«Se puede bailar si queréis», dice uno de los integrantes del dúo Broncas Viejas. No es necesaria ni una sola palabra más. Los hasta entonces modositos y educados jóvenes de Apneef (la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera) empiezan a ocupar la sala de baile del hotel Es Pla (en Sant Antoni) para, con música flamenco-rock de fondo, montar un sarao que ni en los mejores tablaos de Sevilla. Olé. Ya quisieran muchos artistas tener un público así, tan bailón y desinhibido, tan entregado y con tanto desparpajo y ganas de pasarlo bien. Todos, sin excepción, se convirtieron ayer a mediodía en el alma del fiestorro que en un momento armaron a la entrada del alojamiento hotelero, un espacio que habitualmente es un remanso de paz.

La treintena de chavales, de 14 años en adelante, han pasado el fin de semana (desde el pasado viernes hasta hoy) alojados en ese establecimiento de la cadena Invisa, que les ha ofrecido la estancia gratuitamente y con pensión completa. Allí han participado en una nueva edición del programa ´Ocio y respiro´, organizado por Apneef para que esos jóvenes pasen tres jornadas entretenidos y, de paso, para que sus padres y hermanos disfruten durante tres días de una libertad de la que habitualmente carecen por estar centrados en unos hijos que necesitan una atención especial, en ocasiones durante cada una de las 24 horas del día.

Desde el viernes, acompañados en todo momento por una veintena de monitores voluntarios, no han parado. Tras llegar al hotel a las cinco de la tarde, iniciaron un juego de presentación para que se conocieran entre ellos (dos llegaron desde Formentera) y para que tomaran contacto con las dependencias del alojamiento. Es Pla les cedió una sala para que pudieran realizar varias actividades, como la creación de coloridos cuadros de arena o un mural colectivo. La noche del viernes fue muy especial para ellos, que son unos bailones, pues acudieron a la minidisco.

María José Rivero, responsable de ocio y tiempo libre de Apneef, subrayó las facilidades dadas por la cadena Invisa: «Sin este hotel no sería posible organizar todo este proyecto. Hay niños en sillas de ruedas que no los puedes llevar a cualquier sitio, por ejemplo a un campamento. Tampoco puedes ir a un camping con algunos que son epilépticos o que necesitan ciertos tratamientos médicos», explicó. «Y además nos lo ceden todo gratis. Si tuviéramos que pagar la estancia de los niños y de los 20 monitores, sería imposible», añade Rivero.

Planificación máxima

Cada actividad está planificada al milímetro para evitar problemas. Por ejemplo, como entre ellos hay jóvenes autistas con tendencias escapistas, decidieron acudir esta mañana a la feria medieval de Sant Antoni, en vez de durante la noche de ayer, según señaló Rivero. Cada año organizan cuatro actividades de este tipo, dos para los mayores y dos para los más pequeños, a principios y a finales de la temporada turística, de manera que ya tienen sobrada experiencia. Rivero afirma que estos días de asueto y diversión «se notan luego, durante la terapia» y en la convivencia, ya que «se crean muchos vínculos entre los niños».

«Son un amor», comenta la monitora mientras observa el bailoteo flamenco de Neus, que no para y que al parecer quiere ser artista, tanto de cine como de teatro. Varios chavales sacan a bailar a los pacientes monitores, mientras otros fotografían o graban ese momento mágico creado al son de la música interpretada por Broncas Viejas. «Piensas que vienes a ayudarles, pero al final son ellos los que más aportan», advierte María José Rivero.