El chaparrón del pasado miércoles al mediodía sorprendió al marido de Any Perthuis, Antonio, a su hijo y a sus nietos en su casa en la zona de Jesús, en la calle Orinoco, cerca del campo de fútbol, cuando una riada empezó a bajar la ladera e invadió, literalmente, su casa. «Menos mal que estaban ellos y que pudieron hacer algo para que la situación no fuera a peor», comenta Perthuis.

Al ver la cantidad de agua que caía, decidieron abrir la puerta de la casa, para que el agua circulase hasta un terreno vecino y así evitar los máximos destrozos posibles. «Nuestro vecino que no estaba, no pudo abrir su puerta y ha tenido bastantes daños», recuerda Perthuis. El agua arrastró todo lo que encontró a su paso, hamacas, bombonas de butano... que luego una vez cesó la tromba los propietarios tuvieron que ir recuperando por los terrenos colindantes. «Todos los vecinos íbamos recogiendo lo que era de cada uno», explica.

Era tal la fuerza con la que bajaba el agua, que provocó que uno de los tradicionales muros de piedra del cercado de la vivienda se derrumbase. «Un tsunami entró cuando se cayó el muro», apunta esta residente en Jesús que admite que nunca había visto llover de esa manera. Any comenta que en el momento del aguacero, la adrenalina les impidió llegar a pasar miedo ya que lo que tenían que hacer era «pasar a la acción», aunque empezaron a preocuparse cuando vieron la posibilidad de que su zódiac se fuera con la corriente. Eso sí, según cuenta, una de sus nietas sí que se asustó al ver cómo el agua se llevaba tantas cosas. Una vez paró la lluvia, comenzaron a preocuparse de que una cosa así vuelva a pasar y que además sigan sin el muro para protegerse un poco. Ahora esta familia está tratando de volver a la normalidad. «Ya tenemos la casa y podemos vivir en ella. Aunque ahora nos tenemos que poner a probar a ver qué aparatos funcionan y cuáles no», declara Any que también explica que todo el motor de la piscina quedó sumergido en el barro.

Aún así, por ahora no pueden arreglar el muro, ya que el Ayuntamiento les ha pedido que hagan «lo mínimo», para que cuando vaya el perito pueda evaluar los daños.

Por su parte, el grupo socialista del Ayuntamiento de Santa Eulària criticó ayer, a través de un comunicado, que el Consistorio no haya ayudado a los afectados por la tromba del pasado miércoles y que tampoco haya activado un plan de emergencia, para llevar a cabo las tareas de limpieza de las zonas afectadas, que todavía muestran los estragos del aguacero.