Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pamela Spitz

Pamela Spitz: «He encontrado mi felicidad a través del párkinson»

Pamela Spitz, fotoperiodista de origen alemán y criada en Formentera, explica cómo afronta el párkinson, a sus 46 años, siendo una «nómada digital» en un libro que acaba de editarse en alemán

Pamela Spitz trabaja desde una terraza de Formentera

Pamela Spitz es una mujer decidida, fuerte, racional y a la que le cuesta expresar sus sentimientos, como ella misma dice, aunque en esta entrevista se desnude emocionalmente. Como opción, para expresarse elige la fotografía, su profesión. Es editora de una de las cabeceras más importantes de Alemania, Die Welt, y tiene un amplio curriculum como fotógrafa que no cabría en estas líneas. Desde hace cinco años, cuando tenía 41, se ha convertido en «una nómada digital», cuando le diagnosticaron párkinson, una enfermedad degenerativa e incurable por la que en pocos años quedará inmovilizada en una silla de ruedas. Mientras llega ese día, procura vivir lo más intensamente posible cada minuto.

«He encontrado mi felicidad a través del Parkinson»

¿Qué le une a Formentera?

Pasé aquí mi adolescencia, pero lo que es curioso es que no hemos vivido aquí tanto tiempo, entre los 11 años y los 15 años, entre 1986 y 1990. Volvimos a Alemana en los noventa porque mis hermanas [tiene dos] y yo pensamos que mejor nos íbamos para tener una mejor formación. Hoy en día pienso que Formentera es tan importante para mí que me siento identificada con la isla, es mi casa. Desde entonces volvemos cada año y ahora vengo muy a menudo.

¿Y cómo se hace profesional de la información?

Fue cuando llegué a Berlín, con 21 años, y empecé a hacer prácticas de periodismo para Die Zeit. Al poco tiempo me hicieron el contrato. Coincidió con que en ese momento en Berlín todo era nuevo, estaban los socialdemócratas con los Verdes, bueno era un tiempo magnífico y excitante. Entonces vi que eso era lo que yo quería ser, periodista. El problema es que no me atrevía a escribir y opté por el fotoperiodismo. En esa época trabajé mucho para el País Semanal, hice muchos reportajes desde Berlín.

Hace cinco años le diagnostican párkinson. ¿Cómo afronta la enfermedad?

Todo fueron coincidencias, me divorcié de mi marido, entré en la crisis de los 40 y me diagnosticaron párkinson. Entonces supe que el tiempo iba en mi contra, supe que tenía que enfocarme en lo más importante en mi vida.

¿Qué le dijo el médico?

El médico no me dijo realmente nada, me cayó esta piedra encima y en esta enfermedad tampoco se puede hacer un diagnóstico acertado, porque cada paciente es diferente. La degeneración neuronal puede ir más rápido o más lenta y las fases también varían. Al ser tan joven me di cuenta de que podía hacer bastantes cosas para alargar mi vida. Mira, te lo resumo, a mí me pasa que me estoy quedando tiesa, es decir que la información que envía mi cerebro no llega a mis extremidades, en mi caso al lado izquierdo, porque las células que producen la dopamina en el cerebro se están muriendo y son necesarias para nuestro sistema motor. Ahora voy coja, pero otras personas empiezan a temblar y otras se mueven descontroladamente que es lo que me va a pasar más adelante. Es el rigor, el tremor y la disquinesia que es cuando tu cerebro no controla los movimientos de tu cuerpo y para mí esto es impensable.

¿Cómo hace para superar esta situación?

Mantengo la actividad física que me permite mi cuerpo, siempre he corrido y ahora me queda el yoga y el surf. Cuando me diagnosticaron, en agosto de 2016, decidí coger mi mochila y me fui a Portugal porque necesitaba estar sola para pensar qué quería hacer con mi vida. En ese momento estaba yo en plan de súper fiesta, a saco, con todo lo que te puedas imaginar... Un día me levanté y me fui a Portugal para estar sola, andar por la naturaleza y estar seis semanas allí, en un país desconocido y con una naturaleza impresionante. Además allí empecé a hacer surf. De hecho en este sitio me he comprado una pequeña casa en Aljezur [sur de Portugal], ahora se está reformando y volveré en noviembre. Lo importante es que es un lugar para mí.

¿Siendo tan joven y con la vida limitada, cómo se siente?

Estoy muy, muy contenta. He encontrado mi felicidad después de años de búsqueda y tengo que admitir que también es a través del párkinson.

Resulta paradójico que una enfermedad degenerativa le facilite su bienestar emocional.

Sí, es la contradicción. Según cumples años te encuentras más relajada y segura pero también tu cuerpo se va deteriorando. A mí me pasa que me hago mayor más rápido. Ahora me siento más acogida entre la gente mayor, digamos, que entre los que tienen mi edad yo ya no puedo ir corriendo, se acabó. Sé perfectamente que terminaré siendo una discapacitada que va a ir en silla de ruedas e intento que sea lo más tarde posible.

¿Todas esas emociones y experiencias las ha plasmado en un libro?

Sí, empecé con un blog, hice fotos y lo escribo en inglés. Spiegel me llamó, me hizo una entrevista y al día siguiente ya tenía a las editoriales más importantes que querían un libro. Medité y opté por elegir la editorial que no me pusiera condiciones para hacer mi propio proyecto. Empecé hace dos años y se ha editado el 19 agosto de este año, en alemán.

Compartir el artículo

stats