono para pedir ayuda. Se los ha demonizado, pero bien utilizada...

¿Seguimos con menores con órdenes de alejamiento?

Sí, y el número está subiendo.

¿Se trabaja de forma diferente con las adolescentes?

Sí, las pasamos por delante de todas las citas y entran directamente con la psicóloga, no pasan antes por asesoramiento social, jurídico y el papeleo. En los adolescentes es muy importante el vínculo con el profesional de referencia y debe ser el psicólogo.

¿Se recuperan antes?

Depende. Hay quienes van muy rápido y otras muy poco a poco. En adultas y en adolescentes.

¿Tienen suficientes pisos?

En los pisos no hay nunca lista de espera. Si no hay sitio, nos apretaremos o lo buscaremos. El tiempo que pasan ha subido mucho, una media de 50 días. Hay turistas que sólo están dos días, eso quiere decir que hay quienes están 5 meses. Deben ser un puente para normalizar su vida. Para eso la vivienda es básica, pero aquí está difícil.

¿No hay un recurso intermedio?

¿Pisos puente?. Espero que el año que viene los haya. Es un problema muy grave. Si para cualquier persona es complicado encontrar vivienda imagina una mujer sola con dos niños y con problemas. No les da mucha garantía a los propietarios, sobre todo a los precios que piden.

¿N0 hay propietarios solidarios?

Una cosa es alquilarlos a médicos y otra a alguien que viene de servicios sociales. Tenemos propietarios que, cuando hay una separación y denuncias, las echan de su casa. Tenemos ingresos en los pisos de acogida por este caso. Muchas veces el contrato está a nombre de ellos, hay que hacer un cambio de nombre y aprovechan para echarlas. Los contratos deben estar a nombre de los dos. Otro detalle de esos que lo cambiarían todo.

Hay más agresiones sexuales.

Ahora lo cuentan más rápido. Antes, a las víctimas, les costaba muchas sesiones confesarlo. En verano, en Ibiza, hay muchos casos, pero la mayoría no nos llegan, son turistas y recurren más a Can Misses.

¿Hay más manadas?

Ya existían antes. Grupos de hombres que ejercen violencia sexual han existido siempre. Si lees el libro 'La manada' ves que lo que era una violación en toda regla para ellos era un juego en un día de fiesta.

Como tirar a la cabra del campanario...

Sí, es tan crudo como eso. Se ha hecho siempre y no entienden el tema del consentimiento. A ver, cinco hombres, una mujer...

¿El porno hace mucho daño?

Sí, a todos los niveles. En las agresiones sexuales, en la educación sexual de los adolescentes.

Cuatro policías vigilan a más de cien mujeres. ¿Es suficiente?

Eso lo deben decir ellos. Están ahí para lo que necesitamos. ¿Van saturados? Sí.

Muchas mujeres querrían alejarse de la isla, pero como tienen hijos no pueden. ¿Están atrapadas?

Las islas son una trampa. Hay una diferencia muy grande con la Península. No puedes salir con los niños sin autorización paterna. Se nos junta todo. Estoy en riesgo pero no me puedo ir de la isla, tengo un problema muy grave de vivienda pero no me puedo ir de aquí. El razonamiento me parece perverso. Valora el derecho de los menores a tener contacto con su padre, pero no el derecho del menor a tener una vivienda digna o vivir con una madre que tenga tranquilidad.

¿No es discriminación respecto a una mujer de la Península, que sí puede moverse?

Sí, las islas son una trampa, repito. Y no sé si pasa en todas las islas.

¿Hay intentos de suicidio?

No es habitual, por suerte, pero no te puedo negar que hay casos.

Para que luego se minimice o se niegue la violencia machista.

Esto, en muchos casos, se vuelve en su contra. Asocian que la mujer tiene un problema de salud mental y ya es dudoso, incluso, lo que explica.

¿Creen más al agresor que a la mujer precisamente por esas secuelas que él le ha causado?

Hace falta un informe médico muy implicado que explique muy bien que eso es así. Uno de los primeros insultos es «loca». Es un desprecio muy habitual. Si en la espiral de violencia ella comete un intento de suicidio y él hace tiempo que dice que su mujer está loca es muy complicado.

O sea, que dentro de todo este proceso hay cosas muy machistas.

Se sigue poniendo en tela de juicio de dónde viene la depresión que ha desencadenado eso.

Hoy los políticos estarán con lacitos y manifiestos. ¿Qué les pide?

Pues que empiecen a poner en práctica los planes de igualdad en sus parcelas de poder. Si cada político que se pone el lacito fuera capaz de hacer todo lo posible en su trocito igual empezamos a hacer algo más positivo. E inversión. Está muy bien tener muy buena conciencia pero si no se acompaña de presupuesto no llegamos a ningún sitio. Todo trabajo requiere dinero. Sin él no puedes hacer nada.

¿Es una cuestión de prioridades.

Sí. Si de verdad es una prioridad, invierte. Ningún político podrá colgarse la medalla de haber acabado con esto, pero si se mejora...

¿Optimista o pesimista?

Quiero ser optimista. Lo soy porque pienso que cada vez hay más conciencia y que la gente joven ve los malos tratos antes. Pesimista porque llevo muchos años trabajando y las cifras crecen y porque en una reunión de amigos, un colegio o un bar oyes cada comentario... Esos zascas me sitúan en el pesimismo, pero intento salir de ahí.