Treinta y dos asociaciones e instituciones pitiusas han creado un frente común para luchar contra la escasez de agua, derivada tanto de la sequía como del uso masivo (y a veces abusivo) de ese recurso. Tras varias reuniones preliminares, ayer por la mañana comenzó su andadura bajo el nombre de Alianza por la gestión sostenible del agua, coincidiendo con el día mundial de este bien escaso. Como en el caso de Mar Blava, modelo en el que se inspiran, ha sido impulsada por la Fundación para la Conservación de Ibiza y Formentera y tiene un objetivo similar: sentar en la misma mesa a todos los actores involucrados en el problema para hallar soluciones, que pasarán, seguramente, por la «autorregulación», según adelantó Sandra Benbeniste, presidenta de esa fundación.

La Alianza tiene como objetivos específicos la promoción de buenas prácticas en la gestión del agua, recopilar datos para saber cuál es la situación actual de las masas de agua y acuíferos pitiusos para así establecer una estrategia, apoyar las campañas de sensibilización (destinadas tanto a turistas como a residentes) y ofrecer asesoramiento legal a administraciones y colectivos, detalló Lidia Serrano, coordinadora de la nueva entidad y doctora en Derecho cuya tesis se basó en el ´Agua dulce y el derecho internacional´.

La estrategia a corto plazo es «pedir más transparencia e información» a las instituciones responsables sobre la situación de la desaladora de Santa Eulària (construida pero inactiva) y las obras de interconexión, de las que hasta el momento las instituciones han aportado «informaciones confusas, no claras». Asimismo, consideran que «es imprescindible» que la interconexión se ponga en marcha «este verano». Además, organizarán dos grupos de trabajo, uno para iniciar las campañas de sensibilización y otro que, como observatorio, recopilará información y hará un seguimiento de la gestión de las masas de agua de Ibiza y de Formentera, muchas de ellas salinizadas y afectadas por la intrusión marina. Están preocupados por el estado de las redes de saneamiento, algunas de las cuales pierden por el camino tres de cada cuatro gotas que canalizan.

Enemigo interior

A diferencia de Mar Blava, donde todas las partes que integraban la alianza tenían un enemigo común exterior (en su caso, las petrolíferas), el de este nuevo foro está en casa: «Ahora todos tendremos que ceder», señaló al respecto María Ángeles Marí, gerente de la Pimeef: «Cada sector tiene sus particularidades. Hemos considerado necesario crear este ente común para ir más allá de las problemáticas particulares». A su juicio, «no es que hasta el momento haya habido una mala gestión del agua en Ibiza, es que no ha habido gestión».

Sus integrantes son conscientes de que «será difícil llegar a acuerdos consensuados», según Alicia Morales, técnica de la Cooperativa Agraria de Sant Antoni: «Pero esta plataforma es ideal para trabajar conjuntamente, como sociedad. El problema es social, no solo de un sector», dijo. Pero para actuar conjuntamente, lo primero que harán es «analizar la situación», evaluar los datos disponibles para, luego, proponer medidas de manera consensuada. Celebrarán su próxima asamblea en mayo, pero mientras se reunirán los grupos de trabajo.

Hay algunos temas sobre los que aún deben ponerse de acuerdo, pero otros ya los tienen meridianamente claros: el agua desalada debe ser para abastecer los núcleos urbanos y las aguas subterráneas para los usos agrícolas y las casas diseminadas, algo que solo será posible cuando funcione la desaladora de Santa Eulària y todas esas infraestructuras estén conectadas. También apuestan por destinar las aguas depuradas para el riego, un tema que se reivindica cíclicamente y sin resultados desde hace lustros.