Pamela Spitz (Munich, 1975) es una fotógrafa profesional muy vinculada a Formentera, en donde pasó parte de su adolescencia entre 1986 y 1990, y donde regresa cada año. Los cuatro años que vivió de muy joven en la isla le sirvieron para conocer y tejer toda una red de amigos cuyos retratos expone hasta el 22 de octubre en la sala de exposiciones del Ayuntamientos viejo titulada ‘Retratos del 2000 al 2022’.
La muestra está compuesta por unas noventa fotografías, retratos de personas vinculadas a la isla, sus amigos y miembros de la sociedad local. Algunos de ellos ya han fallecido, otros han dejado la isla, pero la mayoría siguen siendo vecinos que en cada uno de sus ámbitos son representativos de la sociedad insular.
Es cierto que la carga de nostalgia está presente en cada una de sus instantáneas lo que ha provocado que sea una de las exposiciones más visitadas al tocar directamente los recuerdos tanto de los propios retratados como de las personas, ajenas al entorno de Spitz que encuentran en esta muestra una imagen coral de la Formentera de las últimas dos décadas.
Spitz lleva preparando esta exposición desde hace un año, de alguna forma para devolver a Formentera lo que de ella aprendió en todos esos años, especialmente su adolescencia.
La inauguración se convirtió en un homenaje a esta fotógrafa con una colección de retratos que tiene una gran carga emotiva para ella. Hace seis años le diagnosticaron párkinson, una enfermedad degenerativa e incurable por la que en pocos años quedará inmovilizada en una silla de ruedas. Mientras llega ese día, procura vivir lo más intensamente posible cada minuto y esta exposición es solo una muestra de su energía.
