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Entrevista

"Las palabras artesanía y amor se usan mal, están gastadas"

Isabel Echávarri, presidenta de la Asocición de Artesanos de la Pimeef, nació en Buenos Aires pero ha vivido tanto tiempo en la isla que se considera «´people from´ Ibiza»

"Las palabras artesanía y amor se usan mal, están gastadas"Toni Escobar

¿Pervertimos mucho la palabra artesano?

Absolutamente. Se confunde. A la gente le da lo mismo que sea una manualidad o una artesanía. Ésta implica una transformación profunda del material, un empleo de la técnica y en el resultado final predomina la estética.

Aquí parece que todo el mundo es artesano.

No sabría decir cuántos artesanos hay en la isla. Y la carta de artesano tampoco garantiza mucho.

¿Perdón?

Hay quien se saca la carta de artesano para acceder a los mercadillos, pero luego lo que vende no es algo que realiza. Tienen conocimientos, pero no los usan, es un medio para tener una actividad comercial.

¿Cómo podemos distinguir un pieza artesanal en un mercadillo lleno de piezas made in Taiwan?

[Piensa] Debes guiarte por lo que te gusta y el precio es importante. Si ves que algo es demasiado barato, debes echarle un segundo vistazo. Además, algo de calidad se distingue.

Yo le pido al supuesto artesano que me hable de la pieza. ¿Sirve como truco?

Lo haces para saber si tiene alguna conexión con la pieza, supongo.

Más o menos.

Bueno, en la vida todo es posible. Es posible que te dé resultado, pero también que te engañe. Vivimos en un universo de infinitas posibilidades...

¿Hay intrusismo?

No lo llamaría intrusismo. Si pienso en la asociación diría que somos artesanos creativos, profesionales, tenemos talleres, compramos materia prima y la transformamos. Hacemos objetos únicos que tienen un sabor de aquí porque estamos inspirados por la naturaleza, por la forma de vida... Igual que ahora apreciamos la artesanía tradicional, los instrumentos musicales o el ball pagès, quienes empezamos en los años 70 o 80 quizás en el futuro seamos el referente de tradición. Sobre la gente que se dedica a la venta... lo veo absolutamente respetable...

¿Pero?

Pero si están todos mezclados cuesta distinguirlos de los artesanos. Por eso cuando montamos exposiciones queremos que haya una diferenciación y no siempre lo vemos reflejado en los medios. Hace falta más información sobre qué es un artesano. Lo hemos intentado, tenemos una asociación, hemos cambiado la estética con unas casetas muy bonitas y tratamos de hacer una labor didáctica para que la gente sepa que lo que compra es algo especial y único. Las piezas artesanales son siempre únicas.

¿Aunque haga dos?

Sí, aunque hagas dos iguales no lo serán. Si haces pendientes, por ejemplo, son iguales y contrarios por el efecto espejo, los haces a la vez, pero son únicos. Y si vienes unos años después porque has perdido uno, por más que lo intentes nunca será igual.

¿Cómo nace una pieza?

La ves, la sueñas. A veces abro la puerta del taller, me digo: «¿Qué puedo hacer hoy?», y me siento realmente omnipotente, importante. Cualquier cosa que se me pase por la cabeza soy capaz de hacerla. A veces siento deseos de hacer algo concreto... Es una sensación muy bonita. La joya es algo muy personal, que hay que ver puesta porque no luce igual en una persona que en otra.

¿Alguna vez se atragantan?

No, salen todas las piezas. ¿Conoces el dicho de que a cada cerdo le llega su San Martín?

Sí, pero no sabía que se podía aplicar a la artesanía.

Te explico. Al poco de llegar a Ibiza habíamos hecho una pulsera que alguien dijo que parecía un huevo frito. Pasaron unos años, nadie la compraba y la bautizamos como el adefesio. Finalmente se vendió y la persona que se la llevó, siempre me acordaré, se fue muy contenta porque era exactamente lo que quería. No, las piezas no se atragantan. Tienen imán y atraen a la persona a la que están destinadas. No hay piezas invendibles. Hay algo mágico, somos seres energéticos y vibramos con algunas cosas.

Adefesio... Ustedes trabajan con el concepto de belleza, que es muy subjetivo y muy amplio.

Sí, pero es que tú no quieres hacer algo bonito, tú quieres hacer algo. Algo que se te ocurre, que te llama, de pronto te viene una idea y es hasta obsesiva, necesitas verla hecha. Eso es lo bonito. Luego está la gente que viene con un pedido y lo quiere así y así y así. Te adaptas y si ves algo que está muy errado o que no va a quedar bien intentas suavizarlo.

¿Llevárselo a su terreno?

No, a lo que veo que funciona. Un anillo no debe tener puntas que enganchen la ropa o te pueda hacer daño. La artesanía es una combinación de reglas, de técnicas, de estética y de mucha intuición. Pero sobre todo técnica para saber hacer las cosas. Y este oficio, el de joyero, es complicado. Usamos pesos, medidas, fuego, ácido, ceras para modelar... El límite es tu imaginación.

¿Y tiene límites?

No, siempre hay alguien que puede ir más allá. El ser humano es básicamente el mismo desde la más remota antigüedad. Estamos en la era de internet y pronto veremos viajes al espacio. Todo esto, antes de ser una realidad, alguien tuvo que imaginarlo. La imaginación es lo que nos hace evolucionar como humanos.

Antes hacía hincapié en que son artesanos creativos.

Cuando empecé con la asociación estaba un poco rebotada con la palabra artesanía porque se usa para todo y se usa mal. Es como la palabra amor, son palabras gastadas. Quise poner que somos creativos, en realidad lo que hacemos es una artesanía creativa. También tenemos en la asociación a los que llevan los productos locales. Estamos muy orgullosos. No es artesanía creativa, pero es artesanía. Los productos locales me gustan mucho, me gusta que nos refuercen y que podamos colaborar. Tienen técnicas heredadas para hacer embutidos, quesos, hierbas, mermeladas... No es creativo, pero me gusta porque forma parte de los oficios artesanos.

¿Los políticos entienden lo que es la artesanía?

Hemos hecho una labor didáctica importante y te diré que, por lo menos, en este momento siento que hay una voluntad de entendernos. Y eso es importante. Me he sentido escuchada y creo que hay una voluntad de llegar a comprender y potenciar lo que tenemos, pero lo que pedimos, igual no se entiende...

La joyera argentina trabaja en un anillo de plata con un engaste de oro en el que colocará un ópalo. Foto: Toni Escobar

¿Qué piden?

Durante mucho tiempo se luchó para tener un centro artesanal y lo que hay ahora no responde a nuestras necesidades. No quiero ni hablar del tema. Lo que necesitamos es un centro de comercialización con una muy buena estética y que la gente sepa que todo lo que hay ahí está hecho en Ibiza e inspirado en Ibiza. Y que nuestros talleres, pequeños y ecológicos, son un motor de la economía local, que consumimos aquí.

¿Algo más?

Algo que está completamente olvidado es tener la marca Ibiza de nuestros productos. No que vayas a los chinos y te vendan cosas como hechas en Eivissa. Antes teníamos una tarjetita que nos daba el Consell para las piezas, que garantizaba que estaban hechas por maestros artesanos, pero esto se olvidó. Esto y el centro. ¿Para qué queremos tener un centro artesanal con talleres si cada uno tiene el suyo que se adecúa a sus necesidades? Además, las herramientas son carísimas y no las puedes tener en un sitio al que cualquiera tenga acceso.

¿El centro aumentaría sus ventas?

¡Claro! Podrías comprar y tomarte una tapa o unas hierbas. Todo de aquí. Esto ya se hace en Barcelona y en Madrid. Habíamos pensado, de siempre, que podría ser en Sa Peixateria, pero ya veremos. Igual algún día. Realmente, lo que quiero es tener más facilidades para seguir trabajando. Es un trabajo difícil, muy vocacional, y sólo si uno tiene la posibilidad de vender las cosas con una relación justa calidad-precio puede seguir trabajando.

Habla de calidad-precio. ¿Cuántas veces ha escuchado que algo es muy caro?

Muchas, pero no eres responsable de lo que dice la gente.

¿La gente es consciente del trabajo y el coste de los materiales?

La gente, cuando viene al taller a verme, se sorprende. Al ver cómo trabajas te dicen que les parece barato. Piensan que hay una máquina, que lo metes todo y que te sale un anillo. No piensan que tienes que fundir la lámina, cortar, armar, soldar... La artesanía, insisto, no es una manualidad, están involucrados un montón de procesos que hay que controlar. Y hay que hacer inversiones y controlar el proceso productivo más allá de la parte artística. Y nada se hace en cinco minutos

¿Hay mucho mito sobre la vida de artesano en Ibiza?

No sé qué idea tendrá la gente, pero somos todos diferentes. Hay gente más bohemia, otra muy seria y muy responsable y otra más aburrida. No hay estereotipos.

Además del taller hay que salir a la calle a vender. ¿Cómo está esto?

De momento estamos haciendo las dos ferias: la Plaça d’Art, en Semana Santa, y la de Tardor. Ahora nos han vuelto a dar Vara de Rey, que estuvo vetada durante un tiempo, la pedíamos y la pedíamos y nos decían que no. Ahora, cuando nos han dicho que sí, ya no queda nada y está muy desangelada. La Fira de Tardor la haremos ahí, aunque hay asociados que no quieren volver. Hemos solicitado hacer la Fira d’Art en el puerto y diversificar, hacer una y una. El Ayuntamiento estuvo de acuerdo, a ver qué pasa, porque la relación Puertos-Vila siempre ha sido complicada. Queremos un espacio nuestro, no como la Plaça d’Art de este año, donde los puestos estaban colocados dándonos la espalda unos a otros y no teníamos ambiente de feria. Hemos pedido que nos coloquen en forma de anfiteatro, que sea como una celebración, y con actividades. Que vengan músicos a tocar, como cuando llevaron un piano de cola a la plaza del Parque, que haya bailes de swing... Vamos a ver qué nos aceptan y qué no.

¿Qué opina de que la Navidad pasada los puestos estuvieran dispersos por la ciudad?

Me parece vergonzoso que en un lugar como Ibiza no haya una feria de Navidad, un sitio que concentre los festejos. Es importante para sentir el espíritu navideño. Si en un mismo lugar puedes comprar regalitos, hay adornos, los niños tienen atracciones, hay ambientes, luces, juegos... Eso es fabuloso. No me parece bien que no se quisiera usar Vara de Rey para esto. El mercadillo de Navidad es mixto, hay vendedores y artesanos. Yo nunca participo porque estoy en Barcelona. Para mí, la auténtica feria de Navidad es la de Santa Llúcia.

Ustedes son autónomos, ¿necesitarían otro sistema?

Nuestro trabajo es estacional y está bien que nos podamos dar de alta o de baja para ir a una feria. Pero se puede hacer pocas veces al año. Y no estamos protegidos en el caso de que tengamos una baja. Hay que estudiarlo, estaría bien que los políticos consultaran con los artesanos para ver cuáles son las necesidades del sector.

Comenta la estacionalidad, ¿hay mucha diferencia entre el invierno y el verano?

Trabajamos siempre porque o tienes pedidos o tienes que preparar. Lo que es irregular son los ingresos. Hay épocas en las que ingresas y otras en las que no, sólo inviertes y trabajas.

¿Notaron la crisis?

Sí, incluso ha desaparecido mucha gente, artesanos que dejaron de trabajar o se pasaron a la reventa porque no podían mantener su actividad. En Barcelona, mi ciudad de referencia, han desaparecido prácticamente todas las casas que vendían herramientas para joyeros y artesanos. Han notado mucho la crisis. Ahora parece que estamos empezando a levantar cabeza, despacito. Pero hay gente que no puede pagarse los autónomos.

¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza dejarlo?

Yo ya tendría que estar jubilada, pero mientras pueda trabajar no lo dejaré. Mi trabajo es mi pasión. Cuando ya no pueda, haré sólo cosas para mi familia, pero mientras pueda trabajar, lo haré. Me encanta.

Tenía un puesto en la Marina. ¿Qué cambios ha visto en el barrio?

Hace dos años que no estoy. Me fui porque aquello ha cambiado mucho. En la crisis vi una degradación con respecto a lo que se vendía y me sentía fuera de lugar. Bajó la cantidad de público y también la calidad. No me valía la pena.

Curioso lo que comenta cuando justo delante de esos puestos están atracados los grandes yates.

Sí, pero ese cliente nunca te va a llegar a ti. He tenido clientes muy buenos, que preguntan por mí. Pero eso cada vez se va reduciendo. El esfuerzo que representa ir y montar y desmontar cada día, además de las horas que estoy allí, lo pongo en el taller.

¿Qué tiene ahora entre manos?

Dos anillos [señala el que tiene sobre la mesa y saca la lámina de oro con la que hará el otro]. Estoy trabajando con texturas. Y también quiero hacer unas piezas más espirituales, inspiradas en el stickman, el hombre de palo, y en la parte consciente y la subconsciente del cerebro.

¿Todo artesano es espiritual?

¡Qué va! Algunos no lo son nada.

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