El Partido Popular también intentó durante la legislatura pasada lograr un acuerdo para que los ayuntamientos se unieran y no se dieran diferencias entre unos municipios y otros, algo que finalmente no se consiguió.

Sí que se logró limitar la música en el exterior entre las doce de la mañana (se argumentó que para permitir la animación en hoteles) y las doce de la noche, pero en el resto de cuestiones no hubo acuerdo.

Sant Josep fue el primero en regular los horarios y fijó la hora de cierre de bares a las tres de mañana, cafés concierto a las cinco y discotecas a las seis y media. Vila también optó por el cierre de discotecas a las seis y media (con desalojo total del local a las siete).

Sin embargo, Sant Antoni se descolgó porque propuso la polémica medida de adelantar una hora de cierre a los locales del West End, lo que provocó un aluvión de quejas entre los empresarios de la zona y una importante crisis dentro del Partido Popular. Aún hoy, algunos sectores dentro del PP consideran una injusticia que en esta área se permitan unos horarios y que grandes discotecas que están en el municipio, pero fuera del West End, puedan disfrutar de otro distinto.

De esta forma, en el West End los cafés conciertos, discotecas y salas de fiesta deben echar el cierre a las cinco, una hora antes que el horario anterior. En el resto del municipio los locales con las mismas licencias pueden permanecer abiertos hasta las seis (no hasta las seis y media como en otros puntos de la isla). El pleno en el que se aprobó la ordenanza de Sant Antoni contó con 150 empresarios y trabajadores del West End que acudieron a protestar por la medida.

El cambio de horarios provocó quejas también por parte de los empresarios en otras zonas de la isla. Por ejemplo, la ordenanza de Sant Josep obligó a cerrar una hora antes a los bares (que antes podían cerrar a las cuatro de la madrugada) y a las cinco los cafés concierto (que antes lo hacían hasta las seis).