El Ayuntamiento de Santa Eulària ha abierto un expediente sancionador por una fiesta privada, organizada el domingo en el polvorín de Santa Gertrudis, en la que se dieron cita «cientos de personas» y que provocó tal tránsito de vehículos que se «bloqueó» el camino de acceso a la instalación y causó muchas molestias a los vecinos, quienes llamaron a la Policía Local para quejarse.

Esta vieja estructura militar fue adquirida por el Consell en 2009 por 2,5 millones y vendida a principios de este año por 2,9 millones. Tiene una superficie de 65.237 metros cuadrados y una planta subterránea con galerías que se usaron para almacenar armamento. En superficie, la finca consta de una vivienda de 452 metros cuadrados.

«La aglomeración de coches era de tal magnitud que todo estaba colapsado», explicaron a este periódico fuentes de la asociación de vecinos, que agregaron que estos estaban «indignados» porque los vehículos invadían sus propiedades y apisonaban la tierra. Si bien quejas por ruido de la música no hubo, debido al aislamiento del polvorín, una vecina comentó que no habían podido dormir en toda la noche porque los coches «pitaban sin parar» y el barullo causado hizo, además, que los perros de la zona no dejaran de ladrar. «Fue horroroso», sostuvo esta mujer, que tiene un negocio en Santa Gertrudis.

Celebrar un cumpleaños

Desde la asociación de vecinos relataron que una persona visitó a una vecina y le dijo que «representaba al dueño el polvorín». Le explicó que iban a celebrar el cumpleaños de este y que harían «una pequeña fiesta», pero que «no habría ningún ruido, que no se preocuparan que harían el máximo esfuerzo para no molestar», y que incluso le facilitó un número de teléfono para que ante «cualquier queja, cualquier problema, cualquier cosa, la llamaran a ella».

Sin embargo, fuentes del colectivo creen que lo que había previsto hacer, y finalmente se realizó, fue una fiesta ilegal. «Ayer [el domingo] nos pusieron sobre el aviso de que esto era una fiesta que iba a ser muy gorda. Que se estaba haciendo una convocatoria secreta, sin publicar nunca el lugar donde se iba a hacer, y que se vendía entrada. Que se daba una contraseña para que fuera una red controlable», relataron. Agregaron que habían oído que la celebración podía comenzar sobre las 14 horas, si bien no hay confirmación al respecto.

Según la información recogida por este diario, la celebración era temática y al llegar, los invitados eran vestidos con máscaras, y también maquillados. Para llegar hasta la fiesta se usaron coches particulares pero también furgonetas o autobuses pequeños, pues al parecer se organizó el traslado desde «un parking ilegal», indicaron desde la asociación de vecinos, que apuntaron que se montó en un terreno tras el hipódromo de Sant Rafel.

Tráfico intenso

Pese a esto, el trasiego de vehículos fue enorme. «Hubo un tráfico intenso de furgonetas y microbuses», dijo un portavoz del Consistorio de Santa Eulària, que señaló que la Policía Local recibió «bastantes llamadas» de vecinos. Otras fuentes apuntaron a varios cientos de vehículos aparcados por allí.

Sobre las 20 horas, la primera patrulla policial llegó a la zona y constató la situación. El camino vecinal, en el que no caben dos vehículos, estaba colapsado, de modo que decidieron permanecer en el lugar para controlar los accesos, y estuvieron durante toda la noche, hasta primera hora de la mañana.

Vecinos apuntaron que la presencia de agentes «vigilando pero sin impedir el acceso de la gente ni impidiendo que la fiesta se celebrara» pudo transmitir la imagen de que todo estaba bien, en vez de «concienciar de que es ilegal».

A su vez, el portavoz del Ayuntamiento dijo que la celebración no podía detenerse ni desalojar el lugar «en base a suposiciones». Además, explicó que los agentes se entrevistaron con personas que se identificaron como parte de la organización de la fiesta. Agregó que, en principio, les explicaron que era una fiesta privada y que no se vendía entrada alguna. «No se han encontrado evidencias en contra» por el momento, subrayó el portavoz municipal, quien añadió que aunque no contabilizaron a los asistentes, había «cientos de personas».

Ante esta situación, el Consistorio ha abierto un expediente sancionador contra la organización por la falta de seguridad en los accesos, debido al colapso del camino por parte de los vehículos, señaló el citado portavoz, quien indicó que si se observan durante la investigación algún otro incumplimiento al reglamento, se incorporará. «Se va a ver y evaluar la posibilidad de ponerle alguna sanción económica y también, si procede, alguna otra medida tipo precinto del recinto para que no se vuelvan a producir estas situaciones». Agregó que la intención del Ayuntamiento es «cortar de raíz cualquier posibilidad de que [lo ocurrido] pueda ser algo constante».

Por su parte, el vicepresidente primero y portavoz del Consell, Mariano Juan, puntualizó ayer que «la responsabilidad de todas las actividades que se llevan a cabo en ese lugar es de su actual propietario, que debe cumplir con la legislación vigente y, en caso de requerir autorizaciones, las debe pedir al Ayuntamiento de Santa Eulària y reclamar el interés general en caso necesario». Juan lamenta «la confusión que quiere generar el PSOE-Pacte, mezclando temas e intentando desprestigiar unas decisiones que tienen un apoyo mayoritario».