Formentera se está convirtiendo en un paraíso para los arqueólogos subacuáticos. Las 17 espadas francesas del siglo XIX descubiertas el pasado verano en es Caló de Sant Agustí (en proceso de restauración en las instalaciones del Museo Monográfico de la Necrópolis) no son los únicos hallazgos memorables que han permanecido ocultos bajo esas aguas durante siglos: en el sur de la isla ha sido documentado por arqueólogos del Instituto Balear de Estudios de Arqueología Marítima (Ibeam) un pecio «muy interesante» del siglo XVI, según detalla Javier Rodríguez Pandozi, director de Proyectos y Documentalista.

Es, según Rodríguez, «único». Contiene 13 piezas de artillería que aún han de estudiar. De hecho, en marzo inician una campaña para analizar ese yacimiento. Es especial porque contiene bombardas, bombardetas y cerbatanas, «las primeras piezas de artillería que se comienzan a utilizar en la guerra moderna». Los cañones «empiezan a aparecer en el siglo XIV, pero no se suben a los barcos hasta finales del siglo XV y principios del XVI», señala Rodríguez, que subraya que lo documentaron conjuntamente con el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil gracias a la información facilitada por un buceador de Formentera.

Las bombardas son las armas de fuego portátiles más antiguas, las precursoras del cañón de los barcos de guerra. Las halladas por el equipo del Ibeam son alargadas: «Las de Formentera están hechas con duelas atadas entre sí de hierro forjado. Son piezas muy complejas. Nunca habíamos visto tantas en un pecio. Normalmente, los barcos llevaban una o dos». Pero en este ya han localizado 13.

El pecio fue hallado en el año 2018, durante los trabajos de prospección arqueológica de la IV campaña de carta arqueológica subacuática de Formentera y gracias a la información proporcionada por un buceador: «No se ha informado hasta ahora porque está en fase de estudio», indica el arqueólogo subacuático.

El material encontrado está «muy concrecionado», es decir, recubierto por una dura y espesa costra de arena, moluscos y sedimentos marinos. De momento no han encontrado en los alrededores bolaños (de piedra) o proyectiles de hierro como los que disparaban las bombardas: «Lo estudiaremos con detalle este año».

Una eminencia japonesa

Una eminencia japonesa

«No sabemos qué tipo de barco era. Sólo lo localizamos. En la campaña de este año trabajaremos con un equipo que viene desde Japón, con el que haremos la topografía del pecio para hacernos una idea de lo que hay allí». El equipo nipón viajará a las Pitiusas gracias a un acuerdo que el Ibeam mantiene con la Universidad de Ciencia y Tecnología del Mar de Tokio. Y entre ellos acudirá una eminencia, el doctor Kotaro Yamafune, «quizás el especialista más importante que hay en el mundo de fotogrametría y planimetría de barcos». Está especializado en construcción naval y fotogrametría. El Ibeam ya ha trabajo con él en otros proyectos desarrollados en estas islas.

Aprovecharán la presencia del grupo de estudiantes de la Universidad de Tokio para impartir en Formentera un curso de introducción a la Arqueología Marítima: «No nos damos cuenta de que desde el extranjero se mira mucho a estas islas. El problema es que nosotros no miramos nuestro patrimonio», indica Rodríguez al ser preguntado por la presencia de arqueólogos del Lejano Oriente en un sitio tan remoto (para ellos) como las Pitiusas. En septiembre, recuerda Rodríguez, ya celebraron el primer simposio internacional de conservación y restauración de arqueología subacuática: «Nunca se había hecho. Fue el primero del mundo. Vino gente desde Australia, Japón y Estados Unidos. Una de las cosas que queremos hacer, sobre todo en Formentera, es poner estas islas en el centro científico internacional. Nos interesa mucho que las universidades extranjeras se fijen en donde estamos trabajando».

«Formentera -añade el director de Proyectos del Ibeam- nos está dando muchas sorpresas en este aspecto. Hay en su costa pecios que abarcan desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo XIX. Es una cápsula del tiempo fantástica para poder estudiar la historia de la isla». Por ejemplo, en la zona norte, en es Caló de s'Oli, encontraron «restos dispersos de cerámica que corresponden al siglo XIX», y en otra zona documentaron «un pecio del siglo XVIII que contenía un conjunto de cañones y un par de anclas». Y lo que queda por descubrir.