-¿Qué son los hospitales aeroportuarios?

-Es un concepto que analiza un hospital y un aeropuerto desde la funcionalidad. Resolvemos los hospitales, desde el punto de vista de los flujos de circulación, como en un aeropuerto. Por una planta circulan los pacientes y por otra planta, el personal sanitario, igual que en un aeropuerto tienes una planta por la que circulan los pasajeros de salida y por otra, los de llegada.

-Supongo que llega a ese concepto después de pasar muchas horas en aeropuertos y hospitales.

-Efectivamente. El concepto de hospital aeroportuario lo desarrollo siendo profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid y como reflexión tras muchas horas en hospitales y aeropuertos.

-O sea, que cuando la gente dice que el hospital Can Misses parece un aeropuerto, no va desencaminada.

-No, creo que el concepto añade otra serie de valores que forman parte de la cultura y el ADN y que utilizamos en todos nuestros edificios, como el aprovechamiento de la luz natural, la orientación intuitiva, el uso de la vegetación y del color y cuidar la acústica. Al final, uno percibe que está en un espacio que tiene unas cualidades y un confort muy elevado, como puede ser un aeropuerto, y que no todos los hospitales a los que uno está acostumbrado tienen estos valores.

-Habla del confort. ¿Es especialmente importante en un edificio en el que la gente pasa mucho tiempo y en condiciones emocionales complicadas?

-Se supone que la tendencia es que la gente pase cada vez menos tiempo en el hospital, pero la realidad es que cuando uno llega, lo hace con un estado de ansiedad más elevado de lo habitual. Nadie va voluntariamente y, por tanto, es muy importante que el edificio de un hospital transmita ese confort, esa calidad, y ayude a reducir la ansiedad y a calmar al paciente.

-¿Cómo se consigue?

-Pues haciendo que el edificio ses amable y próximo. Que sea un lugar en el que te puedas orientar fácilmente, sin tener que estar leyendo carteles constantemente y buscando puntos de información. También con mucha luz natural, con vegetación. Es lo que englobamos en el concepto de arquitectura curativa.

-En Ibiza habrá tenido fácil lo de la luz natural.

-La luz nunca es un concepto fácil. Ibiza tiene una luz magnífica, por lo que puede ser fácil pecar de un abuso de ella. Hemos buscado la cantidad adecuada de luz natural en cada momento y en cada sitio. Ibiza tiene unos atardeceres, unas puestas de sol y unos azules espectaculares que, en el fondo, son los que forman el edificio por dentro. Las sendas que conducen al paciente por el hospital son naranjas y los puntos de atención o aquellos en los que se produce una entrada, una salida o un movimiento vertical son azules.

-¿Los colores de dentro del hospital, entonces, son cosa suya?

-Sí, el uso del color es un recurso que siempre se ha utilizado en el estudio. En todos nuestros proyectos lo hay, ya sea un hospital o un aeropuerto, como la T4 de Barajas, donde usamos el color en los pilares. En el hospital Can Misses hay toda una filosofía y unos recorridos apoyados en el color, que ayuda y guía al paciente.

-¿De qué idea parte para diseñar el edificio del hospital Can Misses?

-El edificio parte con varias premisas. Por un lado es una ampliación, pero que duplica, más incluso, el tamaño del hospital actual. Normalmente, las ampliaciones no suelen ser el doble de lo que ya tienes. La integración del volumen en el paisaje era esencial, optamos por un modelo más horizontal que minimizara el movimiento de tierra y que se fuera adaptando a la pendiente que tiene la calle. Un modelo de hospital más vertical hubiera tenido un impacto visual mucho más imponente en la isla.

-¿El resultado final es muy diferente de esa primera idea?

-No, el concepto fundamental es muy similar. Al final es un edificio muy horizontal, muy marcado al terreno, con una espina dorsal central a la que se le van añadiendo los edificios y bloques que albergan los diferentes servicios. El resultado final es muy fiel al concepto inicial.

-¿Es posible volver a ampliarlo si es necesario?

-Sí, claro. El edificio está concebido, desde el principio, para ser flexible y adaptable, y, además, en dos sentidos. Por un lado, es flexible para poderse adaptar por dentro, es decir, puede haber servicios que con la evolución tecnológica requieran más o menos espacio y el edificio por dentro es muy fácil de adaptar. Por otro lado, es modular, podría crecer en horizontal e incluso en vertical si fuera necesario. Hemos intentado tenerlo todo previsto. Somos conscientes de que esos edificios están vivos, son como un organismo, todos los días requieren de una adaptación. Además, cada vez más las adaptaciones necesarias son más amplias que mover una mesa de sitio o cambiar una puerta de lado.

-¿Las sugerencias de los profesionales obligaron a cambiar mucho el proyecto original?

-No hubo muchas sugerencias. Todo proyecto con éxito, como éste, es fruto del diálogo y la comunicación. Desde el primer momento tuvimos en consideración al usuario, el paciente, el trabajador y el gestor. Al final, en un hospital conviven muchos intereses y Can Misses, precisamente por tener ese ADN flexible, ha sido perfectamente capaz de adaptarse durante el desarrollo del proyecto e incorporar la voz de toda la gente que ha opinado.

-¿Ha estado en el hospital desde que abrió?

-Sí, y no como paciente.

-¿Le ha llamado la atención algún comentario?

-Lo que he percibido es que todo el mundo está muy satisfecho. Creo que es un paso de gigante en comparación con lo que había y tanto los que viven en la isla como los turistas y los visitantes ocasionales están muy gratamente satisfechos.

-Hay quien dice que las distancias son muy grandes. ¿Le parece provinciano?

-No es un asunto de provincianismo. Las distancias son las que son porque el edificio incorpora muchos servicios y está diseñado para muchísima gente. Creo que si este hospital se hubiera resuelto de una forma convencional, sin separar los flujos de circulación, las distancias serían mucho mayores. Debe ser el orgullo de los ibicencos y de toda Balears. También el modelo concesional, que ha respondido a una circunstancia coyuntural y económica extremadamente compleja. Lo ha salvado con éxito. Trabajo en Asia y América y somos fruto de envidia y de copia. Lo que se ha hecho aquí lo está copiando todo el mundo porque es el futuro.

-La gente se queja de que no hay un acceso directo al hospital desde el aparcamiento. ¿Es cosa suya?

-Nuestra y de todos. En todos los hospitales debe haber un control de acceso, no es un edificio de oficinas. De hecho, la mitad de las oficinas tienen un trasbordo en la planta baja para pasar por un control de seguridad. En este hospital, como en cualquier otro, eso responde a una necesidad de control y seguridad.

-¿Cuáles cree que son los puntos fuertes y débiles del edificio?

-Los fuertes son su flexibilidad, adaptabilidad, la integración en el entorno, la luz natural y que es un hospital pensado para el paciente, el acompañante, el personal sanitario que trabaja ahí y los gestores que lo administran. Está concebido para el usuario.

-Vale, ¿y los débiles?

-Hay una cosa que creo que debería mejorar, sobre todo en los proyectos de estas características en los que he participado en España: la polémica. Un edificio así, en el contexto en el que se sitúa y en el momento en el que se realiza, debe ser un motivo de orgullo y satisfacción para todos. La polémica que rodea este tipo de proyectos es realmente innecesaria. Esto no se ve en ningún otro país en los que trabajo. La polémica por la polémica, la bronca por la bronca. Es un proceso más constructivo. Todo el mundo debería estar satisfecho. ¿Qué preferimos? ¿Lo que tenemos, que es maravilloso y un éxito o no tener nada?

-¿Por qué alguien que trabaja en todo el mundo se interesa por hacer un hospital en Ibiza?

„Ibiza forma parte del mundo y del primer mundo, que es donde solemos estar. Además, soy medio mallorquín y el concurso de Ibiza nos atrajo desde el primer momento.