Únicamente «entre el 3% y el 5%» del pan que se vende en la isla es artesanal, según los cálculos de Gonzalo González, presidente de la Asociación de Panaderos y Pasteleros de Ibiza, integrada en la Pimeef. El sector atraviesa «una situación crítica», con ventas «que se han venido abajo desde hace años» debido a la introducción masiva de masas congeladas que se hornean en los supermercados y se expenden a precios muy bajos.

Para paliar esta situación, siete hornos ibicencos (Can Noguera, Can Coves, La Canela, Bonanza, Can Vadell, Can Blai y Gatzara) y tres tiendas recibieron ayer el distintivo 'Pa d'aquí, forn i tradició', que reconoce que producen o venden pan artesano. El sello es una iniciativa de la conselleria balear de Trabajo, Comercio e Industria, cuyo responsable, Iago Negueruela, estuvo ayer presente en su entrega en la sede de la Pimeef.

La caída de las ventas del pan tradicional es continua e imparable desde hace «10 o 15 años», y ha aumentado en el último lustro. González recuerda que, hace dos décadas, prácticamente el 100% de la producción era artesanal, mientras que ahora sólo representa, a lo sumo, un 5%. El 95% restante es pan precocido: «Antes era harina lo que entraba en la isla; ahora son cajas y cajas de masas de pan congelado».

Cultura y tradición

Negueruela considera que esta iniciativa es necesaria para «potenciar los comercios tradicionales». La campaña está focalizada «en la aportación cultural y tradicional» de esa producción, en contraste con un mercado cada vez más globalizado, en el que una barra «prefabricada» sabe y tiene la misma forma tanto aquí como en Lugo, algo impensable hace 30 años. Se repartirán bolsas de celulosa y de tela con el lema de la campaña. Los hornos tradicionales que luzcan el distintivo a su entrada deben elaborar al menos el 70% de lo que vendan. Como mínimo deben hornear dos panes típicos de Balears, donde ya hay 260 establecimientos adheridos.

El presidente del Consell, Vicent Torres, cree que con esta marca «se apuesta por la diferenciación». Tiene, a su juicio, un «valor añadido» de cara al turismo.