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Imágenes íntimas al descubierto

Expertos del Cepca y de la Policía Nacional de Ibiza alertan de que el 'sexting' se está convirtiendo en habitual entre los adolescentes

Imágenes íntimas al descubiertoJUAN A. RIERA

Tú te ves a ti mismo cogiendo una foto tuya en ropa interior que has impreso, llegando al instituto por la mañana y colgándola en el tablón del centro? Si no harías eso, tampoco tienes que darle al botón del móvil y enviarla». Este ejemplo ponen los psicólogos y educadores del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (Cepca) para explicar a los adolescentes cómo se exponen con una práctica cada vez más habitual entre ellos como es el sexting. Y es que la inmediatez de las nuevas tecnologías hace que los chavales no se detengan a pensar en los efectos de una acción que, en principio, les puede parecer inocente, ya que comparten sus fotografías más íntimas con personas que en un momento de sus vidas son de su máxima confianza, pero que puede conllevar graves consecuencias.

El sexting es el envío de imágenes y vídeos de contenido sexual a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales, resalta la responsable del Cepca, Belén Alvite. Se trata de una práctica habitual entre los adultos -«se da muchísimo», subraya la experta- que se está convirtiendo también en frecuente entre adolescentes. «Las fotos subidas de tono hipersexualizadas las estamos viendo en edades muy tempranas», advierte Alvite, quien apostilla que este fenómeno se encuentra ligado a la «hipersexualización de la sociedad» actual: «No nos estamos dando cuenta, pero estamos quemando etapas y en la cuestión sexual, cada vez más pronto».

El punto de partida del sexting viene de la mano de la persona que aparece en la imagen, quien voluntariamente se la hace y se la envía a otra o autoriza a que alguien tome la instantánea. «Por eso para muchos menores es difícil el afrontamiento [de la situación cuando esa imagen escapa de su control y empieza a difundirse], porque ha salido de su propio consentimiento: ‘Yo me he hecho la foto, yo he participado en un vídeo...’», explica la experta del Cepca, que agrega que a veces directamente las suben a redes sociales sin pensar en las consecuencias.

Y es que hay que tener claro que en el momento en que alguien que no es uno mismo posee esa imagen, el protagonista ha perdido todo el control sobre ella. Incluso a pesar de que difundir una fotografía íntima de una persona sin su consentimiento sea delito, que es una cuestión que al parecer muchos adolescentes desconocen. «Antes, se entendía que cuando cedías una foto a una persona, podía hacer con ella prácticamente lo que quisiera. Ahora ha quedado acotado. Si tú cedes una foto en unas condiciones determinadas, por ejemplo a la que hoy es tu pareja, y esas condiciones cambian, el uso que se haga de ella puede ser un delito», subraya el agente de la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección (UPAP) del Cuerpo Nacional de Policía, Carlos Muñoz, quien incide en que «lo que se hace en internet ahora penalmente es igual que lo que se hace en la realidad física; está equiparado».

Para Muñoz, el sexting viene de años atrás pero su boom va acompañado por el de las redes sociales. Y el hecho de que se extienda entre los jóvenes está ligado al gran acceso a internet que tienen estos, ahora ya desde sus propios teléfonos móviles, que tal y como señala Alvite tienen a su disposición ya a muy corta edad. «Cuando hicimos nuestro último estudio, que ya tiene tiempo, vimos que la media de acceso al teléfono móvil son los 9,6 años, es un regalo de comunión. Y la media en España está en los diez», subraya la responsable del Cepca, mientras el agente de la UPAP apunta que «la necesidad de legislar y de solucionar este tema con contundencia» data del año 2015.

Alvite distingue entre dos tipos de sexting: el activo y el pasivo. «El primero es que yo me hago una foto subida de tono y la comparto con alguien, tal vez con un novio porque en nuestra relación eso lo interpreto como una muestra de amor hacia él. Y el pasivo es el que recibe la gente: ese novio coge la foto y la envía a todos sus amigos; él comete sexting activo y todos los que la reciben participan en un sexting pasivo», señala y apostilla que, en el momento en que estos vuelven a compartirla, pasa a activo de nuevo.

¿Por qué lo hacen?

¿Por qué los adolescentes se hacen estas fotos íntimas? Alvite apunta, además de a la hipersexualización, al «propio proceso de la adolescencia». «Tiene que ver con la identidad sexual, con entender que necesitan sentirse aceptados por los demás, gustar al resto», afirma. Y con la «banalización» que existe en la sociedad con respecto a esto: «Hay un montón de personas públicas y conocidas por los adolescentes que han sufrido sexting, es como que le puede pasar a cualquiera», dice la experta que menciona, por ejemplo, el caso de Scarlett Johansson, quien vio cómo salían a la luz pública unas fotos íntimas que se hizo a sí misma.

Precisamente Laura García, policía del Servicio de Atención a la Familia y Grupo de Menores (SAF), sostiene que uno de los peligros de este fenómeno reside en que los adolescentes «han dado normalidad al envío de este tipo de imágenes entre ellos». «Y si normalizas ceder imágenes de contenido sexual, bajas la guardia», apostilla Muñoz. Para estos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que imparten charlas sobre acoso escolar y seguridad en internet, entre las causas que llevan a los chavales a hacerse y difundir estas imágenes se suman la necesidad de exhibirse, de pertenecer al grupo y de inmediatez. «Viven una vida que es virtual y que también es real, porque las barreras entre el mundo físico y el virtual están muy diluidas», menciona Muñoz.

Asimismo, incide en que esa normalización del sexting no se da sólo entre los adolescentes. «El resto de la sociedad en ocasiones tampoco lo ve como algo grave. Nosotros hemos encontrado páginas en internet en las que se dan consejos sobre cómo hacer tu sexting no más seguro sino más sensual para tu pareja, dando incluso consejos sobre qué fotos hay que colgar o qué palabras hay que emplear», alerta. Apostilla que incluso «hay una corriente de psicólogos y sociólogos que lo normalizan y dicen que es una nueva forma de cortejo social». «Nosotros no juzgamos si es bueno o malo o es acertado lo que dice esta gente, lo que sí ponemos de manifiesto es que es una puerta de entrada a otro tipo de chantajes que muchas veces derivan en grooming, ciberacoso o venganzas», dice.

Los peligros del ‘sexting’

Y es que García destaca que el sexting «puede tener graves consecuencias», de las que los adolescentes «no son muy conscientes», una vez que las imágenes son enviadas a terceros o están subidas en páginas web o redes sociales. En este punto, acerca de la difusión habla de dos tipos de menores que envían las fotos de otras personas al resto: los que lo hacen «en plan venganza por haber acabado una relación o porque su estado de ánimo en ese momento les ha llevado a eso, que es lo que se llama pornovenganza» y los que «desde la ‘inocencia’, como quien dice, querían burlarse o reírse un poco entre los amigos sin darse cuenta de lo que eso puede conllevar y de que es de delito», afirma.

Uno de los riesgos del sexting es, como coinciden Muñoz, García y Alvite, el ciberbullying, es decir, acoso a través de las redes sociales. «Yo le mandé una foto a mi novio, él a un amigo suyo y éste a todo el instituto, y a partir de ahí la gente me llama zorra, guarra y demás», expone Alvite como ejemplo. Y otra, el grooming, en el que «una persona adulta entra en contacto con un menor a través de las redes sociales, normalmente haciéndose pasar también por menor, y cuando tiene algún contenido sexual de éste lo extorsiona con la idea de tener relaciones sexuales», señala. En este sentido, la responsable del Cepca hace hincapié en que el hecho de que los teléfonos tengan la geolocalización hace «mucho más vulnerables» a los adolescentes «de cara a acosadores que hay en la red», pues pueden ser localizados a través de las fotos que envían.

Y junto a estos riesgos están otras consecuencias más «individuales» relacionadas con cómo afrontará la situación la víctima del sexting, que se percatan de la gravedad del hecho cuando esas imágenes suyas son de «dominio público» y no han quedado en el ámbito privado o de confianza, como podían esperar. «Cuando una foto coge vuelo, no hay quien la pare», indica García.

Una pesadilla

La agente del SAF destaca que muchos de los menores víctimas lo viven «como una pesadilla». Éstas son, en su mayoría, chicas, pues «son más susceptibles de sufrir sexting» mientras que los chicos «en mayor porcentaje reciben el sexting pasivo», destaca Alvite, que añade que en estas cuestiones aparece una perspectiva de género. «Cuando deriva en una humillación o acoso más colectivo, el dolor y el sufrimiento son extremos, a nivel personal, familiar», asegura García.

«Y no hace falta que sean fotos sexualmente muy explícitas; la sensación de agobio al perder el control de algo que creen que debía ser suyo o que habían cedido a alguien en determinadas condiciones hace que lo pasen mal», agrega Muñoz, al tiempo que él y García hacen hincapié en que, aunque algunos jóvenes restan importancia a lo sucedido si no se les ve la cara, hay otros elementos como tatuajes, cicatrices, la ropa, la forma del cuerpo o detalles de su habitación que se aprecien en la instantánea y que para su entorno son identificables y pueden hacer que se sepa que se trata de ellos.

Para Alvite, la manera en que los adolescentes afrontarán lo sucedido dependerá de la personalidad de cada uno, del factor de resiliencia. «Hay algunos que dirán: ‘Ya está, he metido la pata, no pasa nada porque me hayan visto el culo’», señala. «Pero hay otros que no tendrán esos factores de personalidad y estos son los perfiles complicados, los perfiles vulnerables, porque lo han hecho sin querer pero buscando la aceptación de los demás y eso se les vuelve en contra con una sobreexposición», comenta.

Enfado, tristeza, culpa, depresión

En estos casos, los menores pueden pasar por «momentos de enfado, tristeza o culpa, y, en el peor de los casos, depresión o conductas autolíticas», expone. A este respecto comenta el caso de una chica a quien durante mucho tiempo se le cayó el pelo sin que médicamente encontraran una razón. «Resulta que estaba siendo extorsionada por alguien que tenía imágenes suyas y a quien debía pagar dinero. Ella cogía dinero en casa de vez en cuando, no hablamos de grandes cantidades porque era algo entre adolescentes, y así intentaba protegerse a ella y a sus padres», explica y señala que aquello le provocó la caída de cabello, debido a la situación de estrés que sufría. «Otros se vuelven muy introvertidos, muy familiares, no quieren salir con los amigos, buscan más un entorno de protección», comenta la experta.

Para evitar llegar a esto, la prevención es fundamental. García señala que los consejos que ellos dan en los institutos pasan por autoprotección, sensatez y «pensar antes de sextear». Alvite resalta que desde el Cepca abordan estas cuestiones en 5º y 6º de Primaria -destaca que en Sant Josep, Sant Antoni y Sant Joan lo hacen los propios educadores sociales de los ayuntamientos- para incidir en la prevención. «Les explicamos en qué situaciones se van a encontrar, qué es lo que tienen que hacer y qué medidas de control deben aplicar para tener cuidado con según qué cosas», afirma y agrega que también les muestran que «pueden meter la pata, claro que sí, eso es aprender y vivir. Pero que no hay que pasar la vida pagando las consecuencias de los errores y menos de ese tipo».

Denunciar siempre

Y ante un caso de sexting, Alvite, Muñoz y García sostienen que hay que denunciar «siempre». «Y como mínimo, si no, ir a la Policía Nacional o la Guardia Civil e informar», sostiene Alvite, quien afirma que han conocido algunos casos ocurridos en institutos de la isla y destaca que para los centros educativos «el sexting y todo lo que ocurre a través de whatsapp es un reto importante» sobre el que sus planes de convivencia deben recoger pautas acerca de cómo actuar. «Esta es una situación en la que la mayor parte de las interacciones se da en los institutos, por lo que tienen que estar preparados para saber cómo reaccionar», añade.

Además, García recomienda, si las imágenes están colgadas en alguna página, ponerse en contacto con el administrador para que se eliminen. También les animan a comentarlo con sus padres, si bien reconoce que hay adolescentes que lo evitan por vergüenza. «En las charlas les decimos que si tienen alguna duda y les da vergüenza hablar con sus padres -a los que piden no culpabilizarles ni ridiculizarles y controlar la «cibercomunicación» de sus hijos- vengan a comisaría y pregunten por Laura», afirma Muñoz. Y a aquéllos que reciben el sexting pasivo, les instan a denunciar, a eliminar las fotos y a «romper el ciclo». En este punto, los dos policías y Alvite abogan por trabajar con ellos la empatía: «Lo que no te gusta que hagan a ti, no se lo hagas a los demás».

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