Manos Unidas de las Pitiusas financia este año seis importantes proyectos en países del Tercer Mundo. Dos en Haití, el país castigado recientemente con un terremoto; por un lado, con la rehabilitación y ampliación de un centro educativo en Beaumont, del que se beneficiarán 800 niños, por otro, con la promoción de la crianza de ganado vacuno en Marín, que ayudará a mejorar la alimentación y los ingresos familiares de 400 personas.

Otros dos proyectos se realizarán en Vietnam: la construcción de dos puentes en Binh Loc, en el delta del Mekomg, una de las zonas más pobres de país, y la contrucción de un aljibe en Bac Lac.

Un proyecto más en la India: la compra de un minibús para transporte escolar en Meghalaya. Y otro en Paraguay destinado al mejoramiento y la capacitación agraria en Santa Rosa y Santa María, una zona muy pobre y de masiva emigración.

En total, seis proyectos que ayudarán a más de 4.000 personas y que suman casi 140.000 euros.

Entre las actividades recaudatorias más populares, además de los festivales, conciertos y representaciones teatrales, hay que destacar las comidas solidarias, que se vienen celebrando desde hace ya algunas décadas. Se trata de una actividad «muy ibicenca y que funciona muy bien en todos los aspectos», afirma la delegada de Manos Unidas en las Pitiusas, Francisca Marí Tur.

Estas comidas multitudinarias, que se celebran una o dos veces al año en casi todos los pueblos y en Vila, son una forma de «ayudar con alegría, buen ambiente y mucha participación, aunque en principio pueda parecer contradictorio celebrar comidas para combatir el hambre en el mundo», apunta Francisca Marí.

Porque, efectivamente, la participación es altísima en estos encuentros solidarios, no solamente en cuanto al número de comensales, también en cuanto al número de personas que se ocupan de su laboriosa preparación.