-‘Ocho apellidos vascos’ ¿es la prueba que el cine español puede generar taquillazos?

-No es que no haya buen cine español. Va a sonar un poco duro lo que voy a decir, pero creo que no hay una educación para amar al cine español. Es importante que en este país mimemos un poco más lo que tenemos. La cultura siempre ha estado muy maltratada. El cine español tendría más espectadores si se tratase más desde la raíz. La industria está maltratada. En Francia funciona bien porque su cine forma parte de la educación desde muy pequeños. ¡Y la subida del IVA es abrumadora! Los precios especiales que se están poniendo a las entradas determinados días están provocando colas. Eso demuestra que la gente no es que no quiera ir al cine, es que las familias no se pueden gastar tanto en ir al cine. La subida del IVA es una de las cosas contra las que estamos luchando.

-¿Cree que hay un desconocimiento sobre lo que es el cine español y lo que ha sido? ¿Se conoce hoy lo suficiente a Juan Antonio Bardem, Buñuel, Berlanga?

-Por eso digo que es una cuestión de educación. En las escuelas e institutos debería haber proyecciones de cine y más espacios para la música... estudiar quiénes somos, qué hacemos, para que cuando salgan de este colegio o de ese instituto conozcan y se interesen por lo que se hace.

-¿Lo que más y lo que menos le gusta del mundillo?

-Una de las partes ‘feas’ de mi profesión es el que te conozca todo el mundo. Tengo amigos actores muy famosos y, estando con ellos, veo que la gente se atreve a hacer algunas cosas, incluso violentas.... La falta de intimidad que supone ser famoso es lo peor de la profesión. Lo mejor, lo que más me gusta es encarnar a otros personajes... y viajar. En ‘2 francos, 40 pesetas’ nos hemos ido a Suiza y con la obra de teatro nos vamos a ir a Alemania y ya hemos estado en Andalucía y por media Península. Viajar trabajando para mí es uno de los mayores placeres.