­«¡Muy bien chicos, lo más democrático del mundo es el diálogo y los acuerdos!», decía el joven militante Joan Carles Rodríguez nada más llegar anoche a la sede de la Federación Socialista Pitiusa, demostrando así que de pequeño se cayó en una marmita de unicornios y arcoíris ya que las cifras de su partido, con unos 4.500 votos menos en la isla al Congreso y el peor resultado de su historia en unas generales, eran como mínimo para fruncir el ceño. Su filosofía de ver el lado positivo de las cosas es tal que llegó a afirmar que tener al popular Santi Marí como senador por Ibiza es un «mal menor porque es joaní [de Sant Joan, su pueblo]». Admirable.

El optimismo a prueba de bomba de Rodríguez, junto con el feliz hallazgo de un cartel electoral de Pedro Sánchez besuqueado con lápiz de labios y los deliciosos bunyols caseros «de una señora de Puig d´en Valls» son casi los únicos detalles destacables del ambiente desangelado de la FSP en la noche electoral.

Pero lo más notable fue sin duda la escasísima presencia de militantes y cargos electos en la sede del PSOE ibicenco. A las 23 horas había seis militantes frente a una decena de periodistas, algo insólito en citas anteriores. A los seis militantes hay que sumar a Vicent Torres, Josep Marí Ribas Agustinet, Marta Díaz y los candidatos al Congreso, Sofía Hernanz, y al Senado, Simón Planells. En total unas once o doce personas más los responsables de prensa. La explicación oficial a esa desbandada fue que estaban todos (apoderados e interventores, se entiende) recontando votos, pero la impresión que daba era que la directiva socialista ibicenca no estaba arropada en una noche aciaga.

Eso sí, hay militantes que nunca fallan. «¡Ay, aquellos tiempos de los 202 diputados!», decía Juanito Navarro, un histórico del partido, al ver en La Sexta la gráfica de los resultados electorales de su partido en el pasado. Navarro, curtido en estas lides, aguantaba el tipo, pero era evidente que no andaba muy contento. Fue el primero en llegar a la sede, al pie del cañón, aunque un poco cansado. «Yo ya estoy muy mayor para esto», decía entre risas.

´Víctimas´ del bipartidismo

Quien no se esperaba un resultado tan negativo fue Simón Planells, candidato al Senado, que no solo admitió que las cifras no eran las que marcaban sus expectativas sino que dejó que la expresión de su cara reflejase la verdadera decepción que sentía. Sin máscaras políticas.

Hasta daban ganas de abrazarlo y consolarlo, con esa cara de bon al·lot que tiene, cosa que, por cierto, hizo Navarro.

El socialismo no fue el único que sufrió ayer el fin del bipartidismo. Las otras ´víctimas´ fueron los fotógrafos de prensa que tuvieron que hacer una auténtica gincana para estar en todas las sedes de los partidos casi a la vez. Alguno hasta se calzó las Asics de running para no lesionarse con tanta carrera. Carreras en vano, porque la sede no se animó en ningún momento. Y así, salvo que a última hora de la noche el cuartel general del PSOE se convirtiera en una rave con todos esos militantes que estaban contando votos, se puede prever que habrán sobrado buena parte de las empanadas, tortillas de patatas, cocas y Xibecas generosamente dispuestas en la sede.

Casi la única nota simpática de la noche fue descubrir el semblante impasible de Pedro Sánchez, mirando la escena desde un cartel electoral besuqueado con labios pintados de carmín. El sex appeal del candidado parece no haber sido suficiente para arrastrar votos.

Tras las valoraciones de los resultados, ya con todo el pescado vendido, al salir de la sede del PSOE por la avenida de España, tal que una aparición, un cabizbajo apoderado de Unitat Popular, hacía pensar, por comparación, que dentro de lo malo el PSOE no está ni tan mal. El optimismo de Joan Carles Rodríguez debe ser contagioso.