Los magistrados de la sección primera de la Audiencia Provincial han absuelto del delito de agresión sexual con acceso carnal vía vaginal a un hombre que había sido denunciado por una mujer por hechos sucedidos en Sant Antoni en julio de 2015. En el juicio, que se celebró en Palma el pasado 25 de abril, el acusado, un hombre de 43 años de edad nacido en Senegal que fue defendido por el letrado Miguel Ángel Ordinas, reconoció que mantuvo relaciones sexuales con la víctima y que eyaculó sobre su ropa, motivo por el que se encontraron restos de su ADN en las prendas de la denunciante, pero dijo que las relaciones fueron consentidas.

En el capítulo de hechos probados, los magistrados señalan que la denunciante, residente en Reino Unido, acudió a Ibiza con unas amigas y su prima para celebrar la despedida de soltera de una amiga. En la madrugada del 12 de julio de 2015, en horas que no han quedado determinadas, la denunciante, su prima y sus amigas estaban en el local denominado Soul City, en Sant Antoni, cuando se encontraron con el procesado, a quien conocían desde hacía unos ochos años, aunque llevaban sin verse unos dos años.

La denunciante y su prima estuvieron bailando en el interior del local. Ha quedado acreditado, dicen los jueces, que el acusado, en el interior del local, no le hizo proposiciones de mantener sexo a la denunciante, y tampoco le tocó la zona de la vagina por encima de la ropa, tal y como se señaló en la denuncia.

Los magistrados consideran probado que la denunciante y el acusado tuvieron, esa madrugada en horario no determinado, contacto sexual, «pero sin que haya quedado acreditado en qué consistió y en qué términos se produjo dicho contacto, a consecuencia del cual, el vestido y la ropa interior de la mujer restos de semen del acusado».

El Ministerio Fiscal, que reclamaba una pena de seis años de prisión, señaló en su escrito de acusación, que el acusado le dijo a la mujer que quería tener sexo con ella mientras le manoseaba la entrepierna por encima de la ropa. Ella le respondió que no, según la acusación, le retiró la mano que tenía sobre sus partes íntimas y abandonó el bar, según la acusación. A continuación, el acusado, «con ánimo libidinoso», se fue tras ella y, aprovechando que la mujer había salido del local por encontrarse «afectada por la ingesta de alcohol», la agarró del brazo, la llevó a un portal cercano al local, donde insistió en que quería acostarse con ella.