Japón conquistó el Mundo y levantó el ánimo de toda una nación

Las 'Nadeshiko' fueron campeonas en 2011, pocos meses después de que el 'Gran Terremoto' destrozase el país

"¿Tenemos que estar jugando al fútbol? ¿No hay cosas más importantes que podamos hacer?", se decían las jugadoras

Japón, campeona del Mundial de 2011

Japón, campeona del Mundial de 2011 / FIFA.com

Maria Tikas (Enviada especial - Nueva Zelanda)

Nadeshiko. En japónes, “conocido y amado por todos”. Nunca un epíteto fue tan acertado como el de la selección nipona en 2011, que, meses después de sufrir el mayor deastre natural de su historia hasta el momento, rompía con todos los pronósticos y se proclamaba campeona del Mundial femenino. Justicia poética. 

El 11 de marzo de ese año, el país se vio golpeado por el ‘Gran Terremoto de Japón Oriental’, un desastre que causó estragos, destruyendo familias y hogares, y que dejó hundida la nación. Sumido en la oscuridad y la incertidumbre, todas las fuerzas se centraban en reconstruir la región afectada, arreglar sus plantas de energía nuclear dañadas y hacer frente a la crisis energética provocada por el terremoto.

Incertidumbre antes de viajar a Alemania

A pesar de que la cancelación de la liga nacional hizo que las futbolistas se preguntasen si podrían participar en el certamen -pues entonces los focos no podían encenderse para las sesiones de entrenamiento nocturnas debido a la escasez de energía-, el combinado asiático viajó igualmente a Alemania para disputar el Mundial.

“¿Tenemos que estar jugando al fútbol? ¿No hay coas más importantes que podríamos hacer ahora?”, se preguntaba entonces el vestuario. Sin embargo, aceptaron el reto y entendieron que era su deber “mandar al país mucho ánimo y energía jugando bien en el Mundial”, un sentimiento de compromiso que impulsó al equipo hacia el oro.

Un camino sufrido y una 'fuerza invisible'

Japón se clasificó para los cuartos de final como segunda de grupo, tras ganar contra Nueva Zelanda (2-1) y México (4-0) y perder contra Inglaterra (0-2). En la siguiente ronda les esperaba Alemania, defensoras del título y una potencia a la que nunca habían logrado ganar. “Sentíamos que iba a ser el último partido del campeonato para nosotras”, explicaba Azusa Iwashimizu en el documental de la FIFA ‘Nadeshiko’. Un gol de Karina Maruyama en la prórroga decidió el partido. 

El oro en los penaltis

Crecidas, las ‘Nadeshiko’ vencieron por 3-1 a Suecia en la semifinal, antes de enfrentarse a Estados Unidos en el último asalto. Igual que contra Alemania, la final arrancó con sufrimiento para Japón. “Pero algo nos protegía, había como una fuerza invisible presente ese día”, recuerdan hoy. Y aunque las favoritas se pusieron por delante en el marcador en dos ocasiones, Japón logró empatar ambas veces. La segunda de ellas, a solo tres minutos del final de la prórroga. 

En la tanda de penaltis, Kaihori salvó dos lanzamientos de las norteamericanas. Y Saki Kumagai, la única ‘superviviente’ en la actual selección que hoy se enfrenta a España, marcó el cuarto y definitivo penalti de Japón, para darle a su país el mayor éxito de la historia en un campo de fútbol. Una hazaña que devolvió, un poco, la sonrisa a toda una nación.