«Pensé que con el viento suspenderían el evento para evitar riesgos», comenta Doris Sánchez minutos antes de ponerse a pedalear junto a Lucas, de nueve años. A pesar de que, insiste, «con este tiempo da un poco de respeto», esta socorrista y auxiliar de enfermería de Vila no ha dudado en inscribirse junto a su hijo en la prueba más larga del Día del Pedal, la de trece kilómetros. Es el tercer año que participan, Doris lo hace con una bicicleta de paseo rosa tuneada por ella misma con corazones y flores. Va bien avituallada con comida, agua y ropa de abrigo. Esta residente en Ibiza que pedalea todos los días aprovecha la ocasión para hacer llegar al alcalde de Vila, Rafa Ruiz, la petición de «más carriles bici y aparcamientos» para estos vehículos. «Lo bueno sería que se pudiera circular en bicicleta con seguridad por todas las avenidas y calles principales de la ciudad como la avenida de España, Ignasi Wallis, Isidor Macabich y Bartomeu de Rosselló», apunta.

Coincide en esta idea con David Puig, que ha acudido al Día del Pedal con su hija Aina, de seis años. «En Vila no lo ponen fácil a los ciclistas. La ciudad no está adaptada realmente para ellos. Harían falta más tramos de carril bici y que su recorrido llegara hasta el centro, hasta Vara de Rey», sugiere. Encantado con una iniciativa que promueve el transporte sostenible, David y su hija han acudido a la cita con bicicletas de montaña. .

Faltan diez minutos para las once, hora prevista para el inicio de la ruta ciclista más larga, que parte desde la plaza de Antoni Albert i Nieto, en el bulevar de Abel Matutes. En el punto de salida, en primera fila, aguardan con sus bicicletas de carreras Quico García y Daniel Maniu, ambos de doce años. Han sido de los que han madrugado para inscribirse en la prueba, que comienza unos minutos después de lo previsto. Entre los participantes hay algunas caras conocidas como la del concejal de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Eivissa, Pep Tur, todo un forofo de la bici.

Sofía Sanchiz, de seis años, espera con ganas la señal de salida para el recorrido baby de 800 metros. Por supuesto, como todos los participantes, lleva casco, el suyo es rosa. «Es su primer Día del Pedal y la primera vez que va ir sin ruedines», explica orgullosa su madre, Vanessa Gimeno. Encabezan la marcha de los pequeños Paco Salazar y su hija Laia, de cuatro años. Cierra el recorrido el pequeño Luca Maline, con una mini moto y acompañado por su madre, Ester Timón.

Controlando las salidas de cada ruta está Lluís Lliteras, técnico de deportes del Ayuntamiento de Eivissa. Explica que el día anterior, ante las previsiones de fuerte viento, se planteó la posibilidad de suspender el evento. «Ayer (sábado) se preveía alerta amarilla, si hubiera subido a naranja habríamos cancelado el Día del Pedal. Nos hemos decidido porque hace un día relativamente agradable si exceptuamos el viento», señala.

Participación similar a la de 2018

Las condiciones meteorológicas no han repercutido negativamente en la participación, muy similar a la de 2018. Esta edición, detalla Lliteras, «se han inscrito un total de 1.085 personas». Reconoce que «no hay tanta gente como hace quince o veinte años, quizás porque ahora el uso de la bicicleta es más habitual y no llaman tanto la atención acciones como ésta».

Mientras que las calles más céntricas de Vila se inundan de ciclistas, en la plaza de Antoni Albert i Nieto se ofrecen al público otras alternativas que buscan promover también el uso de la bicicleta como transporte sostenible y saludable. La empresa Sagalés promociona su servicio de alquiler de bicicletas compartidas 'Ibizi' y regala a los participantes un bono de una hora. Por su parte, la Asociación de deportistas discapacitados de Ibiza y Formentera (Addif) vende comida y bebida para recaudar fondos.

El público, especialmente los niños, se entretiene circulando con bicicletas y triciclos por los circuitos de educación vial y de habilidad. También los aficionados al patinaje tienen un espacio habilitado para hacer piruetas.