Las áreas marinas protegidas están salvando al mero. Este pez, emblemático del litoral de las islas, está considerado en peligro en Europa por la UICN, pero en Balears «presenta poblaciones densísimas gracias a las zonas protegidas donde se ha prohibido su principal azote, la pesca submarina». Así de rotunda es la conclusión a la que han llegado los expertos de la conselleria balear de Medio Ambiente que han participado en la redacción del Libro Rojo de los Peces de Balears, en el que se destaca la enorme incidencia que el conocido como ´Efecto reserva´ ha tenido en la diversidad íctica de las islas. El mero no se encuentra en esta Lista Roja, pero sí está incluido en la lista de ´Otras especies relevantes´, un anexo en el que se citan peces importantes para la biodiversidad y que, aunque no están amenazados, deben ser objeto de una vigilancia y atención especial.

El mero o anfós (Epinephelus marginatus) podría considerarse un símbolo, el paradigma del éxito de la delimitación de zonas protegidas y un caso perfecto para usar como ejemplo, porque es un animal muy conocido, tan apreciado en la gastronomía como buscado por los buceadores, y porque su modo de vida sedentario y su cercanía hacen que su recuperación sea verificable, incluso sin necesidad de recuentos, en las áreas protegidas de las islas.

En es Freus, la Reserva Marina con la que cuentan las Pitiüses desde 1999, y en el resto de las reservas de Balears se ha constatado un aumento de los ejemplares reproductores de mayor tamaño. En el ámbito marino protegido de es Vedrà, es Vedranell i es illots de Ponent la protección también ha dado sus frutos y favorecido un repunte de la especie en la última década; siendo un buen observador y conociendo sus costumbres, es relativamente sencillo ver meros en cada una de las inmersiones que puedan llevarse a cabo en aguas de los islotes.

La pesca submarina es la principal amenaza de la especie. Foto: Joan Costa

Sin bajar la guardia

La situación favorable de la especie, destacan todos los expertos, no significa que pueda bajarse la guardia; el control sobre las actividades ilegales en las reservas y áreas protegidas debe mejorar y también sería conveniente aumentar las zonas bajo protección, que se revelan como una herramienta imprescindible para la conservación de la diversidad de peces. Las amenazas sobre las poblaciones de mero siguen existiendo, y a las habituales de la pesca submarina en el litoral y el palangre de fondo en zonas más profundas, así como la contaminación y la destrucción de hábitats, se ha sumado en los últimos años una encefalopatía causada por un nodavirus y que ha provocado una importante mortalidad en poblaciones de algunas regiones mediterráneas, incluyendo Balears. Estudios llevados a cabo en Italia señalan a la acuicultura como otra de las amenazas para los peces marinos salvajes, al detectar que la propagación del virus ha podido extenderse por interacción entre peces de estas instalaciones y poblaciones salvajes.

Los meros representan una especie emblemática del litoral pitiuso porque, además de ser peces hermosos y alcanzar tamaños considerables con expectativas de vida de 50 años, son animales curiosos que, desde la seguridad que les ofrece su cueva, miran y vigilan, con sus grandes ojos, a quienes los observan, mientras agitan sus redondeadas aletas pectorales y ventrales para mantenerse casi inmóviles; pocos peces se muestran tan curiosos como el mero ante la presencia humana. Muy exquisitos en el tema de la vivienda, suelen elegir cuevas con al menos dos entradas, con varias cámaras y con luz indirecta. El mero es el más representativo de los peces serránidos, que puede identificarse también por las manchas amarillas que, sobre su cuerpo pardo, presentan los individuos más jóvenes. Al crecer, las manchas se difuminan.

Como curiosidad, el Epinephelus marginatus es un animal hermafrodita secuencial proterogínico, lo que significa que una parte de las hembras se transforma en macho en un determinado momento de su maduración y según la proporción de sexos existente en la población, es decir, según las necesidades de la comunidad. El hermafroditismo, en cualquiera de sus formas, no es excepcional en la fauna marina; también son hermafroditas los sargos, doradas, doncellas y mojarras, por ejemplo.

En aguas pitiusas pueden observarse con cierta frecuencia otras especies de Epinephelus, el mero dentón (E. caninus), calificado como ´vulnerable´, y el falso abadejo (E. costae), incluida junto al anfós en la lista de especies relevantes pero no amenazadas. Además, hay que citar la presencia de la especie Mycteroperca rubra, serránido muy similar a los meros y conocido en casi toda España con el nombre de gitano o anfós bord, una especie clasificada como ´casi amenazada´ que «como el mero común, se ha visto muy favorecida por las reservas marinas, donde se hace abundante pero sin alcanzar nunca las densidades a las que llega E. marginatus». La pesca submarina es la principal amenaza de todas estas especies.