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Luz verde a la planta de tratamiento de residuos de obra en Formentera

La Comisión Balear de Medio Ambiente informa a favor del expediente de impacto ambiental del proyecto, pero impone una decena de condiciones

Tratamiento de los restos de obra en es Cap de Barbaria para su recuperación como árido de segunda generación. | JAVIER ASENSIO

La Comisión Balear de Medio Ambiente informó el pasado 23 de julio de forma favorable el informe de impacto ambiental del proyecto de una planta para la gestión de residuos de construcción y demolición (RCD) en el área de es Cap de Barbaria, en Formentera. Este organismo obliga al Consell al cumplimiento de diez condiciones que debe incorporar al proyecto ejecutivo, en el que la conselleria correspondiente ya está trabajando.

El estudio económico del anteproyecto prevé una inversión de 1,7 millones de euros que deberán salir de las arcas del Consell, ya que esta infraestructura está prevista en el Plan de Residuos insular de 2019. Para financiar la planta el Consell, además de fondos propio, busca financiación europea.

La nueva planta ocupará un espacio de 17.000 metros cuadrados entre la nave cerrada y las zonas de acopio de material

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El conseller de Medio Ambiente, Antonio Sanz, recordó que los restos que generan las obras están sometidos a un plan de gestión incluido en el propio proyecto de construcción. Estos residuos llegan actualmente a una zona del terreno de es Cap de Barbaria, donde se encuentra la planta de transferencia. Allí se hace acopio de ellos y en estos momentos se calcula que hay acumulados unos 255.000 metros cúbicos de este tipo de residuos.

Una larga tramitación

Respondiendo a lo previsto en el Plan de Residuos insular, en diciembre de 2018 se inició la larga tramitación administrativa de esta planta. Ahora, la Comisión Balear de Medio Ambiente ha dado luz verde al proyecto en uno de los trámites previstos.

El conseller insular de área aclaró: «Este trámite medioambiental tiene diez condicionantes que tendrán que agregarse para preparar el proyecto ejecutivo». Es decir, que a partir de ahora el Consell de Formentera está en condiciones de redactar el proyecto ejecutivo «para licitar y levantar esta planta» en es Cap de Barbaria, precisó Sanz.

Esta instalación permitirá que los residuos de obras puedan recuperarse y reutilizarse, tal y como contempla la Ley de Residuos de la isla: «En este caso se trata de convertir esos residuos en materiales que sea reaprovechables para la construcción, como puedan ser áridos, tierra, grava o piedra».

El proyecto de la instalación propone un tratamiento de 36.784 toneladas por año, lo que representa 138 toneladas diarias

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Un ejemplo, apuntó el conseller, es la construcción de la nueva estación eléctrica de Endesa en la zona de es Ca Marí, para la que se está reutilizando parte del material de otras obras.

Como el proyecto opta a la financiación europea, deberá estar concluido «como máximo en 2026». Sobre este particular, el conseller de Medio Ambiente manifestó: «Nuestra idea es que la obra se inicie antes de final de 2023. Pero ahora nuestra prioridad es redactar el proyecto ejecutivo». Sanz añadió que en estos momentos también se está preparando el anteproyecto de la planta de compostaje.

La superficie ocupada por esta nueva planta para el tratamiento de restos de obras será de 17.658 metros cuadrados y estará formada por una línea de tratamiento, situada en el interior de una nave cerrada con una superficie de 1.929 metros cuadrados. Habrá una báscula de control de pesaje y el tratamiento se llevará a cabo a través de una línea de maquinaria con un equipo fijo de cribado con imán y un equipo móvil de trituración.

El resultado será la generación de un árido de segunda generación apto para su uso en obra, que se apilará en el exterior. El hecho de tener el equipo de trituración móvil posibilita un tratamiento del material in situ.

Según la documentación presentada por el Consell, se propone el tratamiento de 36.784 toneladas por año, lo que supone 138 toneladas diarias. No obstante, el objetivo no es que la planta trabaje a pleno rendimiento, ya que el proyecto contempla también el tratamiento de todo el acopio actual en el plazo de dos años y no de diez, tal y como se proponía inicialmente: «Tendremos que apretar el acelerador», admitió Sanz.

El conseller también destacó que la planta contempla distintas zonas para hacer acopio de los materiales que deben entrar ya separados, respondiendo a los planes de residuos de las respectivas obras: « Por lo que no supone ningún cambio respecto a lo que ya hacen los constructores», recalcó Sanz.

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