«Este libro nos ofrece la posibilidad de pasear por la isla acompañados por Narcís Puget, de conocer su cultura y su sensibilidad extrema y de reconocer algunos paisajes y las costumbres de aquella Ibiza tal y como él los vio». La investigadora Maria Lena Mateu Prats habla con emoción de la obra que tiene a su cuidado y que verá la luz en las próximas Navidades o para el próximo Día del libro en la editorial Balàfia Postals de Neus Escandell.

Se trata de un cruce entre una guía turística y una novela que el pintor y padre de la fotografía ibicenca Narcís Puget Viñas (1874-1960) escribió en los años 30 del siglo XX y que fue publicada por entregas en la época en las páginas de Diario de Ibiza. Puget la recopiló después para editarla como libro e incluso contaba ya con un prólogo escrito por Luis Gálvez, pero al final se quedó durmiendo en un cajón hasta ahora.

Lena Mateu Prats tenía referencias de este libro a través de la hemeroteca y al final consiguió el original, que había sido guardado cuidadosamente por la nieta de Puget, la también artista Guillermina Puget, que está colaborando con la investigadora en la edición.

«Independientemente del valor literario del libro, que cada uno juzgará -advierte Mateu Prats- tiene un indudable valor histórico y etnológico, por la persona que lo escribe y porque refleja el paisaje de la isla y también su cultura y costumbres». «Lo que está claro es que como escribe Gálvez en el prólogo, el artista vuelca su alma en estos textos», incide.

Historia de amor

El libro es una historia de amor en dos vertientes. Por una parte plasma con palabras, como ya lo había hecho en sus pinturas, el amor de Puget por la isla, y por otra, el hilo conductor es una historia romántica entre un pintor, Fernando Lago, y una escritora que se encuentran en Ibiza.

«Puget era un hombre implicado con la promoción turística de la isla, que entonces vivía una edad de oro de visitantes relacionados con el arte y la literatura. Y quería un turismo atractivo, artístico y respetuoso con el entorno», señala Mateu Prats, que recuerda que el pintor solía hacer de guía para los artistas que llegaban a la isla, a los que llevaba a descubrir sus paisajes.

De hecho, la investigadora señala varias fuentes de inspiración para que se decidiera a escribir esta guía, por una parte las excursiones del archiduque Luis Salvador de Austria en sus visitas a la isla a finales del siglo XIX y por otra las novelas de Vicente Blasco Ibáñez, al que el propio Puget cita en su obra. Pero además hay una influencia de esos visitantes artistas. El protagonista podría ser un álter ego del propio Puget tamizado por otras figuras a las que había conocido y acompañado en sus viajes a la isla, como el pintor Joaquín Sorolla, y su amada es un reflejo de esas mujeres ilustradas que normalmente les acompañaban. «Su historia de amor nos descubre una Ibiza como tierra ideal y es, además un viaje interior», destaca la investigadora.

Mateu Prats teoriza que el nombre de Fernando Lago puede ser un homenaje a Silvio Lago, un crítico de arte de gran prestigio en la época que había dedicado críticas elogiosas a Puget.

Selección de imágenes

La investigadora está en estos momentos escribiendo el prólogo de su edición crítica y seleccionando los cuadros de Puget que ilustrarán los diferentes pasajes. Por ejemplo, explica, en la guía habla sobre las llegadas de barcos al puerto, el Mercat Vell, las costumbres payesas o el islote de es Vedrà, al que da un protagonismo especial, y todo esto está reflejado en su obra pictórica. «Parece que con los textos hubiese querido ir más allá y explicar de forma más concreta lo que ya había pintado o fotografiado», advierte. De todas formas, la selección es muy extensa y al final será afinada entre la propia Mateu Prats, Guillermina Puget y la editora Neus Escandell.

Además el libro irá acompañado por un apéndice en el que se actualizarán algunas de las cosas que describe el pintor, para que pueda ser utilizado como guía, que era la pretensión de su autor. «Habla por ejemplo del Museo Arqueológico y claro, ha cambiado mucho y eso hay que actualizarlo, y hay que añadir otras cosas, como el propio Museo Puget, dedicado a su figura y a la de su hijo, Narcís Puget Riquer», concluye Mateu Prats.