No hay duda de que Vera Sykora es una excelente profesora de piano. Esta afirmación la atestiguan decenas de músicos de la isla que han pasado por sus clases con brillantes resultados. No se ve a sí misma como una profesora dura. En todo caso asegura que solo de la disciplina y del trabajo «puede llegar el verdadero disfrute que supone tocar bien una pieza».

-¿Cuándo llegó a Ibiza desde su Checoslovaquia natal?

-Dejé Checoslovaquia mucho antes de venir a Ibiza. Mis padres, después de la Primavera de Praga, en 1968, decidieron mudarse a Alemania con toda la familia. Mis padres también eran músicos... Mi padre, violinista; mi madre, pianista; mi hermana, violinista también. Todos, desde mis bisabuelos, son músicos en mi familia. Vivo la música desde la cuna. Estuvimos en Alemania diez años y allí terminé mis estudios en la escuela superior de Manheim, muy conocida. Mis primeros estudios de música fueron en Praga, obviamente. Fue en unas vacaciones en Ibiza cuando conocí a mi marido... y me quedé en la isla [risas].

-¿Cuándo fue eso?

-En 1979 y comencé a dar clases casi desde el primer momento. Al principio fue un poco difícil porque no había mucho movimiento. Por entonces estaba el conservatorio pero no con las dimensiones actuales. Con los años ha ido mejorando. Empecé con un par de alumnos y, muy poco después, en el 1981 creo, ya hice mi primer concierto en Ibiza. Me ayudó Juan Antonio Torres, presidente de Pro Música. Me di a conocer en ese concierto y las cosas fueron a más.

-Una profesora con su nivel debía ser en ese momento algo excepcional en Ibiza.

-Lo que traía conmigo lo intenté implantar aquí y dárselo a los niños. Siempre me ha gustado muchísimo la pedagogía e incluso estudié también psicología infantil para dar bien las clases.

-Por sus manos han pasado algunos de los mejores profesionales de la música en la isla...

-Adolfo Villalonga, Elvira Ramón, Lucía Herranz, María José Perete, Eva Selva, Jorge Silla... Hay muchos que no han seguido una carrera musical pero estudiar música les ha ayudado en otras facetas. Desarrollas la mente y la afilas, con lo que te ayuda en muchas facetas de la vida, no solo en la música. Mis tres hijos han estudiado música pero ninguno se ha dedicado a ella para vivir porque les han gustado otras cosas. Eso no quiere decir que la música no les haya ayudado.

-¿Los estudiantes que aprenden música suelen tener mejores expedientes académicos?

-Creo que eso está más que comprobado, seguro. La precisión, la disciplina, la minuciosidad que tienes que emplear en el instrumento lo puedes aplicar en muchas otras ramas. La música es muy importante.

-¿La música está indicada para todos los niños? ¿Es conveniente incluso forzarles un poco a aprender aunque al principio no les guste?

-Se tiene que introducir poquito a poquito. Hay niños que están entusiasmados al principio, pero después lo dejan porque es mucha disciplina y mucho trabajo. Pero si poco a poco vas haciendo que le guste... el niño acabará por disfrutar de una canción o de una pieza bonita. Entonces se desarrolla el gusto hacia la música y no la abandonan tan rápido. No se les puede presionar demasiado pero sí un poco. Enseñar que es una disciplina. Un instrumento es disciplina.

-Usted tiene fama de ser una profesora muy buena y también dura.

-Bueno, bueno, dura, dura... Exijo la perfección y la precisión y puede que por eso digan que soy dura. Tocar mal o con fallos... ¿Quién quiere escuchar eso? Nadie. Yo les digo a los niños: no te puedes equivocar porque, si se equivoca un piloto, ¿quisieras estar en el avión? [risas] Se lo digo así de claro y los niños reflexionan sobre ello. La música es bonita cuando se interpreta bien, por sencilla que sea la canción o la pieza. No soy dura, simplemente exijo precisión. Cuando vas a un concurso de piano nacional o internacional y ves el nivel, es increíble. Con un fallito estás fuera. Hay muchos niños de países del Este o asiáticos que están machacados y preparados de una manera increíble. Un niño pequeño, aunque no sea especialmente talentoso, puede tocar una pieza sencilla y disfrutar de ello. Si la tocas bien la disfrutas, si la tocas con un montón de fallos, no. Una pieza sencilla, pero bien tocada, es siempre una alegría. En los ensayos tienes que estar al 120 por ciento para que cuando llegue el concierto te salga al 100 por cien a pesar de los focos y los nervios.

-¿Se aprende del escenario?

-Los focos y los nervios son importantes porque también educan al niño. Educan para las tablas del mundo. En un momento clave de tu vida vas a saber concentrarte y reflexionar, como en el momento en el que estarás en el escenario. Mis hijos siempre me dicen que el piano les ha ayudado mucho a la hora de controlar los nervios en los exámenes, por ejemplo. Saben dominar los nervios gracias al escenario.

-¿Ha notado, con el paso de los años, una merma en la disciplina en los alumnos?

-Sí. Lo que veo es que a los padres les cuesta mucho apuntarlos a música. Ni se interesan por ello. Hoy solo interesa el fútbol [risas] y quizás un poco de baloncesto y tal vez se apuntan a las bandas de música que atraen un poquito más. Si escoges un instrumento como el piano o el violín estás tú solo... necesitas ser más fuerte y más disciplinado que si te apuntas a una banda que es algo en común, más divertido. Pero sin disciplina no se consigue nada, ni un instrumento ni en ninguna otra cosa.

-¿La diversión como objetivo único puede ser algo negativo?

-Claro. Para disfrutar de tocar una canción en el piano primero hay que saber algo, hay que aprenderla bien. Yo lo tengo más fácil porque atiendo a un solo alumno por clase y estoy encima de él. Lo tengo mucho mejor que un profesor con 30 alumnos en una clase, de los que 20 están tirando papeles. Los niños están acostumbrados a levantarse cuando quieren o hablar cuando quieren... Antes no era así. Los padres no están muy concienciados sobre la educación musical de sus hijos.. y todo viene de casa. El que apunta a un niño a clases es el padre. Si la familia tiene interés en que el niño haga algo lo hará. Puedes tener el mejor conservatorio del mundo y los mejores profesores, que si a los padres no les interesa... En Ibiza han mejorado mucho las instalaciones y los profesores en los últimos años... Pero haría falta quizás más empuje desde las familias. Tal vez los niños solo quieren ordenadores. Pregunta en una clase de un colegio cuántos estudian un instrumento, no hay muchos.

-¿A cuántos alumnos da clase en la actualidad?

-El próximo 28 de febrero organizo un nuevo concierto en el Palacio de Congresos de Santa Eulària con 15 alumnos. Tengo unos cuantos más pero no están preparados todavía para actuar. Borja Gil, de 18 años, será solista en la segunda parte del concierto con piezas de Händel, Haydn, Schubert, Mendelssohn... Algunos de mis alumnos comienzan con cinco años o cinco años y medio. Ahora tengo a partir de 7 hasta 18 años.

-¿Prepara a sus alumnos para ingresar en conservatorios superiores?

-Sí. Si un niño vale y quiere estudiar lo preparo para los estudios superiores de música. Es el caso de Borja Gil, que se prepara para estudiar en Barcelona. Eva Selva hizo lo mismo. Estudió en el conservatorio también pero eso no le valió, tuvo que hacer prueba de acceso también. En España, según a que conservatorio superior vayas, no sirven los estudios previos de conservatorio de música. Tienes que aprobar la prueba de acceso. Eva Selva terminó sus estudios en el conservatorio de Madrid con Matrícula de Honor y ha hecho un máster en Finlandia... Quedó finalista en un concurso, ha tocado con varias orquestas también...

-¿Se ha encontrado con grandes talentos en Ibiza que, sin embargo, no hayan continuado su carrera musical?

-Sí, por ejemplo Pedro Guasch, que era muy bueno. Un chico de Santa Eulària. Mis propios hijos tocaban muy bien pero les han interesado otras cosas. Uno de ellos estuvo a punto de estudiar música pero un día me dijo: «Mamá, si no estudio Matemáticas nunca me lo perdonaré». Lo entendí. Ahora es doctor en Matemáticas.

-Sus tres hijos tienen un enorme talento dentro de sus respectivos campos y los tres viven fuera del país.

-El mayor, Juan, es astrofísico y trabaja en San Francisco para la NASA. ¿Sabes el último cohete que ha enviado la NASA para investigar el sol? Él está en este equipo.

-¿En serio?

-Sí, él incluso lleva la lente del telescopio. Luego está Toni, que es doctor en Matemáticas. Terminó el doctorado el verano pasado y ahora trabaja como investigador en la Universidad de Southampton. La niña, Vera, es traductora e intérprete, y vive en Suiza.

-¿Están todos fuera del país por voluntad propia o por la crisis?

-En España hay muy poco trabajo para los jóvenes en estos momentos. Toni, el matemático, quería quedarse en Valencia. Pero la universidad no da dinero para la investigación. El problema está en la política. Él hubiese preferido quedarse en España. Su mujer es de Jesús y tiene una niña de un año y medio... De acuerdo que para el mayor, que es astrofísico, no hay nada en España, pero un matemático creo que, en teoría, debería poder quedarse en el país. Pero no. Los profesores le decían que les daba pena que se fuera un alumno como él. La culpa es la falta de inversión en investigación.

-¿Qué opina de pianistas mediáticos como ese joven chino...?

-Sí, Lang Lang... He leído su biografía ´Un viaje de miles de kilómetros´ [Ed. Alba]. Te lo recomiendo. Él ha sufrido lo suyo. Por momentos temblaba leyendo el libro. ¡Y a mí me llaman dura! Que se lean este libro y lo que sufren algunos para llegar. Ahora está en su derecho de salir al escenario como quiera y vestir como desee.

-¿Cuáles son sus compositores de cabecera?

-Enseño música clásica de todas las épocas: barroco, romanticismo y también contemporánea y jazz. Lo que no enseño es música pop o bandas sonoras de películas. Si tú empiezas por ´El rey león´, luego no quieren tocar Bach. Prefiero que empiecen con clásica, aunque sean piezas sencillas. Un alumno con clásica tiene una buena base. Mi obligación como profesora es dar lo clásico.

-¿Tiene alumnos adultos?

-Sí, claro. Vienen porque les gusta, para disfrutar. No para hacer conciertos. Para ellos mismos. Es algo diferente. Lo hacen para relajarse, para quitarse de la mente su trabajo... Y también está bien, ¿por qué no? Pueden llegar a tocar una pieza y disfrutar. Pero los mayores no tienen las mismas opciones que un pequeño para llegar lejos. Pero pueden aprender.