«La sociedad demanda un lugar donde poder incinerar a sus seres queridos, por lo que en el momento en que se construye un nuevo cementerio es aconsejable crear un crematorio teniendo en cuenta que no hay ningún perjuicio para nadie». Con esta contundencia comenzó su intervención el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, en la charla organizada por el Ayuntamiento ayer por la tarde, en el auditorio cultural Cervantes, y en el que participó el consultor de servicios funerarios Pedro Valencia. Una treintena de personas acudieron a este encuentro y le plantearon sus dudas al experto sobre la futura instalación, que se ubicará en Can Coix y cuyo pliego de condiciones sobre su construcción y gestión se aprobó en el pleno municipal de enero.

Minutos antes de la charla, que comenzó a las 17.30 horas, el alcalde de Sant Antoni señaló que confían en que se saque a licitación y se inicien las obras del nuevo cementerio este año. Ya en la sesión informativa, Cires defendió que la ubicación de la futura infraestructura «es correcta» e insistió en que se cumplirán todas las normas necesarias que debe reunir un crematorio.

Por su parte, el consultor de servicios funerarios, invitado por el Ayuntamiento para aclarar las dudas de los asistentes (entre los que se encontraban miembros del equipo de gobierno como Neus Marí y Francisco Tienda y la concejala del PP Lidia Prats), explicó que el proyecto del futuro crematorio de Sant Antoni se adaptará a su población y a la cifra de defunciones previstas y remarcó que el aumento de la demanda de incineraciones permite la viabilidad de dos crematorios en la isla [en la actualidad solamente hay uno en Santa Eulària]. «No era normal que en Ibiza no se construyese uno hasta hace tan poco», comentó Valencia. A continuación, se anticipó a las cuestiones del público e hizo referencia «a las inquietudes» de algunas personas preocupadas por las emisiones. «Les diría que estuviesen tranquilos porque todos los crematorios tienen el visto bueno y la homologación de Industria y de Sanidad. Las normativas son cada vez más exigentes», sostuvo el consultor.

Asimismo, remarcó que no se ha dado «ningún caso de infección» relacionado con un crematorio, mientras que sí se han registrado por tabaco o por las emisiones de vehículos.

Después de su explicación, la primera intervención fue la de Albert Soler, vecino de Sant Antoni que tiene dos hijas escolarizadas en Guillem de Montgrí, colegio que también se encuentra en la zona donde se construirá el cementerio. «¿Es necesario un segundo crematorio?», planteó Soler. Valencia le respondió que los crematorios evitan la contaminación del suelo y palian la carencia de espacio en los cementerios y repitió que las incineraciones son una demanda que debe ser respondida. «¿Y no puede construirse un cementerio sin crematorio?», insistió este vecino de Sant Antoni, que explicó a este diario que está preocupado por la construcción de una instalación así cerca de dos escuelas y de un complejo deportivo. A lo que Valencia respondió que un segundo crematorio es viable: «Estamos en un mercado libre y es normal que haya una alternativa».

En contraposición, otra asistente extranjera, pero residente en el municipio, dijo que era partidaria de esta instalación, pero le preocupa su supervisión: «¿Quién se encargará del control de las emisiones y de la limpieza de los filtros del crematorio?». El experto y el alcalde explicaron que el control lo llevará a cabo el Govern y recordaron que aún no han adjudicado el proyecto a ninguna empresa.