Pedalear contra la rabia, contra la impotencia y contra la tristeza de haber perdido en la carretera a un familiar, a un amigo, compañero o conocido como era Daniel Viñals. Pedalear como terapia, para protestar por la inseguridad que sufren los ciclistas sobre el asfalto y para pedir respeto a los conductores. Y, sobre todo, pedalear para recordarle y para que esta tragedia sirva para que no vuelva a ocurrir una muerte como la suya. Más de 600 personas se subieron a la bicicleta para fundirse en una sola alma y acompañaron el coche fúnebre en el que viajaba Viñals desde el velatorio hasta la rotonda de los Podencos.

Antes de las cuatro de la tarde, hora a la que se había convocado a los ciclistas, los familiares y amigos más cercanos esperaban en el exterior de tanatorio y veían cómo iban llegando cada vez más personas montadas en bicicleta. Dos de los compañeros de Eiviatletisme, el club de ciclismo al que pertenecía Viñals, salieron con ropa de calle del velatorio y minutos después se sumaron al resto del equipo. Uno de ellos era Christian, el ciclista herido en el accidente en el que falleció Viñals, que, con rostro serio, agradecía el cariño mostrado por la gente.

A continuación, se sumó al grupo Miguel, amigo y compañero de Viñals en la Vuelta a Ibiza en BTT. En el manillar de su bicicleta había colocado un dorsal en el que se podía leer 130, el número de Daniel. Con este detalle, Miguel mostraba los sentimientos que no podía expresar con palabras. «No puedo, lo siento», se justificó, con la voz entrecortada, tras ser preguntado por este homenaje a su amigo.

Mientras tanto, otra mujer repartía dorsales con el crespón negro en recuerdo al ciclista atropellado. Según explicó Daniel Serra, vecino de Santa Eulària y miembro del Club Ciclista Portinatx, que el propietario de una tienda de ciclismo de Ibiza se había encargado de repartir, por iniciativa propia, decenas de dorsales y añadió que en la imprenta no le cobraron nada para colaborar en este acto de recuerdo y reivindicativo.

El tío de Viñals, Javi Viñals, miembro del club Es Vedrà, fue el portavoz de la familia en el pelotón. «¡Para que no vuelva a pasar!», gritó el familiar, un minuto después de que todos los ciclistas concentrados en el exterior del velatorio se quitasen los cascos para rendir recuerdo a Daniel. A las 16 horas un empleado de Pompas Fúnebres avisó de que, aparte del vehículo que transportaría a Viñals, circularía otro con las coronas y ramos de flores y que la familia iría en otros tres coches fúnebres.

A continuación, salieron los dos coches fúnebres llenos de flores y ocho voluntarios (entre los que se encontraban Christian y uno de los organizadores del pelotón) cargaron con el ataúd hasta el segundo coche fúnebre entre aplausos, sollozos y gritos de «¡grande!». Los ciclistas volvieron a ponerse el casco (los organizadores advirtieron de que para sumarse al pelotón era obligatorio llevarlo) y emprendieron su recorrido. Para garantizar la seguridad del pelotón, les acompañaron agentes de la Guardia Civil de Tráfico, de la Policía Local de Vila y de Protección Civil por la calle Ses Baldraques, calle Deessa Tanit y la carretera C-731 en dirección a Sant Antoni hasta llegar a la glorieta para regresar por la misma C-731 en dirección al instituto sa Blanca Dona. En la rotonda, los ciclistas se dirigieron hacia la ronda E-20 hasta llegar a rotonda de Joan XXIII.

Silencio en Talamanca

En el puente esperaban decenas de personas para aplaudir y dar ánimos a los ciclistas. Los más allegados lideraron el pelotón y escoltaron el segundo vehículo fúnebre, que se detuvo debajo del puente para que avanzase el resto de participantes. En la rotonda de Los Podencos se dividió la comitiva: los coches fúnebres continuaron su trayecto hacia el crematorio de Santa Eulària, mientras que los participantes en el acto de recuerdo, cuyo nombre en Facebook era 'Todos los deportistas con Dani Viñals' se dirigían a Talamanca.

A falta de 10 minutos para las cinco de la tarde, los participantes se concentraron en la playa, entre El Flotante y El Hostal, para dedicarle un minuto de silencio y, después, incontables aplausos. Todas las miradas se dirigieron a los miembros de la división ciclista del club Eiviatletisme. Varios de sus miembros rompieron a llorar y se consolaron mutuamente con abrazos y besos. Algunos deportistas se acercaron a los compañeros de Viñals para darles otra vez el pésame y le brindaron una entrañable despedida.

Los organizadores de este acto convocado a través de Facebook, Óscar Elías Torres y David Martínez, lamentaron que desgracias como la de Viñals sirvan de excusa para recordar el peligro que sufren a diario los ciclistas. «Estamos abatidos por lo sucedido y esta desgracia pone de manifiesto los riesgos que corremos y, aunque somos conscientes de ello, cuando falta alguno de nosotros es muy duro», expresó Martínez, que también colabora en la organización de la Vuelta a Ibiza.

Por su parte, Torres insistió en que esta iniciativa sirve para concienciar a la población de que sobre la bicicleta «siempre va un primo, un amigo, un hermano, un vecino, alguien al que se le tiene aprecio», por lo que se debe respetar a los ciclistas sobre la calzada. «Hay que ser consciente de que cuando un conductor golpea con su coche a un ciclista, él cae con su piel. Es un trozo de carne, no hay nada más», sostuvo el impulsor de este multitudinario encuentro.

Petición al Consell

Por último, Matínez y Torres explicaron que pedirán al Consell la limpieza de los arcenes de las carreteras porque la mayoría están intransitables. «Sabemos que esta medida no se puede aplicar de un día para otro, pero necesitamos espacios seguros para los ciclistas», remarcaron ambos.

Después de una hora, cada participante se subió de nuevo a su bici y demostraron que su deportividad va más allá de las dos ruedas al concluir una despedida ejemplar y emotiva, donde lo más importante fue el recuerdo de Daniel Viñals.