La presidencia del Parlament se debate en estos momentos entre los diputados de Podemos Baltasar Picornell y Marta Maicas. El diputado felanitxer de 37 años y destacado activista republicano ha entrado de lleno en la quiniela sucesoria de Xelo Huertas, después de que la opción del también parlamentario podemista Carlos Saura se haya descartado.

«No está decidido aún, ambos tienen opciones, se está valorando cada perfil», explicaba sobre el relevo un cargo del partido. Maicas, valenciana que llegó hace años a Ibiza para ejercer de maestra, está posicionada desde el minuto cero para sustituir a Huertas. El hecho de que Més reclamara que el nuevo presidente fuera una mujer acrecentó sus posibilidades. Pero Picornell está desde hace unos días bien colocado para ocupar el cargo. Internamente se le considera un fiel representante del espíritu de Podemos.

El día de su toma de posesión como diputado prometió el cargo «por imperativo legal hasta que se abran procesos constituyentes y las leyes fundamentales sirvan a las clases populares y no a las élites políticas y económicas».

Balti -como le llaman en su formación- dijo que trabajará para defender el catalán y «detener la continuidad del régimen bajo el nombre de monarquía parlamentaria, para restablecer los valores democráticos que un día tuvieron los ciudadanos como República, y también para recuperar la memoria de los que en su día dieron su vida para defenderlos». Carpintero metálico «de oficio» -se define él mismo-, el PSOE de entrada no le ve con malos ojos; Més sigue pensando que Maicas será finalmente la elegida.

Más allá de la estrategia interna en Podemos sobre por cuál de los dos diputados se decanta finalmente, sus socios del Pacto quieren asegurarse de que el elegido no protagonizará un nuevo vodevil como el de Huertas.

«No tiene por qué ser mujer»

Ayer fue el propio líder de Podemos en Balears, Alberto Jarabo, quien aseguró que «no tiene por qué ser una mujer la persona que sustituya a Huertas al frente del Parlament». Abría así la puerta a más posibilidades y cambiaba su propia opinión, que había manifestado antes de Navidad.

Ayer, Podemos quiso realizar una exhibición de fuerza y de apoyo a la cúpula y en especial a su líder Jarabo. Unos 40 cargos y militantes podemistas le arroparon en su sede en el momento en que explicó el proceso de destitución de Xelo Huertas y Montse Seijas.

Jarabo tildó de «tránsfugas» a Huertas y Seijas y les pidió que «en cumplimiento del código ético del partido entreguen el acta de diputado y eviten el bochornoso espectáculo de aferrarse en el cargo sin el apoyo del partido por el cual fueron elegidas». Y aseguró que hablará con el resto de formaciones parlamentarias sobre la aplicación del Pacto Antitransfuguismo a las dos diputadas díscolas.

«Hemos pasado de un ´Luis sé fuerte´ que aplica el PP a un ´lo sentimos Huertas y Seijas, hemos hecho lo que corresponde en Podemos´», indicó Jarabo. El líder morado quiso resaltar así que ningún partido ha llegado tan lejos a la hora de erradicar comportamientos irregulares.

«Nuestro objetivo -añadía- ha sido prevenir posibles hechos delictivos que primaran los intereses particulares por encima de los de los ciudadanos».

Momentos difíciles

Jarabo reconoció que ha vivido situaciones difíciles con esta crisis: «La derecha y nuestros adversarios han utilizado las expulsiones para atacarnos y hemos sabido aguantar con prudencia las provocaciones y los ataques. Huertas y Seijas no han estado a la altura de lo que exige Podemos», afirmó.

Tras explicar la destitución de las dos diputadas, recibió una larga ovación de sus compañeros. No faltó el grito de ´sí se puede´. También aseguró haber recibido la felicitación de Madrid «por la valentía en que hemos abordado este asunto».

Y puso de ejemplo de la severidad con que Podemos aplica su código ético en la disolución de la Comisión de Garantías Autonómica por el «comportamiento aberrante» de dos de sus miembros, que intentaron chantajear a una compañera de partido a la que ofrecieron trabajo si era «buena niña», pero rápidamente dimitieron.