Sansano no desgrana el cúmulo de agravios y desaires que la han llevado a anunciar su dimisión y ha cumplido la disciplina de voto a pesar de que, en ocasiones, discrepaba de la postura de su grupo.

Niega que la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad a Abel Matutes fuera motivo de disputa (votó a favor en pleno), pero admite que en la comisión de Cultura aprobó que cada una de las tres medallas se votaran de forma individual para evitar que los galardones quedaran sobre la mesa y garantizar que al menos dos de los premiados obtuvieran unanimidad. «Presido esa comisión, en la que Pilar no está. Por lo visto me estuvo mandando mensajes para que se votaran conjuntamente, pero no los vi hasta haber acabado. No sé si hice bien o mal, pero tenía respaldo y debía seguir adelante», explica.

La decisión de convertir a Joan Mayans en primer teniente de alcalde tras la marcha de Daura o el hecho de que el departamento de Recursos Humanos se pusiera en manos del concejal del PREF podrían haber sido interpretados como agravios, aunque Sansano nunca lo manifestó así y de hecho anunció el año pasado su voluntad de dejar la política al acabar este mandato. Quería cumplir su compromiso con los ciudadanos, pero finalmente ha desistido.

Los estatutos del Patronato de Música, redactados pero bloqueados desde hace meses, son otra espinita. Sin embargo, Sansano descarga a Pilar Marí: «Ella no tiene la culpa. Es un tema difícil de sacar adelante. No puedo mover ficha porque no soy la presidenta, pero [su primer intento de dimisión] no fue por eso».

Su reprobación tras el escándalo de la publicidad institucional y las consecuencias que puedan tener las demandas en torno al Cetis también podrían haber contribuido a su decisión de bajarse del barco. Asimismo se ha apuntado como motivo de enfrentamiento la decisión de Pilar Marí de invertir una partida procedente del grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad en productos de protocolo y merchandising, algo que la alcaldesa niega.