El director general de transportes, Jaume Mateu, cree, como sostenía el exconseller Joan Boned, que el trambús puede ser la solución para las líneas de mayor demanda en la isla. Mateu matiza que se sigue a la espera de que esta impresión se confirme «en los estudios que se están elaborando». De hecho, está «bastante convencido» de que ese será también el sentido de los informes.

El director general de Transportes defiende un sistema de bus de alta capacidad, al menos para el corredor «más potente»: la línea que enlaza el aeropuerto con Vila, seguido en segundo lugar por el itinerario entre Sant Antoni y la capital oficiosa de la isla, aunque señala que sería necesario «afinar mucho más el recorrido» para asegurar que se atiende la demanda que justificaría su implantación.

Se están acometiendo «los estudios preliminares» para examinar esta opción, pero a Mateu le parece que esta sería «una buena opción, al menos para momentos puntuales del año». El director general de Transportes considera que la solución a la congestión actual «no pasaría por una infraestructura ferroviaria, pero sí por algún tipo de vehículo de alta capacidad», con la reserva de un carril de seguridad solo para este tipo de convoyes.

«A lo largo de este año» Mateu se plantea avanzar en esos estudios, que se tendrán en cuenta en el plan director de Movilidad de Balears. También está previsto realizar encuestas sobre uso de los distintos medios de transporte en la isla «a finales de verano», para poder decidir «al menos si vale la pena», si se detecta una demanda potencial para hacerlo viable.

Mateu considera que «la estacionalidad» puede ser otro gran problema para la viabilidad de una inversión como la que necesita este sistema, aunque el tranbús es mucho más barato que un tranvía, por ejemplo, porque no requiere la instalación de raíles. Eso sí, se necesita el cableado del trayecto mediante fibra óptica.

La mayor complicación que prevé Mateu para implantar el trambús estribaría después en encontrar un itinerario y establecer las posibles paradas, en la atestada trama entre la ciudad y el aeropuerto, aunque Mateu observa que disponer de los terrenos de la autovía a es Codolar proporciona unas alternativas que no se tendrían si hubiera que afrontar «una infraestructura nueva». También indica que el posible trayecto se diseñaría «contando con el Consell».

De hecho, la máxima institución «tiene muchas ganas» de poder contar con el trambús, ya que esta podría ser una buena respuesta para dar mayor capacidad a la «escasez de oferta de transporte» en la isla, según le han trasladado a Mateu.

Lo que no se puede obviar son las ventajas que aporta la mayor capacidad de este sistema, indica el director general, y la relativamente poca intervención que se requiere para implantarlo. Por ello se va introduciendo paulatinamente en más ciudades.

Y es que si un autobús convencional de transporte urbano puede costar unos 240.000 euros de media (con una capacidad hasta para 100 personas), cada convoy del tranbús, con capacidad para más de 160 viajeros, superará los 830.000 euros de coste, según datos de diversos portales de Internet especializados en el transporte colectivo.

Menos contaminante

Este sistema es menos contaminante, gracias a los motores eléctricos que emplea. Estos se recargan gracias a la fibra óptica, que también sirve de guía para el vehículo, aunque también está dotado de conductor. Existen también los autocares articulados, con capacidad para alrededor de 140 personas, cuyo coste por unidad puede superar los 300.000 euros, pero la apuesta es por este nuevo sistema, más moderno y sostenible, cuya agilidad se favorece porque utiliza un carril exclusivo frente a los autocares convencionales, que utilizan las mismas vías que el resto del tráfico.

En ciudades de toda Francia, Austria y capitales de América Latina la revolución del transporte público está llegando de la mano del denominado trambús, vehículos articulados similares a un tranvía pero sin raíles y guiados mediante fibra óptica. El coste es mucho menor que una red ferroviaria, pero las paradas serían «similares a las del metro», con andenes elevados para acceder a los vagones sin escalones.