El mayor atentado que ha sufrido una institución de Balears en democracia, el incendio provocado del departamento de Obras del entonces Ayuntamiento de Formentera, sigue sin estar resuelto diez años después de que ocurrieran los hechos. Durante la noche del 30 de mayo de 1999, mientras los vecinos de Formentera celebraban las fiestas de Sant Ferran, las llamas destruyeron centenares de documentos de todo tipo y expedientes del departamento de Obras que representaban la memoria urbanística de la isla desde los años ochenta.

La primera intervención para apagar las llamas y evitar que se propagaran a otras dependencias municipales la realizó la Policía Local. El panadero de Sant Francesc fue el que dio el aviso, sobre la medianoche, al comprobar que salía humo por las ventanas de la Casa Consistorial. Los primeros agentes y bomberos que llegaron se percataron enseguida de que había tres focos claramente diferenciados en la zona de los archivos.

Una vez controladas las llamas, la Policía Local descubrió que la puerta trasera de la sala de plenos había sido forzada con una pata de cabra. En un primer momento, el edificio no fue acordonado y numerosos vecinos y curiosos tuvieron acceso a la zona.

Al mediodía del día 31 de mayo llegaron los especialistas de la brigada de la Policía Judicial de la Guardia Civil para realizar una inspección ocular y buscar pruebas que pudieran arrojar luz sobre el autor o autores del incendio. La Policía Local descartó desde el primer momento que el incendio fuera fortuito y localizó con precisión los tres focos de origen de las llamas. Uno de ellos estaba en el cajón del despacho del aparejador, el segundo en una estantería donde se apilaban los expedientes de obras y el tercero en otra estantería.

«Acto vandálico»

El entonces alcalde de Formentera, del PP, Vicent Escandell, pasó por uno de los peores momentos como representante institucional y calificó el atentado a la institución de «acto vandálico» que atribuyó a una persona o personas que «no están en sus cabales». Todos los partidos políticos condenaron el ataque y acordaron no utilizar el incendio como tema de la campaña electoral que acababa de empezar y que culminó el 13 de junio de 1999 con la rotunda victoria en las urnas de la entonces Coalició d´Organitzacions Progressistes (COP), liderada por Isidor Torres, que fue elegido alcalde.

Tras la primera inspección de los daños, se comprobó que los expedientes de obras mayores y menores de entre 1990 y 1997 ardieron casi por completo, así como el historial de los expedientes sancionadores resueltos. En cambio, los expedientes sancionadores en trámite se salvaron ya que se guardaban en el despacho de la secretaria municipal. Las llamas también destruyeron los expedientes de apertura de establecimientos, así como los informes de obras menores. El daño fue calificado de «irreparable» por los técnicos del departamento de Urbanismo y todavía hoy está presente ese incendio sin resolver cuando se necesita consultar determinados documentos que fueron entonces quemados.

La secretaria del Ayuntamiento de Formentera manifestó unos días después del incendio, tras analizar detalladamente los daños provocados, que sólo se podrían recuperar los expedientes de infracción urbanística resueltos y en tramitación desde 1992. La funcionaria avanzó en ese momento: «El trabajo para recuperar los expedientes será largo pero podremos reconstruir toda la instrucción de esos expedientes sancionadores».

El suceso sacudió a los vecinos de Formentera, que no daban crédito a lo sucedido. Una de las primeras reacciones la protagonizaron los funcionarios de la institución local a través de un escueto comunicado: «Los archivos municipales son del pueblo de Formentera. Este atentado es contra nuestro pueblo. Por tanto, como funcionarios veladores de esta información nos sentimos ofendidos y protestamos por este acto inútil y sin sentido».

Los políticos que concurrían a las elecciones hicieron entonces un llamamiento conjunto para pedir la colaboración ciudadana. El objetivo era conseguir alguna pista, testimonio o indicio por muy débil que fuera para poder esclarecer los hechos y dar con el autor o autores. La investigación de la Guardia Civil y de la Policía Local no logró ningún resultado positivo y con el paso del tiempo el caso fue archivado sin resolver. Mientras, el autor o autores de ese ataque, así como sus posibles inductores, siguen en libertad.

En los días siguientes al siniestro las especulaciones e hipótesis sobre la motivación y autoría del atentado florecieron en todos los sectores de la población. La Guardia Civil pidió copia de los expedientes sancionadores abiertos y el Ayuntamiento contrató una empresa externa, de Barcelona, especializada en este tipo de trabajos que sólo pudo recuperar el 10 por ciento de lo quemado. A pesar del esfuerzo, muchos expedientes y documentos se perdieron para siempre.

Hasta el día del incendio, el departamento de Obras del Ayuntamiento llevaba tramitados, desde 1992, más de un centenar de expedientes, algunos de ellos resueltos, otros pendientes de ejecución o en trámite. Incluso había unas doce órdenes de derribo que se habían solapado y de las cuales tan sólo se han ejecutado dos en los últimos años.