En algún momento del año 2031, la isla de Ibiza agotará todo su suelo edificable, es decir, aquél que marcan las normativas autonómicas e insulares surgidas fundamentalmente de las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT) aprobadas en 1999 por el expresidente Jaume Matas. Dichas normas no permiten crear más urbanizaciones ni núcleos residenciales de los que ahora hay previstos, lo que equivale a fijar un tope también de población de forma indirecta.

El informe hecho público hace dos semanas por el Govern balear, a través del Mapa Urbanístic de les Illes Balears (Muib), sobre la capacidad de crecimiento de las islas arroja datos que permiten hacerse una idea sobre el futuro inmediato en materia territorial.

En la actualidad, la isla de Ibiza tiene unos 140.000 habitantes, pero hay suelo urbano y urbanizable (en todas sus categorías, incluyendo también el suelo rústico) para otras 43.348 personas. Es decir, la población residente ibicenca puede alcanzar todavía las 183.000 personas.

Basándose en el ritmo de aumento demográfico que ha seguido la isla desde 2006, los técnicos del Govern llegan a la conclusión de que, si se mantiene ese promedio, los 183.000 habitantes se alcanzarán en ese 2031, que es cuando se habrán construido también las viviendas para ellos. En concreto, aún se pueden edificar 17.202 viviendas en la isla de Ibiza. La equivalencia que usa el Govern entre casas y habitantes es de 2,52 personas por vivienda.

¿Dónde está previsto construir todas esas nuevas plazas? De las 43.348 personas que aún pueden asentarse en la isla, la mayor parte corresponden a suelos urbanos y urbanizables tradicionales, que están previstos junto a los ya existentes, como norma general. Pero hay un nada desdeñable 27% (unas 11.400 plazas) que corresponden a suelo rústico, donde está permitido construir viviendas unifamiliares, a menudo de gran tamaño, en parcelas de 15.000 metros cuadrados.

Trasladado a superficie, todavía es posible edificar en Eivissa un total de 196,6 hectáreas de suelo calificado como urbano o urbanizable y 349 hectáreas de suelo rústico, según los datos que proporciona el Mapa Urbanístic de les Illes Balears (MUIB), una herramienta que permite conocer con un elevado grado de detalle la realidad territorial de Balears.

Formentera, por otra parte, sufre un proceso de urbanización que hace palidecer a la propia Ibiza. Lejos queda ya el mito de Formentera como sinónimo de isla que escapó a la especulación. En vez de ello, resulta ser la más masificada de Balears y la que más rápidamente colmatará su suelo urbanizable. Prueba de ello es que si Eivissa agotará su terreno edificable en 14 años, Mallorca en 39 y Menorca en 110, Formentera lo hará en sólo 3, es decir, en 2020. La menor de las Pitiüses puede acoger aún, según los planeamientos vigentes, a 1.584 personas. Ni una más.Un nuevo panorama

Un nuevo panoramaEl Mapa Urbanístic de les Illes Balears (MUIB) nos sitúa, por primera vez, ante la eventualidad de un freno al crecimiento y un techo real de habitantes. Supuestamente, en aplicación de la normativa vigente, en 2031 no podrían edificarse ya más viviendas. Ahora bien ¿cómo ven esta posibilidad los dirigentes políticos de la isla?

La conclusión de la ronda de consultas efectuadas a los principales responsables políticos de Ibizaes que, a menos que algún día gobierne en solitario Podemos, ningún otro partido termina de creerse que en 2031 no vaya a edificarse más.

El presidente del Consell y secretario general del PSOE ibicenco, Vicent Torres, sostiene que «está claro que la isla necesita un cambio de modelo y de mentalidad», para frenar la actual expansión urbanística, si bien en ningún momento se atreve a defender que no pueda construirse nada cuando se agote el suelo actualmente disponible. Para él, el crecimiento cero que supondría quedarse con lo que hay sólo es «una frase que suena bonita». «Hay que ir a un modelo más restrictivo y con más control, lo que no se puede hacer es poner todas las líneas de alta tensión que surjan, consumir toda el agua que se pida o que entren a la isla todos los coches que quieran», asegura.

Al plantearle la posibilidad de que el crecimiento quede congelado dentro de 14 años, el presidente mantiene la misma ambigüedad al asegurar que «puede haber zonas donde se crezca un poco y puede haber lugares donde incluso se decrezca».

Lo que sí destaca Torres es la necesidad de que «los suelos urbanos que hay se dediquen a satisfacer las necesidades de vivienda para los residentes». La prioridad, según el dirigente socialista, es que los suelos urbanos sirvan para crear vivienda, en vez de seguir aumentando la oferta turística.

Aún es posible edificar en la isla de Ibiza un total de 196,6 hectáras de terreno urbano y 349 de suelo rústico. Foto: Vicent Marí

Por su parte, la consellera insular de Territorio, Pepa Marí Ribas, también evita pronunciarse a favor o en contra de la paralización urbanística en 2031. Para empezar, la consellera se pregunta «cómo se han hecho los cálculos para llegar a la conclusión de que dentro de 14 años se habrá agotado el suelo urbano». «Es muy aventurado decir a qué ritmo se desarrollará el crecimiento urbanístico», añadió.

En todo caso, decir si se ha de parar la expansión edificatoria en 2031 «no es un tema que se pueda contestar con un sí o un no; no es una pregunta que se pueda contestar de buenas a primeras». «Se tratará de ver qué necesidades hay, qué necesidad de protección y de desarrollo tenemos», añade. Por ello, aboga por «un gran debate» entre toda la sociedad que conduzca a un «consenso» sobre esta cuestión.

Lo único que es capaz de apuntar con cierta seguridad es que «cualquier medida que se tome desde las instituciones ha de ir hacia la sostenibilidad». Tanto ella como su presidente afirman que la reforma del Plan Territorial Insular «va precisamente en esa línea».

PP: ante todo, el empleo

PP: ante todo, el empleoEl Partido Popular no considera un «imperativo que en catorce años se vaya a acabar el suelo». «Se acabará si no hacemos nada ahora», afirma el presidente insular de este partido, José Vicente Marí Bosó.

Marí apuesta por permitir, en algunos casos, «más suelo urbano para hacer bajar el precio de la vivienda y, al mismo tiempo, quitar presión edificatoria en el suelo rústico».

A la pregunta concreta de si debe paralizarse la construcción de nuevas viviendas en 2031, Marí Bosó responde: «Hoy tenemos aún 2.000 parados más que al inicio de la crisis, y hemos de mejorar también los salarios y mejorar la competitividad. Si lo paramos todo, tendremos un problema».

El presidente del PP ibicenco aprovecha para recriminar a los ayuntamientos de Vila, Sant Josep y Sant Antoni que mantengan «paralizados sus planeamientos urbanísticos», lo cual, afirma, ayuda a «no saber a dónde vamos».

Marí Bosó acusa al Govern de actuar de forma «contradictoria», sobre todo cuando defiende la legalización de pisos turísticos. «Hace falta más disciplina urbanística y turística, más ordenación», asegura.

La secretaria general de Podemos en Ibiza, Viviana de Sans, por el contrario, opina que «ni siquiera se debería llegar a este plazo para parar», puesto que debería frenarse mucho antes. «Con lo que ya hay ahora en Eivissa,ya estamos totalmente saturados. Ya hemos tocado techo», afirma. Tras recordar que «el paisaje es de lo que vive Eivissa, porque es lo que mantiene la industria turística», Viviana de Sans considera que, cuando se haya consumido todo el suelo edificable, ha de ponerse en práctica el crecimiento cero, si es que no se hace antes.

Podemos «entiende que haya gente que tenga la tentación de pedir que se construya más vivienda ante el problema que hay», pero «hay otros sistemas» para crear alojamientos para la población residente, señala Viviana de Sans. Una de las soluciones es «impulsar la inspección» contra los pisos turísticos ilegales para que vuelvan a uso de los residentes.«¿Cómo decir a la gente que no venga?»

«¿Cómo decir a la gente que no venga?»El presidente de la demarcación pitiusa del Colegio de Arquitectos en Ibiza y Formentera, Iván Torres, considera «un debate interesante» lo que pueda suceder de aquí a 14 años. Torres afirma que no puede plantearse un crecimiento ilimitado: «Está claro que si se construye toda Eivissa podemos albergar a cinco millones de personas, pero creo que esto no lo quiere nadie», afirma. «Ahora bien», matiza, «no es fácil decirle a la gente que no venga a la isla a vivir». Además, «¿cómo le dices a alguien que no puede tener hijos porque no tendrán vivienda?», se pregunta.

Iván Torres propone un debate general en la isla acerca de este asunto y considera que el Plan Territorial es el que debe definir los límites.

El presidente de los arquitectos pitiusos, sin embargo, discrepa con algunos datos del estudio del Govern, puesto que, según Torres, «no todo el suelo que aparece como urbano puede desarrollarse», dado que la ley exige que cuente con todos los servicios e infraestructuras requeridos para que sea considerado como urbano. Según el cálculo que efectúa improvisadamente Torres, «casi el 50% de los suelos urbanos de la isla no pueden ser construidos» por este motivo.

Por su parte, los ecologistas del GEN señalan que «no se puede alimentar la rueda de la edificación hasta el infinito», y además cree que el sector de la construcción «puede seguir trabajando» con la rehabilitación y la reforma. El presidente de la entidad, Joan Carles Palerm, también alerta de los crecientes «gastos de mantenimiento» por parte de los fondos públicos que generan los crecientes suelos urbanos o urbanizables.

«¿Si se puede construir algún metro cuadrado más en alguna parte de la isla?, pues no lo sé, pero está claro que en general se ha de producir un decrecimiento», afirma Palerm, quien de todos modos se muestra escéptico sobre la capacidad de Eivissa de entrar en una senda de moderación urbanística. «Si para dentro de catorce años no hemos entrado ya en colapso, es muy fácil que se produzca entonces. Tal vez no cambiemos de mentalidad hasta que eso pase, pero luego ya será tarde», señala.