Como cada año desde 1993, el pasado día 22 de marzo se conmemoró en todo el mundo el Día del Agua, cuyo objetivo es concienciar de la importancia de este líquido imprescindible para garantizar la vida. Pero muchas veces, en esta puesta en valor se olvida la importancia de las redes de alcantarillado. En el caso de Balears, los datos recientemente facilitados por el Govern balear demuestran que el 46,5% de las aguas residuales de entrada a las depuradoras procedentes del alcantarillado supera los umbrales legales de las ordenanzas municipales o del Plan Hidrológico de Balears.

Es imprescindible buscar soluciones sostenibles en toda la región pero muy especialmente en Ibiza, donde el 70% del volumen de aguas residuales que entra a las depuradoras de la isla no cumple los límites de carga contaminante legales, dificultando su correcta depuración e impidiendo, por tanto, la reutilización de las aguas depuradas. Ante estos datos, de poco sirve invertir en modernas y carísimas depuradoras, si no se solventan los graves problemas de eficiencia de la red ibicenca de alcantarillado.

Entre las carencias más destacadas que sufre esta red estarían los vertidos industriales incontrolados así como las fugas de la red al medio, pérdidas que suponen además un increíble foco de contaminación al entorno por su alta carga de materia orgánica. Efectivamente, hablamos de los residuos fecales que, como el Guadiana, aparecen y desaparecen cada poco tiempo en lugares como la Marina o el Puerto de Ibiza.

Vertidos ilegales sin tratar

Algunos vertidos industriales que alcanzan la red provienen de industrias que derivan sus aguas fuertemente contaminadas a la red de alcantarillado sin haber realizado un tratamiento previo (polígonos industriales, vertidos incontrolados de camiones cisterna de fosas sépticas no controlados, vertidos de aceite del sector hostelero, etc). Por ello, es imprescindible que las instituciones hagan un esfuerzo en materia de inspección para asegurar que no se llevan a cabo vertidos industriales ilegales a la red.

Lógicamente, contar con servicios eficientes de alcantarillado sanitario en Ibiza constituiría un beneficio capaz de traducirse en salud y bienestar de los ciudadanos de forma que, en caso de grandes precipitaciones, impediría las inundaciones de aguas grises provocadas por el colapso de la red. Porque el sistema de alcantarillado es precisamente el encargado de hacer desaparecer los desechos originados por la actividad de la población.

Si las pérdidas de agua limpia son conocidas y preocupantes -en Ibiza más de cinco millones de litros de agua potable se desperdicia en fugas-, cabe preguntarse cuál será la dimensión real de las fugas de aguas negras a la red, y cuál será su impacto real, por ejemplo, en los acuíferos que acaban contaminados por las aguas fecales.

Y si llegados a 2020, ante la emergencia climática no podemos tolerar que se pierda cada año una ingente cantidad de agua potable, 6.000 años después de que se inventara la alcantarilla, tampoco es de recibo que cada vez que llueva temamos tener que pasear entre calles malolientes. Por todo ello, el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation coincide con la Alianza por el Agua en la necesidad de plantear una solución global a los problemas de saneamiento de la isla.

Así, la primera medida a tomar sería la de controlar de los vertidos industriales para asegurar un tratamiento previo. Asimismo, otra de las medidas urgentes a poner en marcha es la construcción de una red separativa de aguas fecales y pluviales que evite la saturación de las redes de alcantarillado cuando llega la gota fría.

En toda la isla de Ibiza solo el 26,6% de la red está preparada para separar el agua de escorrentía de la residual y eso supone que si las aguas llegan saturadas de desechos, las depuradoras no dan abasto, y eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora mismo en Ibiza, tal y como han puesto de manifiesto los últimos datos de la conselleria balear de Medio Ambiente.

El hecho de que el alcantarillado no sea visible en el día a día de la ciudadanía, hace que los habitantes de Ibiza sólo nos acordemos de este asunto si se producen fallos y vertidos, y que después, cuando los vertidos desaparecen, se esfume también esta inquietud entre la opinión pública. Tampoco las obras de alcantarillado son muy populares ni entre la ciudadanía que las sufre, ni entre los políticos, ya que el alcantarillado no queda tan vistoso en las fotos como las de otras grandes infraestructuras. Pero he aquí una sugerencia: mejor que tomar la foto junto a una tapa de alcantarilla, la instantánea se podría tomar, por ejemplo, junto a un campo florido y regado con agua correctamente depurada.

Por todo ello, merece la pena insistir en la necesidad de garantizar el saneamiento mediante unas infraestructuras aptas de depuración, pero también por una red de alcantarillado eficiente para la cual es necesario un gran acuerdo político, ya que estas acciones implicarían varias legislaturas para su ejecución.