El Govern balear ha comenzado los trámites para eliminar las cabras de es Vedrà debido al daño ecológico en la flora endémica del islote, que es zona protegida, confirmó ayer la conselleria balear de Medio Ambiente. Los propietarios del islote han recibido una carta del Govern en la que se les pregunta si las cabras que pululan por estos riscos son suyas. Se trata del primer paso para trazar un plan cuyo objetivo es llevarse a estos animales de la zona protegida.

En el caso de que los dueños del islote informen de que las chivas son suyas estarían confirmando la comisión de un delito contra el medio ambiente, advirtió el Govern balear, lo que podría acarrearles importantes sanciones.

Si, por el contrario, responden que las cabras no son suyas, el Govern buscará a los dueños, anunció la conselleria balear de Medio Ambiente. Y si, finalmente, tal y como todo hace presagiar que ocurrirá, nadie reconoce ser el dueño de estos animales, «el Govern podrá actuar de forma subsidiaria». Es decir, en ese caso Medio Ambiente se haría responsable de la retirada de las cabras.

Por el momento se trata solo de «un requerimiento de información», apuntó el Govern, que aseguró que en la carta remitida a los propietarios del islote no se les advierte de la posible imposición de multas. Uno de los propietarios de es Vedrà aseguró ayer que las cabras no pertenecen a ninguno de los dueños del emblemático islote: «No hay ningún propietario [de es Vedrà] que haya llevado allí las cabras, que pueden ser de cualquiera, pero el Govern ha decidido amenazarnos a nosotros». «Para eso están los recursos, y por nuestra parte ya lo hemos remitido», añadió. El Govern balear insistió ayer en que en la carta no amenaza con ningún tipo de sanción.

La retirada de las chivas de esta zona protegida es una asignatura pendiente para el Govern balear, que siempre que ha contado con mayoría ´progresista´ lo ha intentado, hasta ahora sin éxito alguno. Existe una larga tradición de enfrentamientos por esta cuestión entre el PSOE y sus socios de gobierno, por un lado, y el PP y los dueños del islote por el otro.

En el año 1998, el Govern, entonces en manos del PP, admitió el daño ecológico que causan estos animales en la flora del islote y anunció «actuaciones para paliar los daños» que, finalmente, nunca se llevaron a cabo.

En septiembre de 2002, con el socialista Francesc Antich al frente del Ejecutivo balear, Medio Ambiente intentó que los propietarios del islote se encargaran de retirar las cabras, pero no lo consiguió. También en ese momento la conselleria balear de Medio Ambiente anunció que si los dueños de es Vedrà no se llevaban los animales, lo haría el propio Govern, que dio un plazo de tres meses que finalizó en enero de 2003, pero las cabras continuaron allí.

Respetar «la tradición»

La intención del Govern generó malestar en el PP ibicenco, que llegó a decir que el Govern del pacte pretendía «acabar con una tradición centenaria» y criticó «la falta de respeto hacia los propietarios del islote».

En mayo de 2012, con Jose Ramón Bauzá como presidente del Govern balear, Medio Ambiente anunció que reduciría «mucho» la población de cabras de es Vedrà para minimizar los daños en la flora, pero la entonces directora general de Medio Natural, Neus Lliteras, dijo que había que preservar «la tradición».