Ada Graciela Benítez, de 34 años y nacionalidad paraguaya, murió el 17 de septiembre asesinada supuestamente por su expareja, que la esperó en el interior de su domicilio, al que al parecer accedió gracias a una tercera persona, y cuando ella llegó la acuchilló varias veces hasta matarla. Tras cometer el crimen, el hombre se quitó la vida en Cala d´Hort.

Su asesinato causó una gran conmoción y la convocatoria de diversos actos de repulsa contra el crimen machista, el quinto cometido hasta entonces en Balears en lo que iba de año y trigésimo segundo en el conjunto de España.

Ada Graciela Benítez residía en Ibiza desde hacía una década aproximadamente y trabajaba en S´Hort Nou, un supermercado de la zona de es Pratet.

«Ada era una mujer maravillosa, una gran compañera, una persona integrada en Eivissa y en el barrio», recordaban sus compañeras un día después del crimen sin poder asimilar aún lo sucedido.

El asesinato fue cometido pasada la medianoche del 17 de septiembre en un piso del número 4 de la calle Menorca del barrio de es Pratet. Al parecer, Julio Ernesto Martínez, también paraguayo de 26 años, accedió al domicilio de Ada y allí la esperó. Cuando la mujer llegó, la acuchó varios veces hasta matarla y después se marchó de la vivienda dejando rastros de sangre por el portal.

De acuerdo con las fuentes consultadas, Martínez se deshizo del cuchillo en un parque cercano -donde por la mañana fue encontrado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía- y cogió su coche para marcharse de la ciudad.

Sobre las cuatro de la mañana la cuñada de Ada encontró su cadáver y avisó a los servicios de emergencias. Los investigadores acudieron al domicilio y tras tener conocimiento de lo sucedido iniciaron la búsqueda del presunto autor del crimen.

Horas después agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil encontraron su vehículo, que tenía la puerta del maletero abierta y el motor en ralentí, por Cala d´Hort. Los equipos de montaña rastrearon los acantilados y un helicóptero sobrevoló el lugar hasta que finalmente localizaron el cuerpo de Martínez al pie del mirador de es Vedrà, por donde se habría lanzado al vacío.

En un primer momento fuentes policiales señalaron que había varias personas a las que tomaba declaración por si podían aportar información relacionada con lo sucedido. A pesar de que no trascendió hasta días después, los agentes detuvieron a un hombre, quien tras pasar a disposición judicial quedó en libertad con cargos imputado por encubrimiento del asesinato, después de que la Fiscalía no solicitara para él ninguna medida cautelar. Al parecer, este hombre pudo facilitar a Martínez el acceso a la vivienda de la víctima.

El día después del crimen 150 personas se concentraron para expresar su repulsa por el asesinato, mostrar «el apoyo y la solidaridad» de la sociedad de Eivissa con la familia y amigos de Ada y decir «basta ya de violencia contra las mujeres», destacó la presidenta de la Associació de Dones Progressistes, que convocó el acto, Beatriz Torreblanca.

Los restos mortales de Ada pudieron ser repatriados a su país natal dos semanas después del crimen, donde fueron recibidos por sus allegados con dolor e impotencia.