Así como la fuente de suministro para abastecer de agua a la población de Sant Antoni y Vila son las dos desaladoras, Sant Josep depende actualmente de pozos, altamente salinizados en muchos casos. Por ello, el segundo teniente de alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, apunta que su municipio no tiene problemas para transportar el agua de los depósitos hasta los domicilios de los usuarios, pero sí en las extracciones de los pozos. La alta salinidad provoca averías en el bombeo del agua del subsuelo. «En cualquier momento se puede caer un pozo y el sistema se cae como un castillo de naipes. Cuando se pierden fuentes de suministro es cuando empezamos a sufrir», advierte Guerrero.

Otra de las claves para atajar la pérdida de agua en la red ha sido «la sectorización» del control del caudal de agua de Sant Jordi y Platja d´en Bossa. Hasta hace unos meses, sólo había un contador del depósito del agua de ses Eres hasta el domicilio de los usuarios. El pasado invierno se colocaron contadores en los puntos estratégicos de la red para controlar el caudal que atraviesa distintas zonas al objeto de acotar los tramos en que se producen pérdidas. Sin este mecanismo, los operarios tenían que buscar las fugas que no vierten a la superficie «calle a calle, metro a metro», dice Guerrero, con «la ayuda de un sonar». «Es una locura», describe. El sistema ahora está «telecontrolado» desde la oficina del concesionario del servicio, que, explica el edil, lanza un aviso cuando «se detecta que no se alcanza algún valor histórico».

Guerrero sostiene que se trata de «un avance bestial», pero al mismo tiempo reconoce que «llega tarde a Sant Josep». Este sistema ya está implantado en todos los municipios. El Ayuntamiento ha dividido el control de la red de Cala de Bou y proyecta hacer lo mismo en el núcleo urbano de Sant Josep.