Un estudio elaborado por la empresa Instituto Balear de Estudios Sociales Avanzados (IBES), la Universitat de les Illes Balears, la Cámara de Comercio y la Autoridad Portuaria de Balears pone de manifiesto que los cruceros turísticos generan un impacto directo de 128,1 millones sobre la economía balear, lo que se traduciría en 256,6 millones de contribución al Valor Añadido Bruto (VAB) mediante «impactos directos, indirectos e inducidos». De esta última cifra, 25,9 millones corresponderían a Ibiza, según el citado estudio.

El informe revela el «efecto multiplicador de los cruceros», ya que «generan más del doble del gasto directo», explicó la directora de Estudios de la Cámara de Comercio de Mallorca, Catalina Barceló, quien destacó su capacidad para generar ingresos en el resto de actividades.

De la actividad directa de 128,1 millones, los cruceristas de tránsito (que pasan cuatro horas de media en el destino) generan 62,6 millones, los de base 28,4 millones, la tripulación 14 millones, las navieras 16,1 millones y la inversión es de 1,9 millones. La actividad aeroportuaria, por otra parte, ascendería a 4,9 millones.

Asimismo, la llegada de este tipo de embarcaciones genera 9,9 millones de euros de recaudación fiscal y mantuvo 2.943 puestos de trabajo directos.

Del impacto directo, un 55% son compras efectuadas en tierra, con 49,4 millones de euros. El 17% de este gasto se realiza en restaurantes y el 6% lo gastan en excursiones. Otras compras ( rent a car, bus, taxis, museos...) suponen el 22%.

Estas cifras se refieren al año 2016, cuando el total de pasajeros en este tipo de barcos fue de casi dos millones en Balears. La estancia media de estos turistas en las islas es de 4,2 días y su gasto por estancia es de 665 euros. El turista tradicional, en cambio, tiene un gasto de 911 euros y está un promedio de 8,1 días en el destino.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Joan Gual de Torrella, explicó que el estudio pretende disponer de datos objetivos y rigurosos para poder valorar el turismo de cruceros y contrarrestar una corriente de opinión adversa.