«Seguimos esperando a Santa Eulària», afirmó ayer, tajante, el conseller balear de Educación, Martí March, cuando se le preguntó por los proyectos pendientes. El máximo responsable de la enseñanza en Balears negó también que la responsabilidad de que este centro no se haya iniciado sea de su conselleria.

«En Santa Eulària no tenemos solar y, evidentemente, no podemos hacer el proyecto. En el presupuesto de 2019 hay una partida para el colegio, pero no tenemos terreno», abundó March, que acusó al Ayuntamiento de Santa Eulària de no dar información a pesar de que han mantenido «varias reuniones». March criticó, además, que Santa Eulària cediera «a un año del final de legislatura» el terreno en el que hacer la ampliación del colegio Sant Carles.

El conseller hizo estas declaraciones durante su visita al colegio Sant Jordi, que se inunda cada vez que llueve. Tanto la dirección del centro como las familias han denunciado que esto ocurre desde que la conselleria, a través del Institut Balear d'Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals (Ibisec), abrió una puerta de emergencia. Al parecer, según han explicado en varias ocasiones, al proyectar la modificación no se tuvo en cuenta la inclinación del terreno, de manera que la planta se inunda cada vez que llueve con cierta intensidad, ya que el agua se cuela, precisamente, por la puerta de emergencia. Estas inundaciones afectan a la planta baja del centro y a cuatro aulas, lo que ha obligado, en más de una ocasión, a suspender las clases y a que todos los alumnos, más de 80, pasaran la mañana juntos en el salón de actos.

Ayer, el propio conseller pudo ver el estado en el que se encuentran las instalaciones, donde se están llevando a cabo obras de supresión de barreras arquitectónicas. «Se hizo una actuación con consecuencias no deseables», reconoció March, quien no puso fecha a cuándo estará solventado el problema. «Estamos en ello», fue su única respuesta. El conseller señaló que aunque se tratara de una obra del Ibisec que no se resolvió bien ha sido necesario repetir todo el proceso burocrático: «No nos podemos saltar ni un papel. Sería una irregularidad y la Administración debe ser ejemplar. ¿Que lo retrasa todo? Sí. ¿Nos gustaría que fuera más rápido? Sí, pero en temas de construcción y de urbanismo hay que respetarlo todo».

La dirección del centro salió «satisfecha» de la reunión con el conseller. «No sólo han sido buenas palabras», aseguró la directora, Present Ortiz, que detalló que la conselleria se ha comprometido a hablar con el Ayuntamiento de Sant Josep para llegar a un acuerdo que permita agilizar las obras pendientes así como la sustitución del mobiliario y el material afectado por las inundaciones constantes en la planta baja.

Respecto a las obras del colegio de Cala de Bou, el conseller recordó que está en manos del Ayuntamiento de Sant Josep, que es quien debe sacar las obras a licitación. March explicó que, en el caso de que las reformas pendientes vuelvan a quedarse desiertas, no sería posible incluirlas en un pack con el nuevo colegio «porque las licitan dos administraciones diferentes». El conseller está convencido de que el proyecto, presupuestado en más de cuatro millones de euros, no quedará desierto.