Nunca la calle de Sant Jaume de Santa Eulària olió tan bien como ayer. Desde el cruce con s´Alamera y hasta la calle de Isidor Macabich se entremezclaban en el aire los aromas de la cocina de medio mundo, desde el de las costillas a la barbacoa hasta el del cerdo estofado con garbanzos y chili. A la una de la tarde, con el estómago listo para una nueva digestión y embriagado por los sabores que se adivinaban en el ambiente, era difícil sustraerse a comprar un tique de 15 euros por ocho consumiciones en alguno de los veinte bares y restaurantes que ayer salieron a la calle para darse a conocer en la jornada gastronómica ´Cuina en flor´.

Con la circulación de automóviles prohibida en la arteria principal de la Villa del Río, los peatones, tenedor y cuchara en mano (de plástico), se apoderaron de la calle Sant Jaume y la recorrieron de punta a punta para escoger plato. Por ejemplo, los jamones de pollo con miel o los sandwiches de pulpo con patatas que ofrecía el Rincón de Pepe, cocinados ambos por Cristina Serra, que ha tomado el relevo de su padre, Pepe, de 64 años.

Misión imposible no salivar ante el cochinillo de lechal con compota de manzana o el hojaldre relleno de tartar de salmón preparado por el cocinero Javier Núñez, de El Naranjo, que elaboró para la ocasión una tartaleta de pasta quebrada con limón y merengue francés de las de chuparse los dedos. Núñez, de 46 años (25 de ellos tras los fogones), es la segunda vez que participa en estas jornadas, que comenzaron en 2013 y que en 2014 no se celebraron. Cree que es una oportunidad única de promocionar la cocina de Santa Eulària, especialmente para «recuperar a los clientes de Vila, que desde hace unos años se decantan por Sant Antoni».

«Sacar la gastronomía a la calle»

«Es una manera de sacar nuestra oferta gastronómica a la calle y una forma sensacional de empezar el mes de mayo», comentó, visiblemente contento por la respuesta de la gente, Vicent Marí, alcalde de Santa Eulària, que recorría la calle acompañado de su edil de Cultura, Anna Costa, y de Miquel Jerez.

La oferta del pueblo es, tal como se pudo comprobar ayer en ´Cuina en flor´, de lo más variado. Víctor y Asher, de Kokoro, prepararon yakitori (pollo asado en salsa teriyaki) y tempura de gambas con mayonesa picante, además de fideos al Wok. Desecharon la idea de llevar sushi debido al calor, de lo que se benefició el público, que pudo disfrutar con el aroma genuinamente japonés que emanaba de sus planchas. Cerca, en el puesto de La Fontana, el chef Pau Fidalgo ideó para la jornada un bocata de redondo de ternera, rúcula y mostaza al que tituló Woody Allen. Se colaba en su tenderete el olor del sabroso estofado de cerdo con garbanzos y chili y el frito de sepia que preparaban en Samovar.

Platos de medio mundo, desde los arancini del Q Bar a los calçots que elaboró la joven Anna Diaco, italiana de Calabria que ha heredado de su padre la pasión por la cocina, si bien su lasaña «contiene toques de mami, como el huevo duro y el jamón», según confesó. Su tiramisú y la tarta de queso tenían una pinta...

Al lado estaban Silvia y Alan, de La Crepería, que sirvieron cocina bretona, como unos rollitos de sarraceno con salmón y aguacate, y Nicoletta, que recomendaba sus sardinas beccafico, típicamente sicilianas y elaboradas para un día tan especial como el de ayer. Marta y Virginia sirvieron sus «platos estrella»: humus ecológico, ensalada de quinoa real con pepino y zanahoria y hamburguesas vegetarianas. Siguen la filosofía del kilómetro cero: la materia prima, cuanto más cerca, mejor.