Ruth Mateu, hasta ayer consellera de Transparencia, Cultura y Deportes, afirmó que dimitía por propia decisión para «dar ejemplo» como máxima responsable de Transparencia del Govern. Rodeada de gran parte de su equipo (los ausentes no tuvieron tiempo de llegar o estaban de viaje) y visiblemente afectada, Mateu sostuvo que ella no ha cometido «ninguna irregularidad», pero que le corresponde asumir la «responsabilidad política» por el cargo que ocupa ante los contratos de conselleries en manos de Més, entre ellas la suya, al que fuera jefe de campaña del partido, Jaume Garau, algo que ha considerado que es «poco ético».

Mateu compareció ante los medios de comunicación una hora después de que la presidenta del Govern, Francina Armengol, anunciara su caída. La noticia de Diario de Mallorca de que su Conselleria había fraccionado un contrato para darlo a dedo a Garau fue determinante. Mateu dijo que, a su juicio, contratar por separado un estudio y la encuesta en la que se basa no es un fraccionamiento. No obstante, admitió que algunos de los contratos a dedo a Garau no se habían realizado «correctamente», aunque defendió en todo momento la legalidad de los mismos.

«Soy la máxima responsable de la conselleria y no puedo eludir el asumir responsabilidades en estos momentos», dijo Mateu quien insistió que su dimisión era una «medida de contundencia» decidida por «responsabilidad política, ética y convicción».

«No recibí instrucciones»

«Conmigo se acaban las responsabilidades políticas», dijo Mateu respecto a si el vicepresidente Biel Barceló y el conseller Vicenç Vidal debían también abandonar el Govern.