¿Qué influencia tiene el clima sobre la salud física y mental de los habitantes de Balears? Esa es la pregunta que Adrián Puche pretende responder. El ibicenco acaba de empezar una investigación para un proyecto de final de carrera en la prestigiosa Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) que consiste en estudiar a los habitantes de las Balears. Para ello, utilizará una serie de encuestas con el fin de conocer el nivel de sensibilidad que tienen los isleños a la meteorología, en particular a los vientos fuertes. Este trabajo de fin de grado está dirigido por Antonio Bulbena, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

- ¿Cómo surge la idea de este estudio?

- Esto es un trabajo de final de grado que hacemos todos los estudiantes de Medicina, en el que podemos elegir diferentes equipos de investigación dentro del hospital. Como soy de la UPF a mí me toca el Hospital del Mar y tuve la oportunidad de conocer a través de unas asignaturas al doctor Bulbena, que es psiquiatra y el principal líder de esta línea de investigación. Mi estudio es una pequeña rama de uno suyo.

- ¿Es decir que usted se une al estudio del psiquiatra Antoni Bulbena y decide aplicar la idea en Balears?

- Digamos que mi parte es una continuación de un estudio más grande que él hizo en Girona, en el que midió cómo afectaban los vientos de tramuntana a sus habitantes. Los datos están aún por publicar, pero la tendencia afirmaba su hipótesis. Sin embargo, la línea de investigación de Bulbena estaba centrada en gente con hiperlaxitud (personas muy flexibles). Los hiperlaxos en general tienen tendencia a ser más sensibles a lo que ocurre en su entorno, tanto a cambios de temperatura, como al impacto emocional de perder a un familiar...

- ¿Y Bulbena llegó a la conclusión de que la hiperlaxitud y la sensibilidad guardaban relación?

- Bulbena hizo el modelo de lo que llamó el fenotipo conectivo, agrupó las características que tenían en común personas que sufren mucho y no solo van a la consulta porque tienen una elasticidad articular brutal sino también porque sufren problemas de ansiedad. Es un asunto que lleva estudiando desde 1988 para explicar la sensibilidad meteorológica del síndrome de Ehler Danlos. Una posible explicación es que quienes lo sufren generan ansiedad porque no saben cómo actuar ante tanta estimulación externa.

- ¿Y en qué consiste su estudio en concreto?

- Mi estudio explora la sensibilidad meteorológica de estas personas y la compara con la de otras que no son tan hiperlaxas. En mi encuesta pregunto sobre diversas cosas relacionadas con la ansiedad y síntomas de cómo se sienten los días nublados, soleados... La parte graciosa es que la meteorología en Balears es especial, pero se puede comparar con el estudio de Girona, donde el viento es muy distinto. Por ejemplo siempre he escuchado que los de Formentera son raros porque hace mucho viento...

- ¿Cuál es el plan para que salga adelante?

- Ahora estoy en la primera fase, que es hacer muchas encuestas hasta el mes de septiembre. Una vez demuestren que hay personas ´meteorosensibles´ (es una palabra que me acabo de inventar). El truco es coger a quince de ellas y por otra parte a otras quince que sean ´meteorosensibles´ y además hiperlaxas para que respondan breves preguntas diarias durante dos meses. Esa será la prueba de fuego.

- La semana que viene se desplaza a Mallorca para seguir con sus investigaciones. ¿Cómo trabajará para reunir los datos?

- Me moveré en especial por la zona del norte por su climatología particular e iré pasando encuestas. Aunque no me gusta pasar las encuestas en persona y prefiero utilizar un enlace por internet, que además para el que responde solamente supone cinco minutos.

- ¿No hay más de psicología que de medicina en todo esto?

„Si hubiera que clasificar este estudio iría dentro de la psicosomática, que es una rama muy especializada de la psiquiatría.

- ¿Cómo percibe el panorama de la salud pública en Balears un estudiante de Medicina?

- Mis opiniones pueden ser políticamente incorrectas. Pese a ser ibicenco, prefiero quedarme en Barcelona. Me da la sensación de que si volviera a vivir aquí no terminaría de desarrollar todo mi potencial. Tengo la intuición de que acabaría estancándome un poco. En caso de volver, intentaría hacer antes la especialización y que mi currículum ya fuera lo suficientemente potente como para llegar y poder poner las cosas un poco a mi gusto. Porque si empiezas desde abajo es más fácil que te pisen. De todas formas, simplemente es una sensación mía, muy subjetiva.

- ¿La Medicina era su vocación?

- Mi historia no es la típica porque soy un poco raro. En el colegio siempre me gustaron mucho las ciencias en general, sobre todo la biología. Tenía claro que quería ir por ahí pero cuando le pillé el truco a estudiar y empecé a sacar buenas notas me planteé estudiar Medicina como una estrategia. Pensé que me abriría puertas incluso si luego me arrepentía. Cinco años más tarde estoy encantadísimo con esta carrera, nunca quise ser médico pero se puede decir que al final la vocación ha salido.

- ¿En qué se quiere especializar?

- A mí me gusta la anatomía patológica, porque es una especialidad puramente científica. Consiste en recoger las biopsias y decir cuál es el diagnóstico confirmatorio, y lo bueno que tiene es que no tienes que tratar con pacientes sino con el microscopio. Aunque en mi trabajo de fin de grado estoy obligado a hablar con la gente, a mí no me gusta, lo paso un poco mal. Si el contacto con los pacientes no es lo tuyo, no puedes estar así toda la vida.

- ¿Medicina sin pacientes?

- Sí, pero con la anatomía patológica sabes mucho de medicina y de hecho lo ves en el tejido a través del microscopio para hacer el diagnóstico. Es un problema porque sufres tú y sufren tus pacientes. Todos tenemos empatía, pero se necesita resistencia. Si eres médico de familia, te obligan a dedicar sólo siete minutos a cada paciente, tienes que realizar el menor número de intervenciones para gastar lo mínimo. Eso pasa, es un problema real, y encima tienes que ser empático con el paciente, lo cual es bastante difícil. Es duro decirles que los entiendes durante todos los días de tu vida.

- ¿Ya se ha dado cuenta de eso sin haber terminado la carrera?

- A mí no es que no me guste la gente, mi problema es que lo paso mal cuando me cuentan sus historias o veo cómo están. Me pongo en su piel enseguida, tengo la sensación de que soy demasiado empático. Pero aunque lo paso muy mal, a la vez no encuentro las palabras. Resulto tan disfuncional como otro que no es empático.

- ¿Entonces para usted es complicado tratar con pacientes?

- Sí, lo perfecto es ser un médico que no lo pase mal en exceso, pero que sepa qué decirle al paciente. Es decir, alguien que pueda ver a quinientos enfermos sufriendo al día, pero que sea una máquina para atenderlos y además conseguir que estén contentos con él.