­El Consell de Ibiza se muestra partidario de eliminar las cabras de es Vedrà para evitar que «los daños» que los animales están causando en la flora endémica del islote acaben por ser «permanentes», advirtió ayer el conseller insular de Medio Ambiente, Miquel Vericad. «Hay informes de agentes de Medio Ambiente que han comprobado en el lugar los daños severos en la vegetación endémica de es Vedrà por culpa del sobrepastoreo», explicó el conseller, que felicitó al Govern «por su decisión a la hora de abordar este problema». De hecho, añadió Vericad, tan solo en la parte más alta del islote queda vegetación no afectada por el efecto de las chivas.

El Govern balear remitió la semana pasada una carta a los propietarios del islote, que son cerca de una decena, en la que les pregunta si son ellos también los dueños de las cabras, y les advierte de que, en ese caso, estarían cometiendo un delito contra el medio ambiente, ya que es Vedrà cuenta con la máxima protección ambiental. Acerca de este punto el conseller ibicenco señaló «se incumplen leyes medioambientales a las que incluso estamos obligados por la Unión Europea».

Por su parte, los propietarios aseguran que las cabras no son suyas. «No hay ningún propietario [de es Vedrà] que haya llevado allí las cabras, que pueden ser de cualquiera, pero el Govern ha decidido amenazarnos a nosotros», declaró el viernes pasado uno de los ellos.

Este asunto mantiene enfrentados desde los años 90 a los partidarios de proteger los endemismos de la flora de es Vedrà y quienes consideran que la presencia de las chivas en el islote es «una tradición que se debe respetar», tal y como declaró el exconseller del PP Joan Marí Tur, Botja, cuando, por primera vez, el Govern balear comenzó a buscar la manera de eliminar las cabras del islote, en el año 2002.

La tradición como excusa

Acerca de esta postura, Vericad opinó ayer: «La tradición no puede ser una excusa para malbaratar nuestro patrimonio natural», pero además advirtió de que la presencia de estos animales en el islote también supone una vulneración de la normativa ganadera, porque son animales domésticos sin identificar y sin control veterinario. De hecho, apuntó el conseller, se han registrado importantes episodios periódicos de mortandad.

«Las cabras a veces mueren de hambre o de sed, lo que genera oscilaciones severas en la población», dijo Vericad. En estos momentos se calcula que unas 40 o 60 chivas pululan por los riscos de es Vedrà.

Vericad insistió en el daño que las cabras están causando en los endemismos de es Vedrà, entre los que se encuentran plantas como Biscutella ebusitana, Teucrium cossonii (subespecie Punicum), Stachys brachyclada o Silene ifacensis. Esta última solo se encuentra en el Peñón de Ifach, en la provincia de Alicante, y algunos acantilados pitiusos.

También están amenazadas por las cabras plantas como Gellium friedricii, Santolina chamaercocyparissus, en su subespecie Magonica y variedad Vedranensis, Asperula paui y Saxífraga corsica en su variedad Cossioniana.

Actualmente el Govern balear está esperando la respuesta a su carta remitida a los propietarios del islote. Si estos dicen que las cabras no son suyas, apuntó el Govern, Medio Ambiente intentará dar con los dueños. Todo hace pensar que, en última instancia, nadie se hará responsable de estos animales, en cuyo caso «el Govern podrá actuar de forma subsidiaria».

Es decir, en ese caso Medio Ambiente se encargaría de buscar una manera de llevarse las cabras de esta zona protegida con la esperanza de que la flora del lugar acabe recuperándose.