Un encontronazo entre Fran Grima y Tapia, que acabó lesionado, motivó una trifulca tras el pitido final donde intervinieron jugadores, técnicos y delegados de ambos equipos. El colegiado reflejó en el acta que un empleado de la UD Ibiza saltó al césped desde el túnel de vestuarios. Por otra parte, Can Misses volvió a presentar una gran entrada, con alrededor de 1.500 aficionados.