El hospital Can Misses terminó ayer el proceso de eliminación de las cajas con datos de pacientes que se habían acumulado en una zona del edificio viejo, un hecho que había sido denunciado por miembros del personal porque el lugar carecía de protección y en los documentos había nombres de usuarios de la sanidad pública con direcciones, teléfonos y números de historia.

Un portavoz del Área de Salud confirmó ayer que el hospital había sido «sensible» a esta denuncia y que había decidido «agilizar» la destrucción de documentos. Un trabajo que concluyó al final de la mañana.

El portavoz reconoció que no era una «situación ideal» que los documentos estuvieran en un pasillo y no bajo llave, aunque señaló que al tratarse de una zona exclusiva para personal, en principio no tenía por qué pasar nadie por allí que pudiera quedarse con los documentos. Además, estaban justo junto a la máquina destructora de papel.